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Meditar, cocinar, comer

Cuerpo & Alma
Meditar, cocinar, comer

Pasé un rato muy agradable en la casa de Majo Lois, quien lleva adelante su nuevo proyecto Mamacha

mayo 09, 2014

 

Una gran calidez inunda la casa de Majo Lois, decorada con elementos que fue juntando a lo largo de su vida. Se respira un ambiente de  acumulación de experiencias de vida, algo muy vivencial.  Ahí me recibió, con unas deliciosas galletitas veganas que se deshacían en mi boca y un té servido en una linda tetera de su colección de vajilla.

Esta mujer de 42 años trabajó durante 20  en la dirección creativa de una reconocida agencia publicitaria de Montevideo, lo que la llevó a desembarcar en Perú. Fue en esas tierras andinas donde  hizo una transición muy fuerte a todo lo que era comida vegetariana, vegana y se entusiasmó mucho aprendiendo sobre los llamados alimentos vivos o crudismo (rawfood).

Su mamá le había transmitido buenos hábitos alimenticios, por lo cual no fue muy grande la brecha entre la manera  en que venía comiendo y la nueva corriente que iba adquiriendo en el país incaico: “Se me abrió una opción de comida y gastronomía enorme y empecé a tener cambios positivos.” Al mismo tiempo comenzó a involucrarse con el mindfullness: “Era algo completamente nuevo en mi vida. Descubrí que con ciertos ejercicios de respiración lograba bajar niveles de estrés y de angustia.”

En octubre 2013 retornó a su Montevideo natal y, aunque no cierra las puertas a un posible trabajo en el mundo publicitario, está dedicada a  su nuevo emprendimiento, Mamacha, que trata de  talleres vivenciales  incorporando meditación, cocina y comida al estilo comunitario.

Dolores: ¿Por qué el nombre Mamacha?

Majo Lois: Es una palabra quechua,  su significado es “mamita”. En Cuzco y en la zona andina las mamachas son esas indias gordas, viejas, que tienen todo el conocimiento de la cocina y de la medicina con yuyos. Por eso al pensar en un nombre, enseguida se me vino a la cabeza Mamacha, porque las mujeres somos todas medio mamachas, mas allá de que podamos ser ejecutivas. Yo, sin ir más lejos, soy una Mamacha, una mujer sin hijos a la que le gusta cocinar para sus amigos, para su familia. Valorizo todo lo que es natural, todo lo que aprendí de mi mamá, que ya no vive, de la cual conservo  un cuadernito escrito por ella con recetas.

D: Suena como a una tradición familiar.

ML: Sí. Mi abuela era muy buena cocinera, así que viene de generaciones. Mi mamá tenía muy buena repostería, tartas, era una genia haciendo conservas que luego comíamos en invierno. Y yo siempre sentí que cocinar me daba mucho placer. Pero los últimos años me di cuenta que además de darme placer, quería que fuera mi sustento  y mi estilo de vida definitivo. No quiere decir que no quiera seguir con la publicidad, que de hecho me encanta,  pero no tantas horas como antes.

D: ¿Cómo surgió la idea de hacer talleres vivenciales basados en mindfullnessrawfood y comida comunitaria?

ML: La idea de llevar a cabo  talleres  empezó a tomar forma estando en Perú. Sentía que tenía que transmitir esto a la gente, el hecho de aprender a meditar y hacer pequeños cambios en la alimentación.

Y bueno, como ves yo tengo una casa preciosa, siempre tuve un montón de sillas, de vajilla,  de manteles. Viste cómo son las cosas…Yo siempre me preguntaba por qué  mi mamá tenía tanta vajilla. Hoy creo que todo estaba pronto para que yo hiciera un click. Llegué a Uruguay y empecé a usar toda la vajilla con Mamacha.

D: Contame sobre el concepto Mamacha…

ML: Mamacha es cocina consciente. Presente y presencia para sentir la cocina como un espacio de transmisión de saberes, valores y disfrutes.

Lancé Mamacha en febrero de este año. Yo siempre digo que tiene dos patas:

Por un lado la fan page de Facebook, que es como un lugar online de inspiración, donde la comida tiene un peso importante. Ahí podés encontrar toda la  información  de mi emprendimiento.

Y por otro lado lo que son los talleres propiamente dichos, que consisten básicamente en contarle a la gente lo que yo practico en mi vida y que lo pueda llevar a su vida diaria.

Las tres puntas del concepto son: meditar, cocinar y comer.

D: ¿Cómo es el desarrollo del taller?

ML: Dura aproximadamente cuatro horas, pero depende mucho de la dinámica de la gente. Te  podés encontrar con grupos que son súper charlatanes, en los cuales te preguntan cosas, y también surgen temas de la vida. Lo hago con poca gente porque la experiencia gourmet tiene que ser personalizada, máximo ocho personas por sesión.

Empezamos con un espacio de desconexión  que dura unos 40 minutos, donde les enseño la técnica de la meditación de mindfullness.

