“Podés ser un artista como empleado público, cantante o dibujante”
Por amor al arte
Un ida y vuelta con Melanie Cobham, que con sus 20 años se está forjando un camino en el mundo de la ilustración y el diseño
Los dibujos de Melanie Cobham llaman la atención. Mirarlos habla de un ser humano no solo con una fuerte inclinación por el arte, sino con una sensibilidad especial. Sensibilidad que la lleva a lograr dibujos introspectivos: “Soy fanática del arte conceptual y del surrealismo”.
Melanie tiene solo 20 años. Digo solo, porque su madurez intelectual y emocional no condice con su edad. Charlar con ella fue un placer, de a momentos sentía que estaba frente a una persona de mayor edad, y no con una chica que recién estaba pisando la veintena. Su gusto literario es de alto vuelo: Julio Cortázar, Milan Kundera, entre otros grandes: “La Insoportable Levedad del Ser lo leí de chica y claro, había cosas que no me cerraban. Este verano lo volví a leer y fue otra cosa”, comenta Melanie.
Hasta los 12 años vivió en el campo. Su adolescencia la pasó en Montevideo: “Me costó el cambio, pero en ese momento no me di cuenta. Recién de grande pude verlo. Cuando puedo, vuelvo al campo.” Vive con su mamá y su hermano Lucas (18). Su papá, que trabaja en el campo, viene los fines de semanas.
Actualmente se encuentra cursando segundo año de la carrera Diseño Industrial en la Universidad ORT y hace dos años que está de novia.
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“Muchas veces me piden que defina el arte, y no sé si algún día lo voy a poder hacer, porque para eso hay que estudiar y conocer muchísimo”
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Dolores: ¿Cuándo empezó tu gusto por el dibujo?
Melanie Cobham: Mis abuelos me acercaron mucho a todo lo artístico, todavía conservo un libro de arte que me regalaron ellos. También me hablaban de diferentes artistas. De chica me encantaba dibujar, siempre que me iba de viaje me llevaba todos mis colores. Tengo muchas fotos de chica en donde aparezco pintando. Cuando me preguntaban: “¿Qué vas a ser cuando seas grande?”, decía que quería ser pintora y vender artesanías en la feria artesanal de Punta del Este. Me encantan las artesanías. Era difícil imaginarse viviendo de la pintura en el Interior, después se me fue yendo la idea.
D: Finalmente te decidiste por Diseño Industrial…
MC: Sí, por suerte, porque me encanta. Soy medio nerd y me encanta estudiar (risas). Es una carrera que se adapta a lo que uno quiera, por ejemplo, a la Medicina, lo automotriz, etcétera. Uno tiene que buscar lo que le gustaría hacer de verdad. A mi me encantaría hacer maquetas para el cine del estilo Hogwarts (la escuela de Harry Potter), que no existe si no es con una maqueta. Otra cosa que me gustaría es trabajar con la savia de los árboles que se desperdicia o con la cáscara de las naranjas, reciclarlos y hacer artículos para usar. Tal vez el haber vivido en el campo me hizo ser más ecológica.
D: ¿ El campo repercutió en tu inclinación artística?
MC: El campo me permitió desarrollar el arte. Amo el campo. Me encanta la lluvia y su ruido, pero más que nada en el campo. Salir a buscar la tormenta a caballo…Con mi hermano estábamos siempre jugando afuera, jamás dentro de casa. Le hacía ropa a las barbies y había un día a la semana que cosía los muñecos que estaban rotos.
D: ¿Sos autodidacta o tomaste clases de dibujo?
MC: Solo en el IB (International Baccalaureate) del colegio tomé clases de dibujo, pero jamás fui a un taller. La ilustración es algo permanente en mi vida. Siempre ilustré y lo voy a seguir haciendo.
D: ¿Trabajás?
