Por Verónica Correa. Fotos Daniel Maidana

“A veces necesitamos
una pequeña chispa de magia
para recrear nuestro existir,
la Navidad es esa chispa”.

No sé de quién es la frase que encabeza esta nota, pero desde que la leí no puedo estar más de acuerdo.

Cuando llega la época antesala de Navidad, con el olor de los jazmines en la calle, el calorcito y la decoración de los locales comerciales, más allá de las situaciones personales de cada uno, en nuestro interior siempre hay lugar para el regocijo.

Para muchos es época de caos, de corridas, de cierres de balance, de presentación de planes de acá a cinco años, de peleas familiares por quién pasa Navidad con quién, qué se cocina y hasta quién cocina. “¿Hacemos amigo invisible por familia?”; “¿Le regalamos sólo a los niños?”. Creo que a todos se nos ocurren decenas de cosas para agregar a la lista de posibles “momentos tensos” pre-Navidad. Sin contar la tristeza por aquellos que ya no están con nosotros o los que están pasando un mal momento.

Pero, quizás por esto fue que me gustó tanto esa frase: porque no importa qué esté pasando; todo a nuestro alrededor nos invita a salir, aunque sea por un momento, de ese caos y dejarnos invadir por la magia de la Navidad.

Recuerdo cuando nació mi tercer hijo, fue un prematuro severo de 27 semanas. Nació el 15 de diciembre, obviamente nos esperaba un largo camino, con riesgo de vida, y muchas interrogantes por delante si lograba salir. Pasamos Navidad y Fin de Año en el CTI de niños. Ese 24 de diciembre, mientras estábamos ahí, en medio del “pi-pi” de los monitores, sentimos una risa fuerte y apareció en medio de las incubadoras, Papá Noel. Enorme y ruidoso, con bolsa de regalos y todo. Lo primero que pensé fue: “¿Qué hace este hombre acá? ¿No vé que hay bebitos y niños enfermos?”. Reconozco que había perdido la magia y sólo me enfocaba en mi dolor. Por suerte, ese hombre -Papá Noel-, llegó al CTI con un conejito de peluche para mi bebé que no alcanzaba 1 kilo, y para todos los otros niños que pasaban ahí esa noche.

Ese pequeño acto, para nosotros fue la magia de la Navidad. Nos dio fe. La vida sigue. No importan las circunstancias, porque todo pasa y sigue los caminos que tiene que seguir. Esa visita fue la chispa de magia necesaria para recrear mi existir y el de mi familia. Las cosas no terminaban ahí y esa iba a ser la primera de muchas Navidades de mi hijo. Dependía de nosotros cómo vivirlas.

Por eso, cuando veo protestas en internet porque se empieza muy temprano a promocionar la Navidad, me parece que lo están tomando por el lado equivocado. Por supuesto que hay un fin comercial detrás, pero todos podemos darle el enfoque que queramos, y si los estímulos externos ayudan, bienvenidos sean.

Es una forma de comenzar a festejar desde antes, de prepararnos, de disfrutar lo que está por venir, algo así como un preámbulo para una celebración que, cuando queremos acordar, pasa volando.

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Es en este sentido que Portones Shopping ya anuncia la llegada de la Navidad con una decoración que apela a una celebración ideal para los niños: la Fábrica de juguetes de Papá Noel. ¿Quién, cuando era niño, no imaginó cómo sería ese maravilloso lugar del que salían regalos para todos los rincones del planeta? O, sino creía en esa historia, por lo menos lo intentaba para no ser menos que los demás y agregaba fantasías a cada versión, convirtiéndola en propia.

Pensando en esa magia, en la ilusión que tienen los niños sobre los juguetes que trae Papá Noel, es que en Portones recreó esta Navidad La Fábrica de juguetes de Papá Noel. La experiencia a la que nos invita empieza con un recorrido, al ritmo de los villancicos, desde la base del gigante árbol, formado por los ayudantes de Papá Noel, que son ositos de peluche.

La aventura sigue por la máquina de los juguetes, donde por un lado entran muñecas de trapo, soldaditos de madera y trenes de hojalata, y por el otro aparece, mágicamente, el paquete envuelto para regalo que, a través de cintas de transporte, termina en la bolsa que Papá Noel llevará en su trineo.

La elección de los juguetes no fue al azar. La consigna fue apelar a la tradición y por eso no se eligieron juguetes de plástico, sino de materiales más nobles y tradicionales como la madera, el trapo y la hojalata.

En el trineo, que es enorme, va a estar Papá Noel, pronto para recibir a todos los que quieran ir a dejarle sus cartas y sacarse fotos con él.

Dejemos que los niños vivan la chispa de la magia de la Navidad y tratemos de contagiarnos todo lo que podamos de esta maravillosa sensación que es recrear nuestro existir.

A tomar nota

• Papá Noel estará desde el 1ro. y hasta el 23 de diciembre de 16 a 21 horas.
• Las fotos se subirán al Facebook de Portones Shopping pero también se pueden sacar fotos personales.
• La promo de canje de los osos de peluche comienza el martes 15 de noviembre. Más información en www.portones.com.uy

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