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Faldas midi, princesas del siglo XXI

Vestir: una pasión
Faldas midi, princesas del siglo XXI

La pollera midi y sus mil y una reinterpretaciones

abril 07, 2017

 

“Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas
y son los que más me gustan.”

Audrey Hepburn

Banda Sonora: Litte Numbers de BOY

 

 

Texto: Martina Pérez. Producción: Olivia Pérez.

 

Trini es genial. Como a la mayoría de las nenas de su edad (tiene 7 años), le encanta Violetta, los cuentos de princesas y claro, tiene un cuarto en colores pastel con hadas y flores colgando del techo. También como a muchas de su generación, a esta mujercita le gusta mucho subirse a los árboles, jugar al fútbol, barrenar olas y salir a toda velocidad montada en su bici calle abajo. Cada vez que la miro me saca una sonrisa. Ahí va Trini, con sus jeans gastados y desflecados, y su andar despreocupado, inquieto, más propio de un explorador que de una princesa.

Es la hija de una amiga. El pasado fin de semana nos juntamos y mientras mirábamos a nenas y varones jugar un partido de fútbol, su mamá me dice: “No sabés lo que fue la venida. Una excitación. Tuvimos que frenar una cuadra antes para que Trini se pusiera el vestido porque iba a ver a Vicente”. Vicente es un compañero de clase, y el príncipe azul de esta historia. Nos reímos a carcajadas y me quedé mirando a esa señorita, feliz ella, lanzando patadas al aire y derrapando por el pasto detrás de la pelota, con sus jeans gastados. Llevaba puesto, encima del pantalón, un coqueto vestido de flores rosado, a esas alturas lleno de barro.

Amo los jeans. Y rara vez uso falda. Seguramente hay un tema de comodidad y practicidad en esa elección… Pero quizás también se debe haber colado en mi cabeza una idea (un prejuicio) de “mujer muñequita”, sumisa, princesa aburrida. Zzzz… Un concepto marcado inconscientemente y casi “ancestral”, que se gestó cuando a fines del siglo XIX las mujeres comenzaron a usar pantalones para el trabajo industrial y allí comenzó a cambiar parte de la historia. Mucha agua pasó bajo el puente y hoy cada vez son menos las que creen en las historias de princesas. Leo admirada a la gran Audrey reconociendo que, si era “honesta”, los cuentos de hadas seguían siendo sus preferidos. Porque en el fondo creo que sí, que la mayoría tenemos una Trini adentro, que los espacios ganados por la mujer no implican necesariamente pantalones, que la frase de “quién lleva los pantalones en casa” es arcaica y que la guerra de géneros ojalá termine de una vez por todas y como dice Marilén Stengel, ojalá hombres y mujeres comencemos a caminar juntos con nuestras diferencias…  Y finalmente, creo que perdimos (y que seguimos perdiendo) mucho tiempo midiéndonos unos a otros, y que entre esas pérdidas está el encantador síndrome Trini, las mariposas en el estómago, la excitación, las ganas de ponerse linda sin renunciar a nuestros jeans gastados.

La reinterpretación de la «falda midi» creo que va por ese camino. La libertad y la soltura de esta tendencia, la magia de la femineidad, a veces en su versión más coqueta, con tacos altos y chaqueta tipo lady; otras con championes o montada en una bicicleta. Detrás de esta tendencia me alegro de reconocer la misma actitud de Trini, con sus jeans y su vestido rosado, o más bien casi negro de tanto haberse divertido y embarrado. ¡Enhorabuena!

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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