Paint it black
Lo gourmet
Little Rose, un personal restorán en pleno corazón palermitano de Buenos Aires
Eran las tres de la tarde de una soleada tarde otoñal en pleno Palermo porteño. Recorría el barrio con Martina, la editora de La Citadina. Como nos suele suceder cuando cruzamos la orilla y visitamos esta efervescente zona de Buenos Aires, el tiempo vuela y una se pierde entre la diversidad de tienditas, todas con su particular encanto. Pero precisábamos recargar energías y todavía no habíamos almorzado. Una amiga me había recomendado un lugar donde comer “el mejor sushi de Buenos Aires”. Y allí salimos, ¡a la caza! Buscando la numeración 1672 de la calle Armenia, nos pasamos por varios metros. Retrocedimos y fue entonces que nos enfrentamos ante una puerta negra antigua con ventana, cerrada, bajo un toldo, también negro, con las palabras Little Rose escritas en blanco. Hacia el interior se podía ver una escalera y otra puerta. Nuestra curiosidad iba en aumento. Tocamos el timbre. Halo de misterio. Se olía el encanto de lo escondido. Una mujer, vestida también de negro, bajó a abrirnos. Una vez abierta la puerta de par en par, los escalones de mármol nos llevaron a este espacio íntimo, que sorprende a quien llega por primera vez y percibe el contraste en cada detalle presentado de forma tan personal como acogedora: Little Rose.
A una cuadra de Plaza Armenia, en pleno barrio palermitano, para ser bien precisos Palermo Soho, una casona antigua de estilo netamente francés, que supo ser habitada por una familia armenia, fue la elegida en 2006 por un grupo de socios relacionados con el arte y la arquitectura. Hoy día tiene un único dueño: Walter Souza.
Saltaba a la vista que la decoración fue uno de los leitmotiv principales a la hora de concebir Little Rose. A mi me deslumbró el lugar. Me encantó que respetaran los rasgos franceses originales y al mismo tiempo los resignificaran dotando al lugar de una impronta muy personal. Techos altos, paredes negras con boiserie, grandes espejos biselados, pisos de roble, enormes lámparas cilíndricas estilo oriental y espesos cortinados beige de bambula. En las paredes se desplegaban retratos de niñas y niños vestidos y maquillados al estilo de antaño, obras del reconocido fotógrafo Gabriel Rocca, uno de sus dueños iniciales. Delicadamente iluminados, los cuadros eran como pequeños oasis de luz entre tanta oscuridad, y otorgaban cierto aire teatral al ambiente.
Charlamos un rato con la encargada del mediodía, Magdalena Martínez, quien nos contó los detalles que van más allá de la mirada de un comensal que visita por primera vez un espacio gastronómico. “Aquí se mantiene la clientela y el mismo personal desde el día uno. Hay una relación camarero-cliente muy cercana. Los clientes siempre muy agradecidos con la cálida atención que les brindamos. Si bien tiene capacidad para 35 personas, cuenta con un lugar íntimo o VIP.” Off the record: por su privacidad es frecuentado por muchas figuras de la farándula y política local.
El contraste no sólo está en la decoración sino ya en el mismo nombre, Little Rose, que nos llevan a imágenes románticas y pomposas.Exenta de cursilería, la decoración juega con ese clásico simbolismo y lo reinterpreta.
En cuanto a lo gastronómico propiamente dicho, según Magdalena: “No se busca una cocina moderna, sino clásica con sabores bien marcados. Hacemos especial hincapié en estandarizar los platos, es decir que haya un hilo conductor entre el chef del mediodía y el de la noche, que los platos salgan siempre igual, manteniendo una misma esencia.” Parece que el sushi es el atractivo principal de la carta: niguiris; sashimis, makis; uromakis y veggies, entre otros. Igualmente, los que se llevan todos los aplausos son los New York Philadelphia, sushi rebozado en panko. Y para los que no les gusta el sushi, como a mi, hay algunas opciones más que tentadoras, como el plato hit: pollo a la naranja con arroz. “El pollo es bien sabroso, está rebozado en crocante, con una reducción irresistible de jugo de naranja, soja y jengibre”, contó Magdalena. Yo pedí el salteado de espaguetis orientales con vegetales, y me pareció exquisito.
La encargada también nos comentó que, a diferencia de otros lugares, el menú ejecutivo es de lunes a sábado.
A modo de ejemplo, les transcribo uno de los menú ejecutivos:
Menú 2:
Entrada: sopa Miso o ensalada de verdes
Plato principal: sushi
5 niguiris de salmón rosado
1 sake maki
2 New York Philadelphia
1 Salmón Skin
1 veggie
4 cortes de sashimi
Postre: helado artesanal; ensalada de frutas; mousse de chocolate o pote e creme.
Precio: $ 118 (argentinos)
Para la próxima me tocará apreciar este singular restorán a la noche. “Cambia totalmente, tiene un encanto y una calidez distinta, con muy poca luz, logrando un ambiente muy especial y privado”, según la mirada de su fiel encargada Magdalena Fernández.
Contacto:
Little Rose
Armenia 1672, 1er. Piso, Palermo Soho; Buenos Aires
(005411) 4833 9496
littlerose1672@hotmail.com
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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