“Uno ve al azulejo como algo frío pero yo a eso lo transporto al material textil”
Por amor al arte
Un ida y vuelta con Felipe Maqueira, artista desde sus inicios por los años ’70. En estos momentos está abocado a la creación de azulejos textiles
Felipe Maqueira tiene 62 años y es artista textil: “Siento mucho interés por los materiales textiles, la decoración, las cosas bellas, el ser simple.” Más allá de la amplitud de sus gustos en cuanto a arte se refiere, actualmente se encuentra focalizado en el diseño de azulejos textiles. Si uno se aleja un poco, parecen azulejos portugueses de verdad. A Felipe le gusta el juego de apariencias, el parecer pero no ser.
Tuvo una infancia muy linda. Su padre carnicero y una madre ama de casa que bordaba y cosía para ellos. “Como me gustaba pintar, en vacaciones me hacían pintar las sillas y las ventanas de casa”, comenta Felipe, de mirada serena. Corrían los años ’70 cuando a los 17 años dejó su Fray Marcos natal, en el departamento de Florida, para venir a estudiar a Montevideo. Una gran ciudad en comparación con el pueblo que lo vio crecer. Plena época de la dictadura. Bellas Artes estaba cerrada. No había mucha información. No fue fácil para Felipe. Su deseo era ser dibujante o profesor de dibujo: “La palabra artista uno la descubre ahora.” Finalmente estudió Publicidad Gráfica en la UTU (Universidad del Trabajo del Uruguay).
Todo su conocimiento textil de hoy día se lo debe a sus recorridas por un Montevideo de antaño en busca de materiales de calidad: “Todo venía de Francia. ¡Lo que era ver botones de azabache! Gente que hacía flores pintadas a mano. La calidad de las telas, el pelo de camello, las polleras escocesas…” Un mundo donde el concepto de la moda era estructurado. El charol era para invierno y la gasa para verano. Azul se combinaba con azul y rojo con rojo. Cinturón, cartera y zapatos del mismo color. La moda parecía cortada con la misma tijera. Así estaba el mundo cuando Felipe comenzó a inmiscuirse en la lenta movida montevideana. Cuánto tiempo pasó. Y cuánto todo cambió.
Dolores: Felipe, el abanico textil es muy amplio. Hoy te estás dedicando a pleno al diseño de azulejos textiles…
Felipe Maqueira: Sí. Uno ve al azulejo como algo frío o como una cerámica vidriada, pero yo a eso lo transporto al material textil. Siempre jugué con eso de que parece una cosa pero es otra. Los azulejos tienen como un mismo dibujo pero siempre tienen algún detalle que cambia.
D: ¿Cómo surgió la idea de hacer este tipo de azulejos?
FM: La idea surgió del grupo de tapicistas que integro desde hace más de 30 años: Centro de Arte Textil Uruguayo (CETU). Hace poco le cambiamos el nombre porque nos teníamos que aggiornar (risas). Los términos “tapiz” y “tapicista” suenan antiguos. Exponemos cada dos años y surgió hacer una muestra textil en el Museo del Azulejo de Montevideo (2010). Cada uno trabajó como quiso sobre el concepto del azulejo. Yo hice uno de estilo portugués. Conocí una tapicista de Porto Alegre que bordaba, hacía alfombras y siempre se manejó con el azulejo portugués; esa información se ve que quedó en mi disco duro.
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“Siempre jugué con eso de que parece una cosa pero es otra”
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D: ¿Dónde te inspirás para diseñar los azulejos?
FM: Me muevo con lo que existe en Montevideo. El Museo del Azulejo es espectacular. Por ahí empecé y no se dónde voy a terminar. Todo va surgiendo también con lo que tengo de material, y tengo mucho en el taller. Todavía hay mucho por hacer.
D: ¿Cómo definirías el concepto de tapiz o arte textil?
FM: Todo lo que tenga fibra se considera tapiz. El papel, las telas y hasta el plástico tienen fibra, por lo cual el concepto es muy amplio. Hoy en día no hay estereotipos, las fronteras están muy limadas.
D: ¿Desde cuándo estás con el arte textil?
FM: Desde 1976. Empecé a tejer en telar y después a trabajar con volumen, forrándolo con tela y a hacer lo que se llaman esculturas blandas. Vas generando, trabajando, y eso es el pie para otra cosa. Ahora con los calados en laser ya no tenés que afirmarte con la trincheta, hoy hacés el dibujo y lo mandas a calar, te da otra prolijidad. Te queda la base pronta para trabajar afuera, adentro, y para empezar a crear.
D: ¿Cuáles son los materiales que más te gustan para trabajar?
FM: El lienzo y la loneta. En la loneta podés pintar, dibujar, plastificar, estampar, recortar. No se te desfleca, tiene muchas posibilidades. El material es el que me provoca, si me pedís que te haga un vestido primero necesito la tela para luego hacer el boceto. Soy muy creativo. También hice biombos en una época, pintados, trabajados con texturas.
D: ¿Cómo te proyectás al futuro?
FM: Me veo trabajando con más tiempo en lo textil.
Contacto:
Felipe Maqueira
Cel.: 095 891 330
Mail: maqueira@adinet.com.uy
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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