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«Nadie está en la cabeza de un perro”

Cuerpo & Alma
«Nadie está en la cabeza de un perro”

Diego de los Santos y su conexión casi mística con los perros. Un don que le permite intermediar entre los animales y sus dueños, para mejorar su relación y el comportamiento canino

marzo 10, 2017

 

 

Por Dolores de Arteaga. Fotos Olivia Pérez

 

No es fácil encontrar un nombre para la profesión de Diego de los Santos (43). Porque él no adiestra perros. No los entrena. Sino que enseña a sus dueños a controlarlos y a calmarlos. A construir un vínculo donde el perro encuentre su sentido de pertenencia. Me contó que algunos le llaman “encantador de perros”. Para mí, es como un “psicólogo de perros”. Y aún lo afirmo más, después de ver cómo los aborda.

Durante el rato en que Diego se dedica a desarrollar un buen vínculo perro-dueño y viceversa, solo habla con la persona. Con el animal sólo a través de gestos, movimientos y contacto visual. En el encuentro que presencié, la persona interesada en mejorar su vínculo era una paseadora de perros, que tras convencer a sus propietarios, contrató a Diego. Parece que cada vez que llegaba a buscarlos, y se acercaba al corral donde estaba Reina, una hembra pitbull, y Cacique, mezcla con pitbull, la primera “se ponía como una inadaptada”, según palabras de uno de sus dueños. Observé todo desde lejos, sentada en un tronco, como si estuviese frente a una película.

Dos horas después que comenzaran a trabajar, los “perros salvajes” que vi cuando entré a la casa de Shangrilá, eran otros. Y los cuestionamientos en mi cabeza empezaron a fluir internamente a borbotones: “¿Qué hace este hombre para cambiar la “psiquis” de los perros?”, “¡Si a mí no me venden un buzón!”, “Pah, esto es de no creerse…”

Dolores: ¿Cuál es tu formación?

Diego de los Santos: Quería hacer una Licenciatura en Biología, pero las cosas cambian y empecé a trabajar paseando perros; ahí conecté con mi pasión. Al principio empecé a adiestrar y quise aprender de los otros, pero en cuanto me acerqué a uno o a dos adiestradores, inmediatamente me dije: “No, voy aprender por la mía”. Empecé a investigar por mi cuenta, porque yo quería aprender del perro como animal, no practicar técnicas. En cierto momento me di cuenta de que eran los perros los que me decían lo que tenía que hacer. Hay veces que le digo al dueño, sin complejos, que no tengo idea qué le está pasando a su perro, pero que lo voy a resolver, y eso es algo que me hace sentir cómodo.

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  “En cierto momento me di cuenta de que eran los perros los que me decían lo que tenía que hacer”.

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D: Es como si “adiestrar” fuese una mala palabra para vos.

DdlS: Depende de lo que vea. Te voy a decir algo que te va a sonar raro, cuando yo voy a ver un perro adiestrado y sobre todo a aquel dueño que apostó todas las fichas al adiestramiento, a educarlo, me encuentro en general con un vínculo totalmente corrompido, porque “adiestrar” es “enseñar”, y eso no te da acceso al perro, lo puede hacer cualquiera, es muy fácil. Y no siempre participan los dueños de su adiestramiento. A mí me preocupa cómo la gente manda al perro con terceros, poniendo distancia de su propio perro. Mi historia es un poco rara en ese sentido. Cuando yo empecé a adiestrar me aburrí muy pronto, porque veía que el dueño no podía controlar al perro; no tiene sentido adiestrar un perro si no lo comprendés.

D: Tenés una comunicación no verbal con los perros.

