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“Si les brindás espacios alternativos a los adolescentes, ellos se prenden enseguida y se dan cuenta que pueden divertirse sin alcohol”

Cuerpo & Alma
“Si les brindás espacios alternativos a los adolescentes, ellos se prenden enseguida y se dan cuenta que pueden divertirse sin alcohol”

El alcohol en los adolescentes. Un tema que desvela tanto a padres como a educadores. El psicólogo Allen Bottrill nos habla desde su propia experiencia en talleres con adolescentes, donde los resultados son más que positivos

marzo 03, 2017

 

 

Por Dolores de Arteaga. Fotos Olivia Pérez

No sé por qué, pero el pensamiento mágico muchas veces quiere dominar nuestras cabezas maternales. O protegerlas. Y más cuando en el cuento que nos llega, nuestro hijo es el personaje principal. “¿¡Saliendo de un quiosco con una petaca envuelta en diarios!?”; “¡No!, se deben de haber equivocado. Si el otro día me negó haber probado alcohol…” En dos segundos, la moral se nos cae al piso. Nos quedamos con la mirada perdida. Sí, nuestro chiquito (o chiquita) creció. Y como padres, muchas veces somos los últimos en enterarnos.

En un país donde los 12.8 es la edad promedio en que los jóvenes se inician en el alcohol (según la VI encuesta de la Junta Nacional de Drogas y el Observatorio de Drogas del 2014, publicada sobre principios del 2016), me parece que nos tenemos que cuestionar en qué estamos fallando. Como país. Como sociedad. Como familia. Como sostén. Como red de esta generación de jóvenes que busca llenar sus vacíos emocionales con el alcohol.

Allen Bottrill es psicólogo y forma parte del Equipo Sostener, un grupo multidisciplinario que investiga, difunde y genera herramientas de intervención para la educación y salud mental, que se enmarcan dentro del campo de la Orientación Educativa. El grupo es coordinado por los psicólogos Miguel Carbajal Arregui, el psiquiatra Gabriel Rossi y Allen, quien me cuenta: “Con mi equipo yo me dedico y especializo en los talleres de prevención del consumo de alcohol con adolescentes, trabajando desde los 13 años en adelante (desde 1ro. hasta 6to. de Liceo). Dictamos charlas para padres, así como también nos dedicamos a capacitar docentes para el trabajo sobre el consumo de drogas en la adolescencia.” Además, los tres profesionales son autores del libro La Previa (Aguilar).

Dolores: Como psicólogo, ¿cómo llegaste a acercarte a la temática del alcohol en adolescentes?

Allen Bottrill: Yo trabajé en talleres de formación durante 15 años consecutivos, con  2dos. y, sobre todo, con 3ros. de Liceo. Ahí empezó todo. Era un espacio abierto donde los adolescentes empezaron a traer situaciones y relatos. Lo primero que  recuerdo es algún cuento del verano que me sorprendió y lo abordé, tanto individual, como grupal y familiarmente. Después, con el tiempo, se empezó a hacer más natural el consumo del alcohol como parte de las salidas de los chicos de esa edad, y los relatos pasaron a ser de los fines de semana, así como también situaciones que empezaban a repetirse en cumpleaños de 15 y otras en la cotidianidad de la semana.

D: ¿Cómo es la dinámica que utilizás en los talleres?

AB: En un taller de adolescentes ya desde el principio tenés que pararte desde otro lugar, porque ellos están esperando el sermón, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Los primeros quince minutos del taller los reubico, juego con cosas mías, me río de mi historia, les cuento que soy disléxico, les hablo del origen de mi nombre: Allen Patrick Christopher, y de eso no se olvidan más. Juego con la identidad de cada uno, o sea me involucro afectivamente, y la verdad es que si uno lo ve desde afuera puede pensar: “¡¿Y este a qué vino, si iba a dar una charla acerca del alcohol?!” Y sí, tiene que ver con el poder acercarme a ellos y la llamo “la etapa del descoloque”, ya que jugamos a una escucha adolescente. . La herramienta lúdica en mi vida siempre ha sido trabajar desde el humor, la ironía.

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  “En un taller de adolescentes ya desde el principio tenés que pararte desde otro lugar, porque ellos están esperando el sermón (…). La herramienta lúdica en mi vida siempre ha sido trabajar desde el humor, la ironía”.

