Todo empezó con un plato roto
Deco & Diseño
María Lasarga nos acerca a estas piezas únicas, realizadas con recortes de porcelana de otras épocas
Por Dolores de Arteaga
La historia de su emprendimiento empezó con un plato roto. María Lasarga ya se dedicaba a hacer joyas cuando la visitó una amiga con un pedazo de un plato que se le había quebrado. La intención de su amiga era que María le hiciera un anillo ya que la pieza era parte de su juego de vajillas favorito. María nunca imaginó que la idea de inmortalizar la porcelana en una joya, fuera el disparador de una nueva colección para su marca: “María Lasarga Joyería Contemporánea”.
De su infancia, María rescata el contacto con la naturaleza que tuvo al vivir en el campo: “Me marcó mucho”. Otro punto importante fue su vinculación con el arte y el gusto por el trabajo manual. A los 18 años se instaló en Montevideo, decidida a estudiar Diseño Industrial. A los 23 y recién recibida, María ganó una beca para estudiar joyería durante siete meses en Bassano del Grappa, un pueblito al norte de Italia. A partir de ahí, no paró de profesionalizarse y de ganar premios en concursos de diseño. Pasó por varias incubadoras de Montevideo. En 2010, su colección Hora del té fue premiada en la II Bienal Iberoamericana de Diseño, en Madrid, y en 2012 ganó el 4º premio en una de las convocatorias a “Mujeres Empresarias 8 M”. Esto es solo una pequeña muestra de su corta pero gran trayectoria.
Dolores: El punto de partida fue el plato roto…
María Lasarga: Sí. Pero un tío fue quien me dio una gran mano para llevar la idea a la práctica. Era ingeniero industrial y fotógrafo y le gustaba mucho investigar. En la casa de mi abuela hay un taller con varias máquinas y herramientas, y ahí nos instalábamos los fines de semana a trabajar. Yo al principio no le dedicaba mucho tiempo, porque trabajaba tiempo completo en una agencia de publicidad. Hasta que un día dije: “¡Basta!”; fue ahí que empecé a dedicarme a tiempo completo. En esa época mi tío se enfermó. Hoy él ya no está con nosotros aunque sigue muy presente en este proyecto.
D: ¿Dónde te surtís de platos?
ML: Antes iba a la Tristán Narvaja. Hoy los clientes y las personas que conocen y les gusta el proyecto, me los dan.
D: ¿Tenés algún criterio de selección?
ML: Es algo muy intuitivo. Me divierte fijarme de que época son y qué origen tienen. Incluso mis piezas se entregan con una pequeña explicación y la foto del plato que le dio origen. Se trata de una historia, no es solo una joya.
o
“La persona se enamora de la pieza, porque es una pieza con historia”
o
D: ¿No te da lástima romper platos?
ML: No los rompo a menos que me lo pidan, en general ya están rotos y los reutilizo en algo que es divino, y que en general se tiran a la basura. Para mí es más interesante usar piezas que estén rotas, cascadas, rajadas.
D: ¿Qué parte de los platos utilizás? ¿Sólo las que tienen diseño?
ML: Hay de todo, hay clientes a las que les gusta que utilice mucho diseño del plato, y otras que prefieren un toquecito. En todos los casos salen piezas alucinantes. Una vez una clienta me dio un plato, me dijo que era horrible y que no estaba segura si yo iba a poder rescatar algo de él; pero muchas veces estas piezas son las más lindas para hacer joyas, quedó divino. ¡Mi clienta no lo podía creer!
A veces pasa que al engarzar la joya, la porcelana se casca un poquito, no queda perfecta y yo les explico a los clientes que para mí eso no es un defecto, que reafirma de qué se trata. Aunque muchos quieren que la pieza esté perfecta, otros, como a mí, les resulta interesante que esté cascada o tenga defectos porque eso la hace más interesante.
D: ¿En qué entorno de precios andan las piezas?
ML: Depende de los modelos, entre 2.000 y 5.000 pesos uruguayos más o menos. Lo más costoso en la pieza es el tiempo que te lleva todo el proceso, pero también es mi mayor satisfacción.
D: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
ML: Me gusta que las piezas te traigan un desafío. Dibujar las joyas y luego hacerlas. También trabajo mucho en la computadora, que aunque no me guste mucho, es parte de…Pero en general, mi trabajo es un placer.
D: ¿Diseñás siempre tú?
ML: Sí, siempre. Y trato de que el producto no sea una joya de temporada, sino una pieza atemporal, que te acompañe siempre.
o
“Trato de que el producto no sea una joya de temporada, sino una pieza atemporal, que te acompañe siempre.”
o
D: Ganaste muchos premios y tenés un lindo camino recorrido. ¿Encontraste dificultades por el camino?
ML: Sí. Cuando se te cierran las puertas te bajoneás, y más si estás solo, pero fui haciendo el ejercicio de no tomarme las cosas como personales. Se te cierra una puerta y se te abre otra. Por suerte siempre tuve apoyo y no me di por vencida en tiempos difíciles. Mi familia fue mi primer gran cliente, mi hermana, por ejemplo, tiene casi todas las piezas y las usa desde para jugar al tenis hasta para andar a caballo (risas). Mis primas, las esposas de mis primos, todas usan mis piezas.
D: Alguna producción a partir de un juego de vajilla familiar…
ML: Mis primas heredaron de su abuela un juego Willow y algunas piezas estaban cascadas o fisuradas. Todas, encantadas, se mandaron hacer una joya cada una.
También tengo familia en Paraguay que me encargó 25 colgantes de un solo plato; fue un desafío grande, pero muy lindo poder lograr que cada una de esas joyas fuera interesante y única.
o
“Mi familia fue mi primer gran cliente. Mi hermana, por ejemplo, tiene casi todas las piezas y las usa desde para jugar al tenis hasta para andar a caballo”
o
D: ¿Tu idea es exportar, en algún momento?
ML: Sí, quiero apuntar a la cantidad. Yo trabajo con orfebres en Uruguay que son excelentes y además son amigos. A través de algunos profesores que tuve en Italia, vendo algunas piezas en determinadas joyerías de ese país. En Uruguay me gusta hacer una movida más cultural, me divierte participar en algunos eventos donde poder contar la historia yo misma, ya que creo es lo mejor. No me gusta mucho dejar mis piezas a consignación.
D: ¿Vivís de tu emprendimiento?
ML: Vivo y a veces sobrevivo (risas). ¡Fabricar en Uruguay es carísimo!
D: ¿Qué busca la gente que muere por alguna de tus piezas?
ML: Busca una historia, una pieza que sea única porque reafirma su personalidad. La persona se enamora de la pieza, porque es una pieza con historia, hay un concepto detrás. En general son porcelanas antiguas que vinieron de Francia, Alemania, Inglaterra, China o Japón, en su mayoría.
Contacto:
María Lasarga- Joyería Contemporánea
Cel.: 099 182 248
Mail: hola@marialasarga.com
Web: www.marialasarga.com
Facebook: www.facebook.com/marialasarga
Instagram: www.instagram.com/marialasarga
¿Qué opinás?
Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
Ver todas las entradas de lacitadina.