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De coherencia y una vida dedicada al arte callejero

Por amor al arte
De coherencia y una vida dedicada al arte callejero

Conocer a Gabo Calderón y su marioneta Joselito, revivió mi infancia sin Netflix, FB, ni un celular demandante. Fue recordar que la vida pasa por otro lado

diciembre 16, 2016

 

 

Por Verónica Correa. Fotos Olivia Pérez

Cuando era chica una tía me trajo unas marionetas de México, y me acuerdo que con mi hermano intentamos usarlas y llegamos a armar alguna función para la familia. Torpes, por supuesto, pero le dimos lugar a nuestra imaginación y vida a esos muñecos sostenidos por hilos. Conocer a Gabo Calderón y su marioneta Joselito, revivió en mí cosas de la infancia, cuando no tenía Netflix, ni FB, ni un celular demandante. Conversar con él fue descubrir que aún quedan personas para las que la vida pasa por otro lado.

Eran las 2 de la tarde de un sábado de noviembre en la Feria del Parque Villa Biarritz. En una de sus calles laterales sonaba fuerte la música de Los Gardelitos y Joselito atacaba la guitarra y movía las caderas cuál astro del rock and roll. Campera de cuero con cierres, pelo alborotado, lentes de sol… El look completo.

Joselito es una marioneta, pero por su forma de moverse, su gracia, cómo agarra el micrófono, cómo baila, uno pensaría que no hay hilos y un hombre que los maneja. No. Joselito parece tener vida propia y esa magia es la que hace que la gente se pare a mirarlo.

Gabriel Calderón, o Gabo como le dicen todos, es el alma máter de “Marionetas microbio”, y quien está detrás de esa magia que nos cautiva. Es una sensación rara la que se experimenta cuando nos enfrentamos a su espectáculo; sorpresa, ganas de reír, admiración y finalmente la necesidad de parar y quedarnos mirando, nada más.

Gabo arrancó desde muy chiquito con el arte en la calle. A los 16 años se fue de su casa en Santiago de Chile y empezó a recorrer su país (Chile) haciendo malabares, no tanto como una opción de sustentarse, que de hecho era así, sino como una forma de, en sus propias palabras: “No trabajar para un patrón y ser autónomo”.

Los malabares fueron el comienzo de un tipo de vida para Gabo. De allí siguió con el circo, disciplina que estudió unos años y gracias a la que, estando en Iquique, le permitió conocer a quien cambiaría su vida para siempre. Porque las marionetas para Gabo no son sólo una forma de sustento, sino que son un estilo de vida en el que la reivindicación social del arte como patrimonio de todos es su leit motiv.

 

Marioneta rockera en Atlántida

 

 

Verónica Correa: ¿Cómo llegan las marionetas a tu vida?

Gabo Calderón: Viajando por Iquique conocí a un marionetista en la rambla y me quedé enganchado como nunca me había pasado. Los títeres nunca me habían interesado pero esto eran marionetas, y eso me enganchó, me quedé como un niño mirando horas y horas trabajar a este hombre y así durante varios días.

Así conocí a Nicolás Vergara de la compañía Saltimbanqui de Iquique.  Charlé, le dije que me encantaba su trabajo y un día se les fue el técnico de sonido y me invita a mí a ocupar su lugar. Yo ya había hecho teatro y sabía cómo era la mano y empecé a hacer sonido e iluminación. Ese fue el comienzo de mi relación con las marionetas.

VC: ¿De manejar las luces arrancaste a manipular?

GC: Sí, al principio solo manipulaba, no hacía voces. Nicolás hacía como seis voces durante el espectáculo -no sé cómo las disociaba-, era increíble, después empecé a ponerle voces a uno, a dos y al final terminamos con tres personajes cada uno.

Ahí empecé un taller intensivo de construcción de marionetas y otro de teatro de marionetas, en un teatro que hay en Iquique. Estuve unos meses trabajando con él, hicimos un montaje juntos y después seguí por mi cuenta y acá estoy con mi callejero.

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 “Me parece buenísimo poder transmitir a la gente más allá de lo que es el espectáculo explícitamente. Implícitamente también hay un mensaje de autogestión, autonomía, del re-uso de los materiales. Joselito está hecho todo con basura, los materiales están transformados”

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VC: ¿Cómo fue el proceso de creación de Joselito?