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Con mi equipo trabajamos en dos líneas. Tratando de estirar la edad del inicio de consumo, y por otro lado, hay que trabajar en ciertas herramientas para saber cómo actuar frente a una situación de un compañero intoxicado.

D: Libro La Previa. ¿Cómo surgió?

AB: Surge como una preocupación, pero también para aportar algo a docentes y padres, apuntando a hijos adolescentes. En el colegio que trabajaba venían pasando cosas cada vez más complicadas con respecto al consumo. Me empecé a enterar de chicos que habían tenido un coma etílico, otros que no se acordaban lo que les había pasado en la noche. Y ahí, hablando con mis amigos Gabriel Rossi y Miguel Carbajal en un asado, me contaron que en su consultorio les estaba pasando lo mismo. A su vez, Gabriel estaba trabajando en la Junta Nacional de Drogas y teníamos mucha información. Estábamos realmente preocupados por el tema, y ahí fue cuando se nos ocurrió sacar el libro La Previa en el 2012. A partir del libro, esta temática tuvo mucha difusión.

Gabriel Rossi y Miguel Carbajal se dedicaron más a la parte conceptual, y yo a cómo abordar el tema con los chicos, basándome en la experiencia que venía teniendo en los talleres.

D: Hoy en día la famosa previa ya no es una previa, cambió el concepto. Con qué rapidez cambia todo…

AB: Sí. La previa ha ido mutando desde que escribimos el libro. Era un lugar donde tomar y ya ir alcoholizados a una fiesta, pero hoy en día hay previas que ya son fiestas de por sí.

D: 12,8 es la edad promedio que empiezan a consumir alcohol, según la última encuesta del 2014. ¿Qué opinás al respecto? ¿Sexo femenino y masculino por igual?

AB: La edad de inicio ha ido bajando. En la III Encuesta de la Junta Nacional de Drogas, del 2001, la edad de inicio promedio de los uruguayos para el alcohol era de 16,9 años, siendo la edad más frecuente de inicio de 15 años.

En breve sale la VII Encuesta, pero no ha variado mucho con respecto a la última, del 2014 (publicada en el 2016), donde dice que la edad promedio de inicio es a los casi 13 años. Es una edad temprana, es muy grave, están en plena edad de cambios. Chicas y varones toman por igual; es un escenario cotidiano ir a una fiesta y ver a una chica vomitando.

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  “(Casi 13 años) es una edad temprana, es muy grave, están en plena edad de cambios. Chicas y varones toman por igual”.

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D: ¿Y qué tipo de alcohol toman?

AB: Las bebidas destiladas son las más elegidas, y el relato de ellos es “porque me pega más rápido”. Vodka (las petacas son más baratas), whisky, tequila, gin, son las que más consumen. También se da mucho el poli-consumo, que es cuando mezclan bebidas; ahí pierden muy rápido el control de lo que están consumiendo, ya que tienen un 40 por ciento de alcohol.

Con los años también cambió el tipo de bebida, antes se inclinaban más por las fermentadas. Nosotros, por ejemplo, nos iniciábamos con cerveza, que tiene un 4 o 5 por ciento de alcohol.

D: Consumo de alcohol antes de tiempo.  ¿Falta de límites?

AB: El consumo de alcohol lo ubicamos en este mundo del consumo en el que vivimos. Creo que nos hemos ido para el otro lado, ya que los chicos tienen todo antes de tiempo. El mundo del consumo de alcohol no está alejado del mundo del consumo en general. Y va desde darle a un hijo un celular antes de tiempo, el dejarlo ver una serie que no es apta para su edad, hasta el dejarlo ir a una fiesta hasta las 6 a.m. y nuestro hijo solo tiene 12 años. Lo que veo es la poca tolerancia de los chicos a la frustración, se han educado en tener todo rápido y después la vida no es así, se dan unos golpes terribles.

D: En el libro te referías varias veces al alcohol “como lubricante social”.

AB: Porque es más fácil encarar cuando toman. A veces los chicos piden prestada una sustancia externa para algo que ellos no han ensayado, las habilidades sociales.

