Conocí a Belén hace muchos años y doy fe que es una persona que todo lo hace en forma intensa y comprometida; por eso la elegí para que sea columnista de la sección Puertas Adentro. Los padres del siglo XXI  nos irritamos fácilmente abatidos por el cansancio de tanta responsabilidad, trabajo, exceso de información y actividades de nuestros hijos y propias. Pero…Nuestros hijos no tienen la culpa.

He aquí, Belén…

Soy una mujer común y corriente, madre, esposa, hija y amiga. Trabajo como Coach Co-Activa, la definición no es fácil, fue creada por americanos, pero básicamente en mis sesiones co-creo magia con mis clientes. No soy maga, o sí… Si partimos de la base de que si creamos las circunstancias, todos podemos ser magos y así crear magia en nuestras vidas.

En esta columna voy a escribir sobre relaciones mágicas, especialmente con nuestros hijos. Ese es mi espacio, trabajar con padres y madres para crear relaciones mágicas y con el ejemplo, ser capaces de extenderlo a sus hijos.

¿Existe una receta para crearla? Mi respuesta es menos simple que la que seguramente estabas buscando… Porque otra de mis bases es que cada familia es un mundo y que no existe una única receta para aplicar. Lo que me gustaría que te lleves de esta columna, hoy y en el futuro, es un conjunto de herramientas para que las adaptes y uses de acuerdo a las características de tu hogar.

Desde arriba

Que no siempre tenemos el balance suficiente para ser pacientes es real. El trabajo, la percepción de que no tenemos tiempo, el cansancio y las corridas… Todo eso contribuye. ¿Qué pasa si a eso le sumamos que llegamos a nuestra casa y que nuestros hijos pareciera que captan esa energía y en vez de colaborar, contribuyen a ese sentimiento nuestro de que las cosas no fluyen como deberían?

Yo: – Es hora de irse a bañar

Julia y Joaquín: – sin respuesta

Yo: – ¿Me escuchan?

J&J: – Nada…

Tres veces más hasta que me contestan que después, o que uno quiere antes que el otro, o que no porque el agua esta fría o lo que sea….. -El ejemplo es bastante básico y quiere ser solo eso, un ejemplo ilustrativo-

Mi paciencia a esa altura está perdida y reacciono, reacciono mal, ellos lloran (tienen 4 y 2 años) y en vez de fluir mas… Todo me cuesta el doble, termino haciendo y diciendo cosas que no forman parte de la persona que quiero ser… Dejo de disfrutar uno de los momentos que tengo para compartir con ellos, mimarlos y dejarme contagiar por su energía.

Es en esos casos, cuando estamos en el medio de la trampita del hamster… En esa ruedita que gira y gira y no conduce a ningún lugar diferente… Es que aparece la figura del HELICOPTERO. Es la capacidad de tomarme un break y mirar las cosas desde una distancia suficiente para conseguir perspectiva, ver desde arriba y en su totalidad. Pueden ser dos segundos en ese helicóptero… Dos segundos que me dejan tomar decisiones desde un lugar mucho mas elevado. Decidir en vez de reaccionar.

Quizás tome la decisión de enojarme, rezongarlos, mostrar mi autoridad… Pero ya será una decisión y no una reacción. Las decisiones están mucho mas alineadas con nuestros valores y lo que le queremos transmitir a nuestros hijos. Las reacciones, son parte de un plan que no diseñamos nosotros y que la mayoría de las veces no tiene mucho que ver con lo que queremos presente en nuestras vidas.

La próxima vez que estés en el “pantano”, o sea en el medio de una discusión familiar del tipo que sea, te vas a acordar de subir al helicóptero, ¿o te vas a quedar abajo? Solo te pido algo… No subestimes esta herramienta, suena básica, pero es fundamental. Te da esos segundos tan necesarios para decidir y no reaccionar.

Por feedback, dudas, preguntas, pedidos o sugerencias: bsettemb@hotmail.com

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