MC: Trabajé un tiempo como ayudante de la profesora del IB Art en el British (4to., 5to. y 6to. de liceo), y ahora por un tema de tiempos no pude ir más, pero me mandan chicos de ahí para que los ayude a escribir, que les de una mano con Art o con dibujo técnico del Bachillerato Nacional. Voy pegando sus dibujos en una pared, en orden cronológico, para ver cómo evolucionan. Hace dos años que estoy preparando a una chica para entrar a Parsons, una universidad de arte que tiene sede en Nueva York y París. Ella quiere estudiar diseño de moda y por suerte fue aceptada. Siento que ella es mi polla (risas), con la que he estado más tiempo.
D: ¿Ilustrarías libros?
MC: Sí, me encantaría. Hay gente que dice que no es arte, porque es reproducible y deja de ser único; yo todavía no formulé mi opinión. Cuando ilustrás a pedido tenés libertades, pero por otro lado estás encasillada. En una ilustración pongo de mi en la medida que es mi estilo de dibujar.
D: ¿Tenés algún artista como referente?
MC: Me gusta mucho Egon Schiele, que es un hombre que dibujaba retratos y autorretratos pero de una forma diferente a la que estamos acostumbrados a ver.
D: ¿Te parece que la palabra “arte” se está usando con demasiada liviandad?
MC: Hay palabras que se usan deliberadamente y no me gusta que así sea, como por ejemplo: arte, filosofía, alma, destino, realidad, esencia, etcétera. Muchas veces me piden que defina el arte, y no sé si algún día lo voy a poder hacer, porque para eso hay que estudiar y conocer muchísimo. Lo mismo cuando se suele decir: “Esto es la esencia”, y yo me pregunto: “¿Qué es y dónde está?; ¿dónde se ubica? Si me definen el arte encasillándolo, ahí intervengo y doy mi opinión. Creo que la palabra “arte” sí se puede usar, pero la única manera en que uno se pueda tildar de “artista” y categorizar lo que hace como “arte” es considerando la forma de encarar un trabajo, en el amor que uno le pone a lo que hace. Podés ser un artista como empleado público, cantante o dibujante. Yo creo que es más bien una definición del oficio, por así decirlo.
D: ¿Qué más difrutás haciendo, además de leer y dibujar?
MC: Escribir ensayos, cuentos y sobre temas interesantes en general. Me encanta hacerlo y soy cuidadosa al respecto. A mi novio también le encanta escribir, hace un tiempo hicimos un cuento entre los dos: empezaba yo escribiendo algo y después se lo mandaba y él lo continuaba. De repente yo empezaba el relato hablando de una familia, todo divino, y cuando él me lo devolvía estaban separados y una parte de la familia se había ido a vivir a Kuala Lumpur, entonces yo tenía que ver cómo seguía ese cuento. Estuvo buena la experiencia. Estoy en un período que quiero aprender lo que más pueda, para poder crear algo de valor.
D: ¿Qué libros te marcaron hasta ahora?
MC: El ensayo de Luis Camnitzer, Arte, Estado y no he estado (Editorial HUM, 2013); La palabra pintada; ¿Quién teme al Bauhaus feroz?, de Tom Wolfe (Anagrama, 2010). También me gustó mucho La suspensión del tiempo. Acercamiento a la filosofía de Manuel Espínola Gómez, del uruguayo Óscar Larroca (Cisplatina, 2007).
D: ¿Podés hablar a la par con gente de tu edad?
MC: Depende con quién. Con una muy amiga, Macarena, que se fue a vivir a Escocia a estudiar Filosofía, siempre nos colgábamos hablando. Me gusta discutir con gente grande, pero a veces es complicado porque ven todo desde su época, que no tiene nada que ver con la mía. A veces trato de entender otras perspectivas, pero me cuesta.
Contacto:
Melanie Cobham
Mail: melucobham@hotmail.com
Melanie Cobham, de niña, pintando…
Con su mamá, Rosana
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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