GC: Este muñeco fue el primero que hice, ya tiene 11 años. Lo he cambiado, le he modificado el cuerpo, las articulaciones, el vestuario. Al principio no era un rockero, era un punk, porque era la música que me movilizaba en ese momento y me gustaba su mensaje. Me parece buenísimo poder transmitir a la gente más allá de lo que es el espectáculo explícitamente. Implícitamente también hay un mensaje de autogestión, autonomía, del re-uso de los materiales. Joselito está hecho todo con basura, los materiales están transformados. Como que está ese mensaje dentro de lo que es el espectáculo.

 

 

VC: ¿Por eso la calle como gran escenario?

GC: Sí. Ferias, plazas, peatonales, estaciones de tren, siempre apuntando al público popular. A mí me interesa mucho sacarle ese estigma de elite al arte, a la expresión artística. Yo siento que es un reflejo de nosotros como sociedad y que yo esté en la calle y todos tengan acceso a ese arte, me parece que es lo mejor.

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 “El hecho de trabajar en calle es una opción estética, es una opción de comunicación social, como hecho mágico de encuentro”

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VC: Manejar marionetas no es nuevo, es un arte que tiene cientos de años y en el que las clases sociales más desfavorecidas encontraban una forma de expresión. ¿Vos sentís que de alguna forma estás reivindicando eso?

GC: Totalmente, para mí es eso. El hecho de trabajar en calle es una opción estética, es una opción de comunicación social, como hecho mágico de encuentro, se encuentra gente que no tiene nada que ver y se ríen todos juntos y hay miradas que conectan y eso no pasa en un cine con una sala a oscuras. Por eso, para mí la calle no es que no me quede otra, para mí es importante sostenerlo, no es que no pueda trabajar en otros espacios.

VC: En esta época tan tecnificada, ¿cómo recibe el público un espectáculo de marionetas?

GC: Vuelvo a lo reivindicativo del arte teatral, porque se está volviendo muy complicado. A veces ves más celulares que ojos mirándote. En algún momento estuve como muy incisivo con ese tema y paraba el espectáculo y hablaba sobre eso,  acerca de que la magia es en vivo, que si no yo te vendo el video y me siento acá con la marioneta colgada. Algo que no tiene sentido. Si realmente te gusta el espectáculo y quieres registrarlo primero miralo y después grabalo.

 

Lo otro que está pasando y que es muy loco es con respecto a la economía. El monopolio de las tarjetas de crédito está haciendo que la gente no tenga efectivo en la calle. Entonces el sistema de la gorra se está haciendo complicado, no funciona, a veces nos reímos con colegas  y decimos que vamos a tener que poner un post para que puedan debitar. Es duro. Entendemos que hay una intención del mercado y eso de alguna forma monopoliza el arte que queda sólo para alguna gente, en ciertos ambientes, como algo muy elitista y los artistas de la calle estamos ahí, con esa lucha.

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 “A veces ves más celulares que ojos mirándote. En algún momento estuve como muy incisivo con ese tema y paraba el espectáculo y hablaba sobre eso, acerca de que la magia es en vivo, que si no yo te vendo el video y me siento acá con la marioneta colgada. Algo que no tiene sentido. Si realmente te gusta el espectáculo primero miralo y después grabalo”

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VC: ¿En contra del arte para ciertos ambientes?

GC: Más que “en contra” te diría que a favor del arte para todos. Como algo que nos pertenece. El teatro es nuestra magia, y si no hay teatro nos volvemos plásticos y bueno estamos en ese camino de reivindicación.

VC: ¿Cómo reaccionan los niños? ¿Son los primeros en mirarte?

GC: En particular con Joselito, el rockero, no son los niños los que paran, capaz que porque es rockero, y el adulto se siente identificado con una música que quizás es de su época. Los niños se impactan con la manipulación, con el muñeco, pero el adulto ve más cosas. Hay una caricatura muy buena sobre esto que muestra a un hombre con un niño mirando un espectáculo de marionetas y sale una nubecita de cada cabeza y de la del niño sale que ve a la marioneta sin hilos y el adulto ve los hilos, las manos del marionetista, la cruceta… Está descifrando el enigma.

 

 

VC: ¿Tratando de entender cómo con unos hilos se logra mover un muñeco?