A veces yo les muestro, en mis talleres, una foto de mi último baile de 6º de escuela en donde bailábamos lento, y les hago el relato de cómo yo llegué a bailar con esa compañera después de que me había dicho varias veces que no, cómo tuve que frustrarme y recurrir a otras habilidades, ya que yo no era un tipo alto, no era de los cotizados, básicamente la tenía que remar. Hoy en día, frente a estas situaciones, los chicos te dicen: “Me tomo una si me dice que no”. El ser adolescente hoy día es mucho más complicado, porque todo está vinculado estrictamente al consumo de alcohol, y sienten mucha presión.  A partir de 3er. año lo natural parece ser que si salís, tenés que tomar, porque si no tomás sos un bicho raro, el diferente…Y es difícil bancarte en la adolescencia ser “el diferente.” Yo les digo que puedo entender que alguna vez tomen para animarse a encarar, el tema pasa si eso se torna natural y si no tomo no encaro, ahí estamos teniendo un problema.

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  “A veces los chicos piden prestada una sustancia externa para algo que ellos no han ensayado, las habilidades sociales”.

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D:  Hablás también del black-out o apagón de la memoria. ¿Podés desarrollar la idea?

AB: ¿Cuál es el gran riesgo y por qué no nos pasaba antes? Porque ahora consumen bebidas con mayor alcohol antes de tiempo, en mayor cantidad y a mayor graduación, y eso hace que el cuerpo haga un “black-out”. No hay manera de que los que están a su alrededor no se den cuenta. La persona puede no acordarse cómo llegó al lugar (alteración de la memoria a corto plazo), y tampoco recordar su dirección (dato que está en la memoria a largo plazo). Esto te está hablando de que hay varias partes de su memoria que se están apagando. Al otro día no se acuerda de nada de lo que pasó en la noche, es como un apagón de la memoria.

Siempre les digo a los chicos que el alcohol es una droga muy complicada y que genera mucha dependencia; también les explico que fumando uno siempre sigue siendo uno, en cambio cuando uno toma, su cuerpo y su comportamiento empiezan a cambiar.

D: ¿Qué consecuencias te puede dejar un black-out?

AB: Según las investigaciones, los adolescentes están en pleno desarrollo cerebral, y podría ser pensado como un órgano surcado por infinidad de potenciales caminos que llevarían a infinitos destinos o aprendizajes. Y se da lo que se llama “la poda neuronal”, que se puede comparar con un camino de tierra que se empieza a asfaltar. A medida que el joven va consolidando sus intereses, esos caminos se irían asfaltando, transformándose en «carreteras». Por ejemplo, me gusta la guitarra, practico, entonces aprendo cada vez más rápido, o sea se produciría la «asfaltización» de esos caminos que se vincularían al aprendizaje. Entonces, cuantas más intoxicaciones tenga con el alcohol, ese camino pavimentado vuelve a ser de tierra. El cerebro del adolescente es muy flexible, maleable al aprendizaje y puede recuperarse bastante rápido, pero el cerebro de los que han tenido intoxicaciones durante cuatro o cinco años va a tener un sufrimiento mayor y va a quedar menos permeable al aprendizaje.

D: ¿Qué decís de los energizantes? 

AB: Hoy es la segunda droga más consumida en el Uruguay. La primera es el alcohol y la tercera es la marihuana. El energizante es un estimulante y es una droga que se puede vender libremente. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, que hace que me anime a hacer cosas pero después me da sueño; los energizantes dejan la sensación de estar más despierto, pero la tasa de alcoholemia sigue igual. Cuando tomo energizantes le estoy dando a mi cuerpo una señal equivocada, por un lado lo deprimo y por otro lo estimulo. Es como ir en un auto frenando y acelerando. Si esto lo hago varias veces, la maquinaria (cerebro) puede fallar y me puede dar un paro cardio-respiratorio.

D: ¿Cuánto consume un joven por noche? 

AB: En la última encuesta del 2014 dice: “Si tuvieras que organizar una fiesta para 10 personas, ¿que comprarías?”, y la contestación es: “Un litro y medio por cabeza”. Así sigue la encuesta: “¿Comprarías alguna otra bebida?” Y la mitad de los encuestados dice que sí, y que compraría promedio medio litro más de bebida destilada por cabeza. Son grandes cantidades, es un disparate.

 

 

D: En la adolescencia, ¿cuándo se habla de adicción?

AB: En general en la adolescencia no se habla de adicción, se habla de consumo problemático, porque aparecen intoxicaciones, accidentes. Para que un adolescente sea adicto, tenemos que hablar que consume grandes cantidades durante mucho tiempo.

