De la cámara de un tractor a una cartera
Deco & Diseño
Andrea Nande, directora de GoMADE, nos cuenta sobre la conjunción del reciclaje de las cámaras de ruedas y el diseño
Andrea Nande tiene un ojo urbano afilado a fuerza de mirar los movimientos de la gente por la ciudad y ver lo que lleva consigo. De ahí nacen sus interpretaciones acerca de qué le estará haciendo falta a la gente que se mueve por Montevideo… Y las distintas ciudades del mundo, ¿por qué no?
La más grande de tres hermanos, Paola fotógrafa y Gerardo escultor, a Andrea le falta poco para terminar Diseño Textil. Con respecto a la educación que recibió junto a sus hermanos, comenta: “Le salió el tiro por la culata a mis padres. Ellos querían para nosotros tres carreras de ingenieros. De chicos siempre nos incentivaron a hacer distintas actividades y había como una cuestión emocional de expresarlo todo por medio del arte.” Su infancia quedó marcada por sus visitas a la casa de sus abuelos, donde recuerda un cuarto con un montón de retazos de tela y una máquina de coser: “Quedaba inmersa en ese mundo de creaciones.”
Desde hace cuatro años se dedica full time y con gran profesionalismo a crear Gomade, una marca de accesorios realizados con cámaras de ruedas. “Fue de a poco, porque al principio los productos no quedaban bien.” Desde un principio se dio cuenta que no solo eran productos que faltaban en la urbe, sino que, además, era una manera de darle continuidad a un material que siempre quedaba en desuso.
Algo que se cuela mucho en la charla con Andrea es la importancia de amar y confiar en el producto que uno hace, que es, ni más ni menos, que confiar en uno mismo.
Dolores: ¿De dónde surge la idea de hacer accesorios con cámaras de ruedas?
Andrea Nande: Como que se conjugó todo. Yo andaba en bici, me quedaban algunas cámaras tiradas en casa y como estudiaba diseño tal vez tenga que ver con eso. Allí te incentivan mucho lo que es explorar, buscar materiales y vas por el mundo mirando todo como un entrenamiento.
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“Creo que mi producto es un vehículo de concientización de que está bueno reciclar”
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D: ¿Por qué el nombre Gomade?
AN: Es un juego de palabras que involucra al material. Es como una cosa que se va perpetuando, como “goma de». Es algo longevo por el tipo de material, lo pasé del ámbito automovilístico al textil a través de accesorios. Y mi marca tiene un claim que dice: “Ahora tú las paseas a ellas”.
D: Gomade es sinónimo de diseño, reciclaje y practicidad.
AN: Sí. Con Gomade viene amalgamado el tema de desarrollar un producto diferente con un tema de reciclaje y de diseño, que me gusta desde chica. Además de querer desarrollar algo mío, eso siempre lo quise hasta que me afloró…
D: Habiendo tantos materiales reciclables, ¿por qué las cámaras de las ruedas?
AN: La cámara, que es lo de adentro de la rueda, lo que se pincha, si bien puede ser emparchada una cantidad de veces tiene un límite y después ya no sirve. Queda tirada en las gomerías, contamina y no se biodegrada. El material tiene determinadas características que son valiosas: es impermeable, duradero, no se mancha, se puede lavar, y, además, todas las cámaras son diferentes y tienen su lenguaje. Y todo ese lenguaje es lo que hace que sea un producto atractivo y que se diferencie de otro producto hecho con otra cámara. Yo selecciono las partes que están sanas o que tienen algún emparche, línea o inscripción, porque las hace distintas. Descarto las partes deterioradas. Hay toda una tendencia que recién está viniendo al Uruguay, pero que en otros países está instalada hace muchos años, que es el reciclaje, el cuidado del medio ambiente.
D: Usás cámaras de ruedas de…
AN: Uso las gomas de bici, auto, tractor gigante, carreta, etcétera. Las que son parte del desecho de las gomerías. El tema es que conseguirlas no es tan sencillo. Hasta ahora las gomerías se las daban a los camioneros para que hicieran sus tiras para atar las lonas. Hay veces que me las dan en forma gratuita y otras tengo que negociarlas y comprar de a lotes. Pero en las zafras en las que los camioneros son los clientes, por más que una sea simpática, los están esperando a ellos más que a mí (risas); y aunque las quiera pagar, ¡no te las venden! Es algo en lo que he tenido que ir allanando el camino.
D: ¿Qué líneas desarrollás?
AN: Productos unisex. Todo lo que son accesorios: bandoleras, morrales, alforjas (bolsos para las parrillas de las bicis), bolsas porta residuos. Hago a demanda, según lo que se va vendiendo. También he hecho regalos empresariales: llaveros, portarretratos, etcétera.
D: ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
AN: Mi producto es urbano y tiene que ver con lo que pasa en la ciudad, en la gente.
