Por Dolores de Arteaga.

Siempre escuché que en las crisis la creatividad emerge con toda su fuerza. Como si encontrara un terreno fértil para actuar. Para inspirarse. Convirtiéndose en un semillero de todo tipo de ideas. Desde las más simples a las más descabelladas. Así fue que, de la nada, acodada en el café Ronda de la Ciudad Vieja, por la cabeza de Beatriz Soulier se le cruzó lo siguiente: “¿Por qué, si somos tantas mujeres a las que nos encanta la música, no existe un espacio fuera de lo doméstico, donde podamos transmitir nuestra sensibilidad a través de la música?”

Así surgió Ronda de Mujeres. Espontáneamente, como sucede en general con los mejores proyectos. Fue en mayo de 2002, con Beatriz Soulier como abanderada. En un principio, con un tinte hasta de hobby. En palabras de Beatriz: “Surge de algo muy femenino que es la intuición, en un Uruguay con una crisis social y económica profunda. Llamé a cuatro  amigas, y cada una empezó a pasar música un martes diferente, ¡y fue tal el fenómeno que despertó! Fue un éxito total. Generó mucha sensibilidad. Hay que ubicarse en que el fenómeno de la DJ mujer era inexistente en el Uruguay, aunque en el mundo estaba ya algo visto.”

Hoy, quince años después, RDM no solo sigue vigente, sino que supo reinventarse y readaptarse al paso del tiempo. Y al ligero movimiento de este mundo que nos sacude. Un formato que desde hace tiempo lo quieren llevar a varios países.

Dolores: Ronda de Mujeres.

Beatriz Soulier: Es una iniciativa social y cultural, que a través del diseño participativo de experiencias, genera tejido social, integrando diferentes disciplinas artísticas. Es una plataforma de encuentro, de re-significación de espacios, de promoción de talentos y nuevas formas de movilizar a la acción.

D: ¿El haber surgido en plena crisis es algo a tener en cuenta?

BS: La sensibilidad femenina y la música generan contención, y la gente lo precisaba. Todos los valores femeninos en el que se enrola el proyecto contienen, son de dar alegría; se basan en todo lo que vos como “mujer-madre-profesional” sabés, y en ese momento de resquebrajamiento, de tristeza, podés dar. Fue un proyecto que nació bendecido y acompañado por la gente. Empezó en mayo del 2002 con esas cuatro mujeres, ya en setiembre hicimos una segunda edición y eran diez, y así año a año.

D: En el 2017, RDM festeja sus 15 años. Imagino que habrá mutado a través del tiempo.

BS: Sí. Dentro de Ronda de Mujeres, en el correr de los años, hemos generado muchos formatos diferentes. Empezamos en la Ronda Café, y las siguientes ediciones continuamos con carpas, por la gran cantidad de gente ya desde el primer ciclo. Llegamos a poner una carpa en la Plaza España que desbordó multitudes. Fue increíble. Pero la idea nunca fue que se convirtiera en un fenómeno masivo. Nunca hubo un invitado y nunca hubo que pagar entrada. Valoramos los detalles, por eso no queríamos que se generaran miles de personas, ya que nos gusta todo cuidado. El máximo de gente fue de 2 mil personas, y si cuento el ciclo de las carpas, pasaron 15 mil personas.

D: ¿Nunca soñaste que iba a ser así?

BS: Nunca jamás. Yo lo hacía como hobby y tenía mi trabajo en paralelo. Recién en el 2007/2008 decidí dejar mis otras actividades para dedicarme a full a Ronda de Mujeres.

D: ¿A qué te dedicabas antes de RDM?

BS: Venía del mundo de la comunicación. Trabajaba en una radio 100 por ciento musical, como Gerente de Marketing.

D: ¿Siempre fuiste melómana?

BS: Sí, pero no soy DJ, nunca me interesó, soy selectora musical. Lo hago para mí o para mis amigos. Ni siquiera pasé música en Ronda de Mujeres.

La DJ es una persona que hace música propia con las mezclas, y lleva horas de trabajo. Cada vez hay más instancias posibles de capacitación; ya hay varias mujeres en nuestro medio, como Ciara Pascual y Patricia Wolf, que están yendo a tomar clases. Mientras que las selectoras musicales seleccionan y pasan música.

D: RDM creado por una mujer, con la palabra “mujer” que resuena en el nombre, apuntando a una sensibilidad femenina pero, ¿abierta a los hombres?

BS: Nunca fue solo de mujeres, ya que RDM es lo que las mujeres tenemos para dar. Es más, a lo largo de los años han surgido diferentes proyectos dentro de RDM, entre ellos un ciclo donde pasan música los hombres y se llama “Ellos también querían”, porque jorobaban tanto que al final hicimos uno dedicado a ellos. Ahora se mezcla todo.