DdlS: Totalmente. Además he tenido sensaciones extrañas, porque cuando uno conoce a los perros sentís todo lo que te quieren decir y todo lo que está pasando a su alrededor. Cuando voy a una casa, todo lo que te dicen los dueños a veces no es relevante, porque ya el perro te lo está diciendo. Yo no muevo un dedo si no hay receptividad, si los dueños no se están enterando lo que vamos hacer. Uno entra en una psicología, y si no me seguís, entonces no te puedo ayudar. Me ha pasado de entrar a un hogar, conversar con la familia y ver a un perro deambulando de un lado a otro, que es una imagen habitual; cuando el perro deambula estando la gente relajada, obviamente está perdido, no encontró su sentido de permanencia en la manada, es como entrar en un estado errático. Ese perro, si pudiera hablar, te diría que lo sacaras de ese hogar, porque él solo no lo puede hacer. Conversando con la familia y viendo al perro en ese estado, les pregunto: “¿Ustedes ven lo que hace su perro?, ¿Les parece normal?” Cuando uno se pregunta qué le pasa a su perro, tiene que pensar en lo primario, en el lobo que tiene adentro. Una vez que sabés cómo funciona un perro, comprendés que tiene que estar relajado a tiempo completo. Si un perro deambula de un lado a otro, es un síntoma clarísimo de que te está pidiendo dirección a gritos.

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  “A mí me preocupa cómo la gente manda al perro con terceros, poniendo distancia de su propio perro (…). No tiene sentido adiestrar un perro si no lo comprendés”.

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D: Le das mucha importancia al sentido de pertenencia. ¿Cómo lo logran?

DdlS: Solamente desde la sumisión, porque se pierde cuando se vuelve dominante, se le va la cabeza, ya que él necesita un referente dominante, un referente humano. Es muy común que los perros entren en ciertos estados erráticos y de tensión, que tienen que ver con una mente dominante, y eso los pone en un aprieto bastante grande porque no nos puede controlar a nosotros. El perro dominante asume que nosotros siempre vamos a estar en su sintonía, y por eso los síntomas típicos son que te sigan por la casa, que te interrumpan el descanso, que se pongan nerviosos cuando estás haciendo algo, etcétera. Es así de sencillo: si el perro no puede relajarse, si está pegado a vos todo el día, es un perro dominante.

D: ¿Existe el perfil dominante y el perfil sumiso en los perros?

DdlS: Sí. Y digo que un perfil es dominante cuando, con respecto a una población de perros, el canino se posiciona de la media para arriba en el orden jerárquico, y quizás sea el líder. Si tuviese diez perros te podría decir: “Para mí este es de perfil dominante.” Igualmente no importa si el perfil es dominante o sumiso, el perro con nosotros siempre debe ser sumiso.

D: ¿A vos te parece que un pitbull puede llegar a ser sumiso?

DdlS: Sí, por supuesto. Lo que pasa es que el tema de esa raza no tiene que ver con la dominancia, sino con otros aspectos de su comportamiento. Podés tener un pitbull pacífico, pero tenés que evitar sus peleas, ya que es una raza que se expresa de esa manera. Son perros muy activos, muy excitables, que hay que mantenerlos ocupados; tienen que hacer tres o cuatro horas de ejercicio diario. Mi punto de vista es que no tiene sentido adoptar pitbulls habiendo muchas razas más receptivas o seguras y, sobre todo, habiendo tanto perro mestizo adoptable que necesita un hogar. Lo que pasa es que ahora están de moda.

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  “(El sentido de pertenencia se logra) solamente desde la sumisión, porque se pierde cuando se vuelve dominante. (Los perros) necesitan un referente dominante, un referente humano”

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D: Sos perceptivo con los perros. ¿Y con las personas? Porque imagino que también debe de ser parte importante de tu trabajo el percibir sus sentimientos y emociones.

DdlS: Buena pregunta. ¿¡Sabés que creo que sí!? Y hasta a veces me asusto de lo que puedo llegar a percibir, hay momentos que me ha llegado hasta a incomodar. Siento que a veces me gustaría no ver ciertas cosas.

 

 

D: Contame cómo es tu modalidad de trabajo.

