Volvieron para quedarse
Deco & Diseño
Los enlozados de nuestras abuelas están de regreso. Hoy, descascarados o nuevos, los podés encontrar en varios puntos de Montevideo
Por Dolores de Arteaga
“Todo vuelve”, nos decían los grandes cuando éramos chicos. ¿Quién no lo escuchó alguna vez? En nuestro mundo de niños o adolescentes, y quizás sin ser muy conscientes, supimos grabarlo a fuego. Es que los adultos a veces nos ponemos repetitivos. Y más cuando la nostalgia entra en juego.
Y los viejos y queridos enlozados son una fiel prueba de que todo vuelve. Y quizás con más fuerza. Porque estos viejos enseres cada vez tienen más adeptos. Y de todas las edades. Los más grandes, porque les recuerda a la cocina de su abuela. Los más jóvenes, atraídos por el “fenómeno” vintage. Entre los famosos también tienen seguidores. La cocinera argentina Juliana López May es una de las consabidas coleccionistas de enlozados.
Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX, en Europa. Los primeros intentos de crear enlozados tuvieron lugar en Alemania. La idea era aplicar esmalte al hierro de las ollas para que durasen más tiempo y mantuviesen la comida caliente. Pero por su precio y por considerarse un material demasiado elegante para ponerlo sobre el fuego, no fue bien aceptado en un principio. Parece que su época de gloria fue en los años de entreguerras.
Igualmente el enlozado nunca dejó de usarse. Quizás sí estuvo olvidado en el fondo de algún placard. Es que materiales como el acero inoxidable, el aluminio y el teflón supieron opacarlo. Pero ahora llegó para quedarse. Porque es un elemento fuerte. Noble. Funcional. Vítreo. Decorativo. Jarras, especieros, bowls, cafeteras, cucharones, platos y ollas, entre tantas otras versiones, inmortalizan al viejo y querido enlozado. Porque cuanto más viejo y descascarado, mejor. ¡Y siempre es tan lindo a la vista! ¿Qué más se le puede pedir? Algo: ya que volvió, que no nos abandone más…
Estuve conversando con Tabaré García en la feria Tristán Narvaja, quien siempre tiene una gran cantidad de enlozados en su puesto: «Tengo una gran colección de enlozados. Son piezas divinas, antológicas. Me gustan los colores raros que no es común ver por estos lugares.
El otro día encontré un yerbero anaranjado que no lo quiero vender. ¡Tengo toda mi casa enlozada! Si no me dan lo que yo quiero, seguiré atesorando las piezas hasta el fin de mis días…»
A continuación La Citadina propone algunos lugares donde podés encontrar enlozados, nuevos y antiguos, tanto en Montevideo como en Punta del Este:
SUE (Sociedad Uruguaya de Esmaltado)
Venta al público:
Tel. 2507 29 18
Dir. 8 de octubre 3648 Esq. Félix Laborde / Montevideo
Feria Tristán Narvaja
Por la calle Paysandú, entre Tristán Narvaja y Gaboto, a la altura del 1772, podés encontrar a Tabaré García con una gran variedad de enlozados.
Juan Cosas Viejas:
Dir. Ruta 10 entre Alborada y los Deseos / La Barra / Punta del Este
www.facebook.com/juancosasviejas
Santa Paciencia:
Cel. 099 632 707
Dir. Costa Rica 2002, Esq. Mones Roses / Montevideo
www.facebook.com/santapacienciavajilla
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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