“Me gustan esos vestidos que muestran que las niñas son niñas y no adultas en miniatura”
Vestir: una pasión
Entrevista a Jeannette Kavanagh, directora de Sinéad, marca australiana de vestidos para niñas y sus muñecas
Uso bastante Pinterest, que técnicamente se define como una red social donde cada usuario crea sus propios tableros virtuales con imágenes que va encontrando en la red. Yo diría que más que una red social es una red para recrear la vista y estimular los sentidos. Uno se va acostumbrando, por suerte. Al principio crea tal ansiedad que dan ganas de cambiar toda la casa, entre otras cosas. Y así, navegando por esta dichosa red, fue que me encontré con Sinéad Collection.
Fotos de niñas y sus muñecas con los mismos vestidos me atraparon al instante. Un sueño. Si mal no recuerdo, fue la primera vez que comenté en Pinterest, porque siempre me dio la impresión que a diferencia de otras redes sociales, los comentarios quedarían perdidos en el medio de la nada. Percepción totalmente personal. Y errónea. Ni bien escribí que me fascinaba la idea, que era una dulzura, una tal Jeannette Kavanagh, directora del emprendimiento textil, me contestó al instante: “Pasame tu dirección que te mando los dos vestidos a tu casa, de regalo.” Y así fue, en diez días los recibí en la puerta de mi casa. De Melbourne a Montevideo. Esas cosas increíbles que pasan en la vida y que no nos dejan de sorprender. La generosidad humana en todo su esplendor.
Jeannette Kavanagh se autodefine como “bibliomaníaca incurable”, porque si no tiene al menos dos libros a mano se pone nerviosa. Le fascina caminar y nadar: “Se trata de una meditación, un momento solo para mi, donde cuento mis respiraciones…”. El teatro es otra de sus pasiones. Aquí, con ustedes, la creadora de este original emprendimiento…
Dolores: Jeannette, contame algo de vos…
Jeannette Kavanagh: Al igual que muchos de los australianos no indígenas, nací fuera de Australia. Uno de cada cuatro australianos nacieron en otros países, y muchas de las personas nacidas aquí tienen al menos uno de sus padres nacidos en el extranjero. En mi caso particular nací en Dublín, Irlanda. Mis padres emigraron primero a Inglaterra y después a Melbourne, en la década del ‘60. Esto se debió, como en tantos otros emigrantes, a la la falta de oportunidades en sus tierras. Me siento feliz de haber crecido en Australia y estoy enamorada de mi nueva patria que me ha dado muchas oportunidades, pero yo siempre seré irlandesa.
D: Además del emprendimiento textil, ¿tenés alguna profesión?
JK: Trabajo como psicoterapeuta. Fui a la escuela de arte; a través de la pintura, el dibujo y el trabajo en cerámica siento que aprendí a ver el mundo de otra forma, desde un enfoque diferente. Soy muy creativa y eso me ayuda mucho a ser feliz y a encontrar conexión con mis clientes en el rubro textil y también con mis pacientes. Saco fotos, dibujo, pinto y siempre he confeccionado ropa y tejidos.
Mi primera experiencia profesional fue como maestra, y a la larga me convertí en la directora adjunta de uno de los colegios terciarios más grandes de Australia. Pero me di cuenta que no era mi verdadera vocación. Por medio de una práctica privada de reciclaje fui a dar con la psicoterapia, en la cual hoy día concentro la mayor parte de mi energía.
D: ¿Cómo empezaste con Sinéad Collections?
JC: Mi vida ha dado un giro completo cuando nació mi primera nieta, Sinéad, en 2001. Ahora ella tiene 13 años. Tanto Sinéad como su hermana Niamh, cuando eran pequeñas, amaban los vestidos que yo hacía. ¡Sus amigas también! Terminé haciéndoles unos diez conjuntos. La novedad pasó, pero la gente me decía que era una idea maravillosa. Así fue que comencé, sin tener experiencia alguna en ventas y producción, a trabajar con un equipo de costureras con estándares muy exigentes de calidad. Cada vestido es terminado a mano, cada uno de los parches es cosido y terminado individualmente. Los vestidos patchwork podrían ser de un material impreso, pero no, para mí el patch (parche) se cose en forma individual. Los vestidos de las muñecas, al ser más pequeños, suponen un reto mayor pero muy disfrutable.
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“De niña cosía ropa a mis muñecos; me encantaba la idea de que fueran parte de mi familia”
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D: ¿Cómo funciona Sinéad?
JK: No funciona como tienda, porque por los costos y por no contar con stock suficiente estoy fuera del mercado mayorista. Pero la realidad es que todas las personas de Australia alguna vez han visto una o dos niñas con un vestido de Sinéad. Por tal motivo preguntan por el vestido, les dan mi contacto y me llaman para su confección. El boca a boca es lo que me ha permitido tener un público privado. A menudo estas personas terminan comprando uno o dos vestidos de cada estilo y color. Hace poco he abierto una tienda en Etsy (sitio web de comercio digital, principalmente de productos artesanales o antiguos), porque a no ser que tu nombre sea Calvin Klein, lo mejor es mantener bajos los costos.