Después pasamos a un atelier gastronómico en el que aprendemos nuevas técnicas, usamos nuevos ingredientes y redescubrimos los clásicos, incentivando la búsqueda de nuevos sabores y placeres. Mamacha se basa en principios de comida veg(etari)ana, raw. Aprendemos a trabajar con alimentos vivos, con las semillas etc. Por ejemplo, les enseño a hacer leche de vegana y con lo que queda, que es una harina, hacer  cookies; la idea es no desperdiciar nada. La gente se va con muchas  recetas. El mundo vegetal está mucho más allá de la ensalada de cebolla, lechuga y tomates.

Terminamos comiendo todos  en la sala de mi casa. Cocinamos juntos y finalmente  compartimos lo creado en una gran mesa. Mamacha promueve el uso de productos estacionales y locales. Quizás muchos de los del grupo no se conocen, por lo cual es una comida compartida y comunitaria, que tiene esa característica de restaurante a puertas cerradas (este nuevo concepto se llama mealsurfing, en boga en todo el mundo). También me preocupo  por presentar una linda mesa, que la vajilla esté bonita, que las flores que elijo para poner la mesa estén buenas…

D: ¿Cada cuánto llevás a cabo los talleres?

ML: Una vez al mes. Me gustaría hacerlo con más frecuencia, pero va a depender de la aceptación que esta idea tenga en la gente.

D: ¿Cuánto cuestan?

ML: Entre $1000 y $1200, dependiendo de los insumos que vayamos a utilizar. Ese monto incluye las cuatro horas que dura el taller, con todo: meditación; cena con entrada, plato principal y postre. Los talleres no son ni crudistas ni veganos, pero si totalmente relacionados con frutas, cereales y verduras. Seguramente no voy a utilizar ningún lácteo.

D: ¿Están siendo bien aceptados por el uruguayo?

ML: Yo siento que es una idea que ha tenido una bienvenida interesante. Después uno los va  recomendando boca a boca. Sería feliz haciendo un encuentro semanal, porque cada vez sería más la gente que empieza a despertar su conciencia y a revalorizar la comida, el hecho de sentarse, disfrutar y compartirla con los suyos. Creo que es algo que se ha ido perdiendo, la gente come parada, a deshoras, los chicos en un horario y los grandes en otro. Proponerles a los padres que una vez a la semana, entre todos, preparen una comida. Y para mí Mamacha es también transmitir ese valor.

D: ¿Qué te gustaría que se llevaran  de tu taller?

ML: Que se lleven la curiosidad de seguir investigando. Yo tuve mis maestros y también mucha curiosidad, hice cursos, seminarios, compré libros,  etcétera. Creo que la curiosidad lleva a muchos lados interesantes.

D: ¿Podrás ampliar el concepto de mindfullness?

ML: El mindfullness tenés dos maneras de practicarlo. Por un lado sentarte a meditar  siguiendo determinados pasos, pero también podés meditar de manera activa, y eso yo lo utilizo en el momento de cocinar y en el momento de comer. Mindfullness es estar en el momento presente, aquí y ahora, y la cocina y la comida son realmente una meditación,  porque en ese momento tu estás aquí y ahora, no estás ni en el pasado ni en el futuro.

D: ¿Sos vegetariana, vegana, crudista o no te definirías dentro de un estilo?

ML: No soy ni vegana, ni vegetariana ni crudista, yo tomo de cada una de esas corrientes  lo que disfruto y lo que mejor va con mi cuerpo. Y si en algún momento se me cruza un cappuccino con leche de vaca, lo tomo. Y en verano si quiero tomar un helado, me lo tomo también. Lo que prácticamente no como es carne roja, pollo nada y pescado cada tanto.

El centro de mi vida es el yoga (flexibilidad), la alimentación saludable (nutrición) y mucho deporte.

D: ¿Qué libros recomendás para interiorizarse en la alimentación consciente?

ML: Alimentación Consciente Cocina del Arco Iris, ambos de Gabriel Cousens; Cooked: A Natural History Of TransformationFood Rules: An Eater’s Manual  e In Defense Of Food, los tres de Michael Pollan; y Mal Comidos de Soledad Barruti.

D: ¿Y algún sitio web?

ML: Web recomiendo la siguiente, que aporta mucha info acerca de nutrición y también difunde pensamientos para estar más despiertos a nivel alimentación:

www.hungryforchange.tv

D: Algún mensaje que les quieras dejar a los lectores de La Citadina…

ML: Que sean más curiosos, que sepan que hay opciones en Uruguay donde pueden encontrar de todo. Es bueno salir un poco de la rutina, salir de las pastas, de las verduras, etc.  Tenemos buenas ferias en Uruguay, hay buenas tiendas naturistas, etcétera. Les aconsejo que abran el paladar, que se animen a probar. Ojalá la gente pueda entender y disfrutar el espíritu de Mamacha, que valorice el hecho que se le abra las puertas de una casa, y así como yo soy generosa con ellos, también ellos deben serlo conmigo, con mi casa y mis valores. Esa es la idea.

 

Contacto:
Majo Lois
www.facebook.com/mamacha.uy
mamachauruguay@gmail.com

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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