GC: La marioneta como técnica, como expresión, a diferencia de otras expresiones, ya sean escénicas o artísticas en general, creo que lo que propone es un código muy explícito que, o lo asumes o no. O asumes que hay una marioneta ahí y querés verla y aceptás esa magia, o no. Entonces la gente que se copa lo hace al 100 por ciento y el que se niega a ver esa magia, bueno, no la ve.

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 “Lo que genera impacto tiene que ver con esta humanizacion que se hace con el objeto”

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VC: Tu incorporás el teatro corporal a tu espectáculo, ¿por qué?

GC: El teatro corporal es el mimo, que es una técnica muy antigua, es una experiencia muy particular de lo que es la expresividad del cuerpo más allá de la palabra. Por ahí se generó un estigma al decir el mimo no habla y en verdad el mimo sí habla, tiene muchas formas de comunicarse y habla muchas lenguas con el cuerpo. Para mí fue una experiencia expansiva en cuanto a horizonte de expresión. Luego de haber estudiado la técnica del mimo creció mucho en mí la posibilidad expresiva de las marionetas, el hecho de poder pasarlo primero por el cuerpo antes de pasarlo al muñeco, es alucinante.

A los actores de teatro les es más fácil hacer teatro con marionetas que a los marionetistas hacer teatro. Entonces ahora, cuando doy talleres trabajo primero lo del teatro corporal, pasar primero por el cuerpo lo que luego paso al objeto. Y el objeto primero como objeto resignificado, objeto puesto en función escénica para luego ser marioneta. Porque la marioneta no es sólo un humano, puede ser muchas cosas, lo que genera impacto tiene que ver con esta humanizacion que se hace con el objeto.

VC: ¿Además de Joselito el rockero tenés otro personaje?

GC: Sí, un gaucho santiagueño que tiene un espectáculo mucho más extenso, entonces en épocas de mucho público se da para hacerlo. Hoy, por ejemplo, en una feria, con un público más de paso es complicado, porque la gente no se para mucho tiempo y él necesita más desarrollo porque habla, interactúa con el público. El espectáculo tiene más contenido, un mensaje social, hablamos sobre la tierra, los pesticidas, los agroquímicos, la economía, siempre desde un lugar muy lúdico. Esto es lo mágico también, nos da la posibilidad de decir esas cosas que un títere puede decir, y que capaz que uno no lo hace, es sin filtro.

VC: ¿Cuál es la época de zafra?

GC: Empieza en diciembre y termina en febrero. Es muy corta y ahí es cuando hay que juntar los morlacos para el resto del año.

 

 

VC: ¿Hacés otra cosa o vivís de tu trabajo como marionetista?

GC: Vivo de mi arte, de lo que hago. He sufrido como tanta otra gente los alquileres, la falta de vivienda, actualmente lo hemos solucionado con otros compañeros ocupando tierras y construyendo nuestras casas. Me estoy construyendo mi casa, con madera, barro, usando materiales de la tierra. Esa es la escenografía más grande que he hecho.

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 “Para mí el dinero es consecuencia de la dedicación y el esfuerzo que uno le pone a su trabajo, no es un fin en sí mismo”

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VC: ¿Tipo comunidad?

GC: Ponele, sí. Porque también creemos en otra forma de organización más allá de lo que hacemos personalmente para conseguir dinero. Porque el arte es una forma de vivir, no es solamente venir y hacer el espectáculo como un producto. El dinero lo tenemos como un medio para poder movernos, para conseguir alimento, abrigo, pero la alegría de poder ir y armar un ruedo, eso no se paga, no tiene precio. Para mí el dinero es consecuencia de la dedicación y el esfuerzo que uno le pone a su trabajo, no es un fin en sí mismo.

VC: ¿Por qué elegiste el nombre “marionetas microbio” para tu compañía?

GC: Eso fue hace mucho tiempo. Estaba todavía en Iquique y venía con una idea de lo pequeño y la importancia que tiene lo pequeño en un gran cuerpo. Sentía que nuestra intervención en lo masivo era como la intervención de un microbio en la flora física de cualquier ser, de ahí partió ese nombre. Como el microbio, no desde la bacteria maligna, sino como del ser pequeño desde la parte por el todo. Y sin microbios nuestros procesos vitales no funcionan, ese era el rescate que quería hacer en ese momento.

 

 

Info

Web http://marionetasmicrobio.blogspot.com.uy/p/blog-page.html

 

 

 

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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