“La gente aprendió a conocer el cashmere desde otro lugar”
Vestir: una pasión
Iván de Pineda, María de Montalembert y Loló Tanoira, tres argentinos que, con cierta rebeldía, apostaron al cashmere como un producto excelente y descontracturado
Llegué en taxi a Guatemala 4533, en pleno Palermo Viejo. En una casona espectacular me estaban esperando dos de los tres socios de Bully, Loló y María. La entrevista duró poco porque se tenían que ir a buscar a sus hijos al colegio. Después me quedé mirando los sweaters de cashmere que venden…¡Espectaculares!
Bully nació a partir de una obsesión por el cashmere que tenían Leonor (Loló) Tanoira, María de Montalembert e Iván de Pineda, los tres argentinos. Tanto María como Loló habían trabajado juntas en el Retail de distintas marcas y se abrieron porque empezaba una nueva etapa en sus vidas: la maternidad. Ambas querían participar de un proyecto que les permitiera congeniar ambas intenciones: ser mamás dedicadas y disfrutar de su trabajo. También se les sumó Iván de Pineda como un socio más.
Y así fue como a finales de 2006 empezaron a investigar el tema de la producción en Mongolia, a contactar las fabricas, a empezar a desarrollar muestras. Bully crea y produce sus productos en Mongolia Central, la cuna del cashmere. Allí se compra el hilado y se lleva a cabo el proceso de teñido y confección de sweaters, bufandas y mantas.
Y justo coincidió que en EEUU y Europa el cashmere empezó a “popularizarse”. Según las palabras de María: “No sólo las grandes marcas lo tenían ahora, sino otras marcas un poquito más High Street. Y ahí empezamos a incursionar en ese campo, ya que era un producto que nos encantaba.”
La Citadina: ¿En Argentina no había nada de cashmere?
María de Montalembert: Si, Polo Ralph Lauren tenía cashmere, pero nosotros lo que queríamos hacer era, al producto como el cashmere llevarlo hacia la moda. Ya no es que vos heredabas el cashmere de tu abuela o de tu mamá…
Loló Tanoira: Si, el ícono del cashmere de Polo Ralph Lauren, que era como el clásico sweater, siempre igual, que iba de generación en generación con la misma paleta de colores. Nosotros queríamos una versión de un cashmere mucho más accesible.
LC: ¿Tuvo buena aceptación?
LT: La gente aprendió a conocer el cashmere desde otro lugar, se sacó esa idea del sweater rígido y como aburrido. Con la paleta de colores nos animamos a jugar muchísimo desde lo lúdico. El primer sweater que mandamos a hacer tenía una gallina gigantesca en el pecho, era como la burla al caballito de Polo Ralph Lauren, porque la gallina representa el animal de corral de todos los días.
MdeM: El menos lindo, es decir el animal menos refinado en el producto más refinado.
LT: Bully siempre tuvo ese espíritu como subversivo, es decir, agarro el material más noble y le pongo el animal de corral; y además nos ponemos en una casa en Palermo Viejo como esa cosa de que “un poquito nos tuviesen que encontrar”.
MdeM: Buscar los contrastes y la mejor combinación dentro de los contrastes, eso es lo que nos gusta. Estamos en el desarrollo de la etiqueta, de las pautas, de la imagen de los flyers, como que en todo siempre con una vueltita de tuerca.
LT: La marca fue súper aceptada, se transformó un poco en una marca de culto. Tenemos una clientela que realmente es un lujo.
LC: ¿Y los precios de los sweaters?
MdeM: Hay gente que de repente no se lo puede comprar, que lo quiere comprar pero no puede, pero es un producto que lo quiere tener, eso es difícil de generar.
LT: El tema de los precios justo nos agarró en un momento en que empezaron a trepar un montón entonces la brecha entre lo que te sale hoy en un shopping, mezcla poliéster, mezcla lana, hecho en China pero de materiales sintéticos, no es tan grosera. Si vos comparás lo que te sale un cashmere acá en dólares contra cualquier cashmere en Zadic & Voltaire, cualquier tienda en Francia o EEUU, es ridículamente mas barbato acá, entonces el tema del precio que era una gran incógnita resultó que no fue un obstáculo; el peor obstáculo resultó ser llegar a tener el producto en tiempo y forma acá, en Argentina.
María comenta “en la temporada de verano vamos a estar en Uruguay, en un local que se llama Loló, que queda en Manantiales, pegado al Fish Market. Y Loló agrega: “Se llama Loló pero no tiene nada que ver conmigo, es de casualidad. La dueña del local se llama Dolores Alzaga.”
LC: ¿Bully es considerada una marca cara?
LT: No es que sea una marca cara, acá las marcas caras se han ido prácticamente todas… Igual hay marcas argentinas carísimas. Para mí no es un tema la barrera del precio sino la barrera de la información: Bully es una marca que no tiene la pata más comercial de venta al por mayor. Las que nos compran son clientas que nos conocen y manejan la información o nos han ido conociendo con el tiempo. El precio nunca fue un tema acá.
LC: ¿Cuánto sale un sweater, aproximadamente?
MdeM: Entre US$ 250 y US$ 350.
LT: La gente que viene acá compra, punto.
Contacto:
Buenos Aires: Guatemala 4533
Manantiales: Loló (pegado a FishMarket; sólo por temporada verano)
http://www.thisisbully.net
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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