Apelamos a la sensibilidad femenina, pero esto no es un proyecto de mujeres, sino que es un proyecto construido con la sensibilidad de mujeres, que no es lo mismo.

D: ¿También es abierta a todo público?

BS: Sí, totalmente. Nosotros siempre decimos que no segmentamos por variables socio-económicas, sino que segmentamos por actitud. Si te gusta la música y estás atento a lo nuevo, te vas a sentir cómodo en RDM. Acá se trata de crear redes, y si bien soy comunicadora, mi profesión es ser “tejedora social”, ya que yo tramo, busco generar tramas diferentes todo el tiempo. Ya son 400 las mujeres que han pasado por Ronda a pasar música. Ronda es, si te interesa, sumarte, colaborar y sumar sensibilidades. Y es posible porque la gente es muy generosa, todas aportan desde un lugar diferente. El proyecto lo dirijo yo, pero se hace en base a la conjunción de las sensibilidades diversas.

D: ¿La elección del día martes, fue por algo especial?

BS: Eso fue maravilloso. Fue el día que nadie quería hacer nada, era un día muerto en Montevideo y, al mismo tiempo, no jorobaba a nadie. ¡Fue genial la elección! Justamente, como no existía nada los martes, era el día que no molestabas a nadie por ser un día experimental, y se construyó el “salir los martes”. Se empezaron a construir proyectos y movimientos, porque era evidente que ahora iba a existir la posibilidad de que la gente saliera. ¡Y estalló! Martes, además, te quiebra la semana.

D: Música. Encuentros. Reencuentros. Ambiente distendido. ¿Qué más se vive en RDM?

BS: Es muy lúdica RDM. Siempre hay cosas que te vas a encontrar si vas, desde una frase a una flor. Durante épocas hacíamos el proyecto Tejido. Tejíamos. Ahora vamos a proponer una dinámica de hacer pulseritas. Las marcas que nos sponsorean nos ayudan mucho, por supuesto que no queremos un logo gigante, sino que sumen, que actúen con la gente y que propongan dinámicas divertidas. Siempre buscamos que haya entretenimientos y que los puedas compartir con tus amigos. Pero básicamente, RDM es una instancia de socializar, de compartir charlas y escuchar buena música. Tratamos de que la conversación también gire en torno a la música y a la sensibilidad femenina. Nosotros también intervenimos los lugares a los que vamos.

D: Un punto fuerte de RDM.

BS: La comunicación.

D: Cuando RDM cumplió 10 años, en el 2012, la llevaron a NY, a la Torre Hearst. 

BS: Fue realmente fantástica esa experiencia, pero también yo me cuestioné si quería vivir corriendo por Nueva York, por la corporación Hearst, que me hacía mandar 57 mensajes al mismo tiempo. Tuvo una parte buena todo esto, que fue darme cuenta que yo no quiero vivir así mi vida. Ya fui yuppie. Podría hacer crecer mi proyecto hacia otros lugares más comerciales, pero quiero hacerlo a una escala en que me quede cómodo. Por suerte que con la vida que me tocó vivir, al no tener hijos, no tengo demasiadas responsabilidades. Además, me gusta vivir en escala de calidad de vida: levantarme, ir a la feria. También tuvimos ofrecimientos de muchos países del mundo para franquiciarlo.

D: ¿Y qué dijiste?

BS: Bueno, que hasta los 15 años no, capaz que después me lo pienso. Probablemente hagamos un libro, como una forma  de cerrar un ciclo y empezar otro. RDM es casi una historia social y cultural. Los primeros 15 años del Siglo XXI. Muchas mujeres que han pasado música hoy vienen con sus hijos, es como una familia RDM.

D: Reflexión final: 

BS: Para mí hay que buscar nuevas formas de generar valores. Un objetivo común, dar alegría y generar cosas, convocar, reunir. La gente agradece cuando generás un espacio nuevo. Es que se necesitan desafíos.

Yo estoy muy descreída del sistema político. Creo que hay que trabajar en actos de micro política y todos los días hacer algo por los demás, igual desde un lugar pequeño. Desde ahí hay que trabajar para el futuro y para los jóvenes, porque las cosas tienen que cambiar. Estamos generando mucha insatisfacción, infelicidad. Yo creo que trabajar para consumir no es el camino, sino que hay que compartir escenarios nuevos para generar posibilidades nuevas, buscar espacios para coincidir. Esto me lo ha enseñado RDM. Y todos los días sigo aprendiendo. Trabajar con sensibilidades es lo que tiene. Lo que une a todo el mundo es la música, que es mágica. Pensar en música es lo que nosotros instamos a la gente. No creo que nadie que haya pasado música en RDM, no haya sido feliz. La música genera lenguajes de consenso, de coincidencia. Y eso es lo que buscamos.

Fotos: Olivia Pérez (Beatriz Soulier)  – Maguie Haretche (RDM)

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