“Yo no quiero que un nene sienta que no es parte de la naturaleza por tener dos bellas madres”
Cuerpo & Alma
Entrevista a una argentina de 22 años, quien fue criada por dos mamás
Laura nació el 22 de mayo de 1992, en Buenos Aires. Esta joven argentina de 22 años, estudiante de 4º año de la carrera Psicología, me pidió que no figurara su apellido. En cierta medida quiere mantener su anonimato.
Su infancia y adolescencia difirió bastante de las de sus amigos de colegio. Hasta los 7 años vivió en una familia tipo, con su mamá y su papá. Inesperadamente sus padres se separaron, y Laura pasó a tener dos mamás: su mamá biológica Graciela y Silvina. Nunca perdió contacto con su papá, quien siempre fue un referente en su crianza. Hace no mucho tiempo, escribió una carta. Una carta para si misma. Nunca imaginó que esa “Carta abierta de una hija de dos mujeres”, iba a tomar tal trascendencia. “La escribí inocentemente como medio de expresión propia, para poner en palabras cosas que me estaban dando vuelta hace rato en la cabeza, y quizás también como reacción a tantas cosas negativas que he escuchado al respecto de familias homoparentales, sin sustento alguno.”
Dicha carta me conmovió mucho. Más personas de las que imaginamos deben de estar sufriendo por ese mismo motivo, sintiéndose poco comprendidas por una sociedad a la que le cuesta modificar ciertas estructuras tradicionales, dentro de la cual me incluyo.
Dolores: Laura, ¿qué te llevó a escribir la “Carta abierta de una hija de dos mujeres”?
Laura: Una voz en defensa propia y en defensa de todos los que están en mi lugar. Para frenar las voces opositoras que hablan barbaridades sin tener el cuidado de que nosotros estamos escuchando, de que un chiquito puede escucharlos decir: “Si es criado por dos mamás, no es natural”. Y yo no quiero permitir que un nene pueda llegar a pensar que no es parte de la naturaleza por tener dos bellas madres, sólo por la vaga opinión de otros.
D: Tuvo mucha repercusión esa carta, ¿no?
L: Increíble cómo se difundió sola, por naturaleza propia. No hice nada para que tuviera la repercusión que tuvo, se la mostré a mi mamá y ella la publicó en su Facebook. Luego la diputada argentina María Rachid la leyó y la publicó en el suyo, y eso hizo que muchísima gente la leyera. Enseguida varios diarios digitales la publicaron, y eso hizo que se extendiera tanto por las redes sociales. Recorrió toda Latinoamérica y llegó a muchos pueblitos chiquitos donde ni se mencionan estos temas. Evidentemente, había sed de un testimonio que tranquilizara tantas dudas que se despertaban al pensar cómo podía salir un chico con dos madres o dos padres.
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“Me doy la libertad de conocer a quién quiera, sea hombre o mujer, porque estoy abierta a sentir amor por las personas sin importar su sexo”
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D: ¿Cómo fue tu infancia?
L: Hermosa, vivía en una casa con mi papá y mi mamá a una cuadra del colegio. Tengo hermosos recuerdos. Hasta los 7 años me crié en una familia heterosexual. Mis papás se separaron de forma inesperada. Cuando mi mamá se divorció de mi papá, se puso en pareja con Silvina. Entonces pasé a vivir con mi mamá biológica Graciela y su pareja Silvina en una casa, y con mi papá en otra.
En un principio Silvina era “la amiga de mi mamá”, porque los abogados le decían a mi mamá que mantuviera en silencio su homosexualidad porque ese podía ser un motivo para que el juez le sacara mi tenencia. Y a mí no me lo decía, porque hubiese sido un peso muy grande para una nena de 7 años cargar con ese secreto ante todos. De todos modos, sin cuestionarme tanto cuál era la relación que mantenían entre ellas dos, yo a Silvina siempre la quise desde un primer momento, y desde que me conoció me inculcó sus valores y me crió con mucho amor, como si yo fuera su propia hija. Es por eso que hoy la considero como una madre más.
D: ¿Y tu adolescencia?
L: Hermosa también. Con respecto a la homosexualidad de mi mamá, el silencio se mantuvo, se había creado una especie de complicidad entre todos. En mi colegio todos mis compañeros sospechaban, pero nadie se animaba a preguntar, y preferían seguir nombrando a Silvina como “la amiga de la mamá”. Era obvio que no lo era, ninguna de las otras madres vivían con “una amiga” durante tantos años, durmiendo en la misma cama. Pero en aquella época la situación en Argentina era diferente, no existía la ley matrimonial igualitaria y eso lo cambiaba todo. La palabra “gay” no era aceptada como ahora, sino socialmente asociada a algo negativo. Había mucha más discriminación que ahora, entonces la mayoría se mantenían ocultos por miedo al rechazo.
D: ¿En ambas etapas te sentiste contenida por tus dos mamás?