D: ¿Por qué creés que estás generaciones de adolescentes tienen asociado el salir y la diversión con el alcohol?

AB: La verdad es que no hay muchos espacios saludables y alternativos. Es todo un problema que tenemos en la sociedad, y la verdad es que los padres le piden al colegio y nos vamos pasando la pelota en lugar de trabajar en conjunto y desarrollar espacios alternativos. Por ejemplo, el deporte, y si están identificados con su cuadro, te aseguro que son chicos que consumen menos. El tener rutinas alternativas saludables como la música. Y más allá de que tomen alguna vez, ellos están aprendiendo que se pueden divertir desde otro lugar. Me pasa en los campamentos que cuando les pregunto por un momento positivo, te hablan del fogón, de la guitarreada, de la noche de los juegos de caja. Entonces cuando vos, como padre o institución, les brindás espacios alternativos, ellos se prenden enseguida y se dan cuenta que pueden divertirse sin alcohol.

Algo que aparece en investigaciones es la importancia de seguir generando espacios mano a mano con nuestros hijos adolescentes, y si tenemos más de un hijo, seguir haciendo una salida que nos encuentre a los dos. Sabemos que a veces no es fácil, pero puede ser sentarse a ver una serie; ellos le dan mucho valor a tener espacios solos con sus padres. Siendo un padre y una madre presente, ese modelo siempre lo va a estar marcando y ayudando.

D: Sé que no es una pregunta fácil. ¿Edad ideal para empezar a tomar alcohol?

AB: El ideal es que no sea antes de los 18, pero no es lo que pasa en la realidad. Se recomienda esa edad por el tema del desarrollo cerebral. Se sabe que en el varón es mas tardío dicho desarrollo, donde cualquier sustancia tóxica que entre al organismo va a hacer un daño mayor. El lóbulo frontal es el último en desarrollarse y una de sus partes es la que me dice lo que está bien y lo que está mal, mide las consecuencias y la auto-regulación de uno. Está comprobado que con el alcohol se va bloqueando la comunicación cerebral, se van apagando centros del cerebro, entre ellos el lóbulo frontal, es decir, se apaga la poca auto-regulación que tiene el adolescente.

D: La familia, ¿qué peso tiene ante toda esta situación?

AB: Hay mucha responsabilidad de los adultos.  Está comprobado que el inicio y el consumo es posterior en un chico con una familia presente y que le puso los límites a tiempo. No quiere decir que no va a tomar ese hijo, pero sí va a tener más herramientas como para poder pararse desde otro lugar.

El adolescente siempre necesita un tutor, ese límite muchas veces tiene que ser presencial. No  tenemos que pensar que el partido ya se jugó sin estar presentes en el día a día, tenemos que conocer a nuestro hijo, hay que conocer a sus amigos, medir para qué cosas están prontos y para qué otras no. Para mí los padres se corren antes de tiempo y te das cuenta cuando son chicos que tienen un gran nivel de inmadurez y los largan a la calle… Tienen muchas menos herramientas, están menos entrenados y se enfrentan a situaciones que no están emocional ni cognitivamente preparados. Hay que tener esos cuidados, porque de esta forma entra el alcohol y se desbordan, porque piensan que eso los va a ayudar a bajar la angustia, a encarar, etcétera.

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  “Para mí los padres se corren antes de tiempo y te das cuenta cuando son chicos que tienen un gran nivel de inmadurez y los largan a la calle… Tienen muchas menos herramientas, están menos entrenados y se enfrentan a situaciones que no están emocional ni cognitivamente preparados”.

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D: ¿Qué nos proponés como padres?

AB: Hay que sentarnos como adultos y conversar con otros padres en lugar de hablar tanto por Whatsapp, ver qué redes podemos tender. En el colegio ver qué se puede hacer, proponer talleres.

D: ¿Qué te dejan todos estos años trabajando con jóvenes?

AB: Yo les digo que los talleres son como un granito de arena que tienen que ir unidos a otras acciones. Desde donde yo trabajo siento que hacen carne, que me están escuchando, siento que se abren y me empiezan a relatar sus cosas. Son instancias que generan el poder charlar.

 

Contacto:
Allen Bottrill
Cel. 094 974 160
Mail librolaprevia@gmail.com
Web equiposostener.blogspot.com.uy

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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