D: ¿Por qué decidiste hacer vestidos para niñas y sus muñecas?
JK: Aunque ya soy lo suficientemente grande como para marchar por las calles por los derechos de la mujer, creo que las niñas y algunos niños siempre van a adorar a las muñecas. Cuando yo era pequeña, a una temprana edad me enseñaron a coser y a tejer. Solía hacer las chaquetas, vestidos y zapatos para mis osos de peluche y muñecas, con los materiales que sobraban cuando mi madre cosía. Me encantaba la idea de que mis muñecos fueran parte de mi familia.
D: ¿Tu misma diseñás los vestidos?
JK: He diseñado cada uno de los vestidos de la marca. El original del primer vestido lo hice 42 veces, hasta que finalmente quedó. Me gustan esos vestidos que muestran que las niñas son niñas y no adultas en miniatura. Mis vestidos son atemporales, tradicionales, como el mejor vestido que se usaba los domingos hace 50 años atrás.
D: ¿Qué es lo que más disfrutás de tu emprendimiento textil?
JK: Aún me gusta seguir recibiendo las fotos de las niñas y sus muñecas con los vestidos. Me encanta ver esa emoción de que abran el regalo y vean que tienen un hermoso vestido no solamente para ellas, sino también para sus muñecas. Hace poco me llamó una persona a contarme que su hija de 3 años estaba tan emocionada con el vestido que no quería sacárselo antes de ir a dormir, y que decía que a su muñeca también le había encantado.
D: ¿Te gusta la moda?
JK: No soy loca por la moda, pero sí me gusta vestir bien. De joven usaba el pelo afro, vestidos de gasa y otros. Solía llevar trajes Chanel para trabajar, pero hoy por hoy uso trajes de un estilo informal elegante, casual.
D: La infancia hoy día…
JK: Está invadida por la implacable máquina del marketing. Los niños son un segmento del mercado y es preocupante que se permita tanta publicidad en programas infantiles.
D: Una niña de 8 o 9 años, en Australia, ¿juega a las muñecas?
JK: Claro que sí. Las niñas que yo conozco juegan con las muñecas hasta cerca de los 12 años. Mi nieta Sinéad, que ahora tiene 13 años, ama lo digital pero también juega con sus muñecas.
D: ¿Te gustan las muñecas Barbie?
JK: Yo no tenía muñecas Barbie de niña, pero sí mi hija. Sigo pensando que son muñecas raras, pero le compré un montón a mi hija Natalie cuando era chica, le encantaban. A mis nietas también les gustaban las muñecas Barbie, pero jugaban más con las muñecas tradicionales.
D: ¿Conocés algo de Uruguay o del pueblo uruguayo?
JK: No tengo un concepto del pueblo uruguayo. Si son como tú, qué maravilloso. Tú parecés tan curiosa que es un regalo, ya que significa que siempre estarás fascinada por las historias de la gente y que nunca su contenido será un: «He visto todo, y ¿ahora?». De todos modos, no sé prácticamente nada de Uruguay a pesar de que uno de mis clientes nació en Australia pero sus padres son uruguayos. Yo nunca he viajado a América del Sur, pero me encantaría hacerlo algún día…
Melbourne según Jeannette…
“Yo vivo en Melbourne, ciudad con unos tres millones de habitantes. Fue votada recientemente, y una vez más, por ser la más habitable del mundo. Hay amplias extensiones de jardines y el hermoso río Yarra. La ciudad nunca está tan congestionada como las ciudades de Europa o Asia y el tráfico no es tan intenso en las horas pico.
Lo que más me gusta es su clima templado y el hecho de que podemos disfrutar del aire libre la mayor parte del año. También me encanta la yuxtaposición de lo nuevo con lo viejo: la hermosa catedral de San Pablo frente a la Plaza de la Federación, y la estación principal de trenes en la calle Flinders.
Melbourne no es el lugar más amigable de la Tierra. Los extranjeros que han venido a vivir aquí dicen que la gente es antipática y cerrada. Si no has crecido aquí es difícil entrar y hacer nuevos amigos. Yo he vivido aquí desde 1960, así que tengo muchos amigos desde hace décadas y me siento muy acogida.
En Melbourne la mayoría de las personas sigue a la Australian Rules Football y es bastante fanática de sus equipos. Yo no tengo un equipo en particular.
Aunque los canguros son mamíferos marsupiales exclusivos de Australia, la mayoría de los habitantes de aquí nunca ha visto un canguro, salvo en un zoológico o si van al bosque en los días festivos. Yo los veo de cerca, me visitan cada día en mi propiedad en Pambula, New South Wales. Me encanta hablar con ellos. Ya no me tienen miedo, así como tampoco a mis hijos ni a mis nietos. ¡Es tan mágico ver al bebé canguro en la bolsa de su madre! En una ocasión uno de mis nietos me preguntó si la bolsa estaba cosida.”
Contacto:
Jeannette Kavanagh
Mail: jkavanagh@iinet.net.au
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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