L: Siempre me sentí muy contenida por ambas. A medida que iba creciendo, de a poco fui entendiendo la situación. Y así como la entendía, la aceptaba sin problema. Tampoco me animaba a preguntarles a ellas, porque entendía que por alguna razón aún guardaban silencio. Fue recién a los 16 años que me dijeron que estaban unidas civilmente, que fue a la edad que creyeron que ya tenía la madurez como para entenderlo, y donde ya un juez no iba a poder sacarles mi tenencia gratuitamente, porque ahora yo tenía voz para decidir dónde quería vivir. Y el momento que me lo dijeron no fue para nada traumático, estaban poniendo en palabras lo que yo sabía hacía rato.
D: ¿Qué valores rescatás de tu familia homoparental?
L: El respeto al otro y a uno mismo, el bienestar, la solidaridad, la libertad.
D: ¿Te parece que con la ley del matrimonio igualitario van a surgir las nuevas familias?, ¿Niños criados por familias homoparentales?
L: Familias homoparentales las hubo siempre y las va a seguir habiendo. Con esta ley lo que cambia es el reconocimiento legal de los derechos de éstas. Ya pueden ser nombradas sin tantos miedos y con un grado de aceptación mucho mayor en la sociedad, una sociedad que de a poco se anima a pensar diferente. Claro que el proceso del cambio social es mucho más lento. Es común que muchas personas aún crean que la homosexualidad es una enfermedad, aunque hace más de 40 años fue eliminada como trastorno del Manual de Psiquiatría. Después de cambiar la ley del matrimonio, creo que el siguiente paso es, sin duda, cambiar la educación.
D: ¿Por qué el mito de que si dos personas gay adoptan un hijo, ese hijo va a ser gay?
L: Por ignorancia. Se han hecho estudios que demuestran que no es necesariamente así. Además, casi todos los homosexuales adultos que hay hoy en día salieron de parejas heterosexuales. En mi caso, siempre he tenido relaciones heterosexuales, aunque reconozco que me doy la libertad de conocer a quién quiera, sea hombre o mujer, porque estoy abierta a sentir amor por las personas sin importar su sexo. Algunos a esto lo confunden con libertinaje; yo sólo lo percibo como amor al ser humano íntegro.
D: Si volvieras a nacer, ¿elegirías ser criada por tus dos mamás?
L: ¡Claro! Algunas de las mejores cosas que aprendí, las aprendí de ellas, y soy quien soy gracias a ellas.
Carta abierta de una hija de dos mujeres
«Hoy es un día raro. Hoy vienen a casa a filmarnos, como si fuésemos un bicho raro. Es que en cierta parte lo somos. Soy una de las pocas personas de mi generación que se han criado con dos mamás.
Vienen a ver qué pasó. Cargo con la voz de aquellos que aún no hablan: los muchos bebés que hace dos años pudieron nacer con dos mamás o dos papás, gracias a la nueva ley que así lo reconocía.
Y es por los derechos y el respeto de esos chicos que hoy me animo a hablar.
Para que no sean discriminados en el futuro como un poco yo lo fui, por una sociedad que no acepta lo diferente por desconocimiento y miedo. Miedo al qué pasará de esos niños, que no reciben una figura materna o paterna, etc.
Una sociedad que inventa finales terribles, donde hipotetiza con tanta certeza la orientación sexual futura de esos chicos: homosexual. Porque eso decían: «un chico criado por homosexuales va a salir homosexual». Como si la homosexualidad fuera algo malo de lo que haya que tomar prevención, y como si la misma fuera hereditaria.
Discúlpenme, pero a ellos siempre les dedicábamos con respeto las mismas dos palabras: «Cuanta ignorancia», mientras seguíamos escuchando cosas terribles que decían los que luchaban en contra de la ley matrimonial.
Otra gran cuestión que ponían en juego era el valor de la familia. Si tan solo nos hubieran visto en casa un día cotidiano, tan solo una cena, verían lo felices que somos juntas y lo hermosa y valiosa que es mi familia. ¿¡Quién puede decir que mi familia tiene menos valores que la conformada por heterosexuales?! Créanme, quien lo dijo, se equivoca.
Haber crecido en esta casa fue una de las cosas más maravillosas que me ha pasado. Tuve como modelo materno a una madre que tuvo la valentía de transgredir miles de prejuicios sociales, con todo el terror que eso conlleva, tan solo por ser fiel con ella misma.
Puso primero el amor que sentía antes que los millones «qué diran» que encontraba perdidos por ahí. Díganme si eso no es un ejemplo de vida!
Hoy me da las fuerzas para ser feliz realmente como quiero, y no como otros quieren. Porque el cuentito de que la vida tiene que ser de una manera, de que hay que comportarse de cierta forma, yo no me lo creo. Por eso, si hay algo que aprendí acá, es a ser libre.
Y la libertad es el sentimiento más hermoso que sentí.
Muchos me preguntan si finalmente soy lesbiana o heterosexual, y siempre les respondo:
‘Hasta ahora me enamoré solo de hombres, pero por favor, no me saques con tus etiquetas la oportunidad de conocer mañana a la mujer de mi vida’.
Porque eso creo, que ese tipo de rótulos son tan solo una forma de limitar quién me dejo ser mañana. Y yo, me considero una mujer potencialmente infinita».
Contacto:
Mail: puertaabierta2007@yahoo.com.ar
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Fotos:
ARG Noticias / Florencia Moreno y Carla Melicci.
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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