DdlS: En general son tres o cuatro instancias. Primero hago unas cuantas preguntas para descartar que sea un problema grave, casi siempre tiene que ver con un tema circunstancial, con nosotros. La mayoría de las veces tiene que ver con un perro que se volvió dominante, y las expresiones de dominancia y las tensiones que le genera al perro ser dominante con el humano. Yo garantizo resultados, pero no doy un paso si los dueños no están enterados de lo que se va a hacer. Básicamente pido, como condiciones, que haya un mínimo de tiempo compartido con el perro y que se instale una rutina diaria de paseo. En una primera instancia, enseño a pasear al perro, porque es una manera fácil y rápida de enriquecer el vínculo; te convertís en la persona más importante para tu perro si lo paseás correctamente, y es una oportunidad de lucirte como un buen líder, como se hace en la manada (la manada contiene y bloquea los malos comportamientos). Dejo siete días al dueño con el tema de los paseos. En una segunda instancia ya pasamos al tema puntual; por ejemplo, si tu perro rompe cosas no es mal comportamiento, sino que es un síntoma. Una vez arreglado el malentendido de que el líder sos vos, el perro vuelve a la calma. La tercera vendría a ser una supervisión de las dos primeras.

D: ¿Qué significan los perros para ti?

DdlS: Algo fascinante cuando los comprendés. Yo disfruto de su compañía, pero de una manera distinta; yo no pienso en términos de amor, ya que me parece que es no comprender su naturaleza. Para mí es una experiencia casi mística cuando lográs esa conexión, cuando conseguís que el perro quiera estar contigo. Es un animal fascinante. Y lo más fascinante es cómo se identifica con nosotros.

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  “Yo no pienso en términos de amor, ya que me parece que es no comprender su naturaleza. Para mí es una experiencia casi mística cuando lográs esa conexión, cuando conseguís que el perro quiera estar contigo. Lo más fascinante es cómo se identifica con nosotros.”

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D: Me imagino que tendrás perros.

DdlS: Sí, dos rescatados de adultos. Uno es una especie de border collie y no se expresa del todo como tal, ya que no es un perro tan activo, y el otro es un galgo chico. No soy de comprar perros ni de adoptar perros de raza, y no es que no me gusten estos últimos, pero si puedo elegir, me gustan más los perros mestizos.

D: ¿Y cómo sos con tus perros? 

DdlS: Me cuesta más ser objetivo con mis perros que con los perros de los demás. Pasé una etapa en que mis perros estaban en estado de tensión, no lograban relajarse del todo y me preguntaba qué estaría pasando. Me daba impotencia porque vivo de esto. Tuve que empezar a verme a mí mismo, ya que era tan obvio lo que pasaba…Yo venía de la calle, de mis visitas donde todo salía perfecto, pero cuando entraba a casa pensando en las llamadas que había que hacer, en la agenda, etcétera, mi cabeza entraba en un estado distinto, no me relajaba, y eso se lo transmitía a mis perros.

D: Algo parecido a lo que pasa con los hijos. Cuando uno llega a casa en otra…

DdlS: La comparación es válida, pero en el caso de los perros el tema es más dramático por lo rápido que se produce el efecto negativo. De nuestro comportamiento el perro siempre hace una lectura con sentido social, y si no seguís determinadas reglas el perro se pierde, eso siempre le remarco a la gente. Depende de cómo entres en escena, de cómo te muevas en la casa, de cómo salgas, en función de eso el perro hace una lectura con sentido social o no.  Tener un perro equilibrado implica pasearlo bien, caminar a diario. Y más que nada hay que tener en cuenta qué es lo que no tenés que hacer, como no meter la pata en el tiempo compartido para no permitirle iniciativa, no permitir que entre en tu espacio personal, entre otras cosas.

D: Algunos ejemplos de comportamientos de perros…

DdlS: Cuando me llaman porque hay dos perros que se pelean, lo que pasa casi siempre es que hay un perro con falta de habilidades sociales que entra al espacio personal del otro, y este último lo ataca; la gente interpreta que el agresivo es el que ataca, pero es al revés. Cuando voy por la calle y veo a la gente paseando a sus perros quedo impresionado, por más que sean imágenes cotidianas, porque para mí está muy claro cuando el perro va por un lado y el dueño por otro, o sea podrá adorar a su perro, pero no se está conectando con él.