D: Cuando pensás tu producto, ¿qué priorizás?
AN: Le doy mucha importancia a la satisfacción del usuario. Me gusta tener mucho contacto con el cliente: saber qué opina, si hay alguna queja. Rescato el aprendizaje de un comentario; no te tenés que quedar en tu mundo.
D: ¿Qué opinaron tus seres queridos cuando diste la noticia de tu futuro emprendimiento?
AN: Me miraban de reojo, como pensando que era una buena idea, pero no con miras a poder vivir de eso o desarrollarlo como una marca formal. Pero mi familia siempre me apoyó mucho. Mi madre me dice que ella es fan de mis productos a muerte, siempre me hace comentarios, es sumamente crítica y me encanta.
D: ¿De qué parte del proceso de producción te ocupás tu?
AN: Me ocupo de todo el proceso. Lavar las cámaras, seleccionar la materia prima, diseñar los modelos, mandar a estampar la tela, ir al taller, decidir las cantidades, y lo que es la venta. Delego solo la parte de la ejecución. Trabajo con distintos talleres que ya los tengo bastante entrenados; no es fácil manejar la goma, no es un material que responda como podría ser el cuero o el plástico. Es un material indomable (risas): tiene una determinada forma, se estira, no se puede forzar porque si no terminás peleada con él.
Al principio tenía que tener una estrategia para que el producto circulara, entonces usaba mis carteras para hacer publicidad. Contaba la historia que hay detrás de estos productos. Cuando tenía cumples regalaba una cartera. Ahora que mi marca se hizo un poquito más conocida, la gente ya compra directamente el producto.
D: ¿Hay algo similar a tus productos en Uruguay?
AN: De la forma en que yo lo trabajo, textil, industrialmente y con estas terminaciones, no. Quiero lo mejor y le pongo corazón. Me di cuenta que era emprendedora nata; al principio no te va bien y hay que ser tolerante. Hay un tema que tiene que ver con la perseverancia, la pasión, las frustraciones y el entusiasmo que uno tiene que pasar. Todos los obstáculos que se presentan son pruebas que te hacen darte cuenta que amás tu producto. Todo se va aprendiendo. Viste que el ser emprendedor es una raza aparte, por el costo, el tiempo. No hay libreto, no hay un guión. Tuve una época exploratoria, intuitiva, porque de la parte de desarrollo del producto y del área comercial no tenía ni idea, tampoco tenía contactos ni nada…
D: ¿Cómo hacés para lograr productos con esas terminaciones?
AN: Es un arte. Simplemente voy buscando y depende de la cámara, de cómo esté la goma, de las variables del peso, grosor. Hay tanto para hacer de reciclaje, que ni nos imaginamos. Creo que mi producto es un vehículo de concientización de que está bueno reciclar. No es difícil el reciclar, lo que es difícil es reciclar un producto y ponerle una cuota de diseño para que sea vea lindo, que cumpla su función, que sea perdurable y además venderlo… No es changa. Mis productos son duraderos y me encargo de que sea así. Me preocupo de revalorizar el producto no solo por medio de la limpieza del caucho, sino también por medio de las telas y los materiales que utilizo. Las costuras tienen que ser resistentes y la mano de obra buena, por eso la pago bien. Todo tiene que cerrar y que la ganancia sea para todos. Por ejemplo, ¡yo a mi producto no lo puedo mandar a hacer a China! ¿Cómo le explico a un chino el tratamiento del caucho, de la cámara?
D: ¿Tenés en mente exportar?
AN: Sí, me encantaría. De hecho he vendido en Buenos Aires y en Barcelona. Me gustaría que fueran ventas en forma sistemática. Quiero que sea un negocio que crezca. En todo esto es muy importante la manera de ser de cada uno, es lo que le da el remate al asunto.
D: ¿Cómo es tu rutina de trabajo?
AN: Trato de seguir determinados procesos: abrir la compu, contestar mails y pedidos; trabajar potenciales clientes; participar en algún evento que pueda estar bueno…
D: Alguna reflexión a alguien que quiera emprender y le de miedo…
AN: Yo tuve momentos en que estuve peleada con el emprendimiento. A la gente que está emprendiendo algo o que vaya a emprender, que se deje llevar por lo que le resuene en las tripas; eso no te lo da nadie. Es lo que hace que vos puedas trascender a todo, a tus propios obstáculos internos, para llevar a cabo lo que querés independientemente de lo que te digan los demás. Vale la pena. Es importante diferenciar entre el capricho y lo que tú realmente querés hacer.
Donde encontrar Gomade:
La Pasionaria: Reconquista 587/ 2 915 6852
Quien te viera: Bacacay 1328 / 099 812 719 – 099 779 963(Ciudad Vieja)
Sietemilimetros Opa: Convención 1308 / 2900 9582
Contacto:
GoMADE
Andrea Nande
Cel.: 099 204 843
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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