D: ¿Cada raza es un mundo diferente?

DdlS: Lo que cambia según la raza es la forma, la intensidad y la frecuencia en que el perro expresa ciertas pautas de comportamiento. En cuanto a mi trabajo, lo que me dice la raza es cómo se va a expresar el perro cuando domina o cuando pretende dominar.

D: ¿Por qué los perros siempre saben quién es su dueño?

DdlS: Sé de lo que me estás hablando, pero por un lado no me consta que sea siempre así. Por otro lado, yo diría que son perros que toman a una persona como sujeto de apego, más que verlos como su “dueño”. El concepto de dueño no existe en el mundo animal, sí es verdad que los perros a veces tienen un cierto apego por determinadas personas. En ciertas ocasiones, los perros se identifican con una persona en particular, como sujeto de apego, y eso a veces se convierte en algo muy intenso, enfermizo. Tiene que ver con la experiencia temprana que tuvieron entre ambos.

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  “Un momento de inflexión en mi trabajo, y que fue como un sacudón, fue cuando me empezaron a preguntar por qué no les hablaba a los perros. Es que hasta ese momento no me había dado cuenta que no les hablaba…Para qué les iba a hablar si me podía comunicar en silencio. La comunicación fluye entre el perro y nosotros, nosotros somos los que no sabemos mantener esa fluidez”.

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D: Después de todo esto que me decís, ¿a nuestro perro le hacen bien los mimos? 

DdlS: Mimar siempre es algo egoísta, ya que es bueno para vos pero según el momento en que lo hagas, es malo para él. Hay que tener mucho cuidado con eso, ya que los estados de ánimo del perro son como comportamientos, se nota. Para ejemplificar, yo trabajo en mi casa, en una mesa grande, y cuando uno de mis perros viene, yo lo mando para afuera; es un trámite sencillo, un trámite muy canino que cualquier perro entiende si sabés pedírselo, porque le estás pidiendo espacio. Ahora, si una persona ve la situación de afuera puede llegar a pensar: “¡Qué asqueroso, que por lo menos le haga un mimo!”

D: Para vos, ¿los perros tienen sentimientos?

DdlS: Como dicen muchos autores: “Nadie está en la cabeza de un perro.” Yo creo que tienen sentimientos en el sentido de que cuando yo interactúo con mi perro, siento que de alguna manera los mimos como yo se los administro le gustan, lo relajan, y de alguna manera reafirman nuestro vínculo sin generar un malentendido; está recibiendo halagos del líder. Pero me consta que a algunos perros no le interesan los mimos, me ha tocado gente muy sorprendida por eso.

D: Para cerrar…

DdlS: Yo siento que tengo acceso a comprender al perro, que por lo general ni los entrenadores lo tienen. Yo veo en ellos lo que los otros no ven, y eso me permite disfrutarlos de otra manera. Un momento de inflexión en mi trabajo, y que fue como un sacudón, fue cuando me empezaron a preguntar por qué no les hablaba a los perros. Es que hasta ese momento no me había dado cuenta que no les hablaba…Para qué les iba a hablar si me podía comunicar en silencio. La comunicación fluye entre el perro y nosotros, nosotros somos los que no sabemos mantener esa fluidez.

 

 

Contacto

Diego de los Santos
Cel. +598 99 333 640
Mail: darnetes@hotmail.com

 

Info útil
Montevideo: $ 1.600 las tres horas. “También viajo por el interior y busco finales felices”, agrega Diego.

Agradecimientos: a los dueños de Reina y Cacique, por dejarme entrar a su casa. También a Heidi, la entrenadora de los citados perros, por permitirme observarla, filmarla y tomarle fotos. Y un guiño a Agustina Menchaca, por su acto de generosidad.

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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