Entrenar en familia
Cuerpo & Alma
Entrenar en familia trae consigo muchos beneficios. Entre ellos, promover el gusto por la actividad física. Nuestra columnista Ana Choca nos habla sobre ellos…
Por Ana Choca
“Lo que los hijos ven de sus padres les queda para toda la vida”
“Cuando el tiempo libre que queda luego del trabajo, las obligaciones y quehaceres familiares es poco, buscar momentos para dedicarnos a hacer actividad física parece imposible. Compartir la actividad en familia puede ser una buena solución, puede servir de estímulo para empezar a movernos, y además ser una instancia disfrutable para todos.
Las rutinas y los hábitos dan seguridad y aprendizaje a los más pequeños. Convertir la actividad física en un hábito en la familia es un gran acierto para todos, y muy fácil de lograr si ponemos voluntad y estamos dispuestos a hacernos el tiempo para ello. Puede convertirse en un espacio de encuentro y disfrute para todos, y requiere no más de una hora diaria.
Acostumbrarnos a salir a caminar, trotar, jugar a la pelota, andar en bicicleta, bailar y/o hacer gimnasia juntos por lo menos dos veces a la semana, significa incentivar y promover el gusto por la actividad física, además de generar un espacio de experimentación y disfrute de las posibilidades motrices que se tienen, y que se van adquiriendo y mejorando con la práctica.
También es posible entrenar juntos compartiendo el espacio, la actividad y los ejercicios a la vez. Dependiendo de nuestras posibilidades, niveles de coordinación, flexibilidad y fuerza sobre todo, será el grado de intensidad y dificultad de la actividad que se haga.
A medida que los niños crecen y van aumentando su tamaño y peso corporal, los padres y adultos que están a cargo necesitan mantenerse alineados, ágiles y fuertes para poder moverse con ellos. Evitando así los típicos dolores de espalda.
Es esencial aprender técnicas correctas para agacharse y levantarse del piso con nuestros hijos, es decir, auparlos y trasladarlos correctamente “haciendo bien la fuerza”, como se dice comúnmente. Son movimientos que tienen que practicarse correctamente, para aprenderlos y aplicarlos oportunamente. Ejercitarlos en series y repeticiones supone una actividad intensa y efectiva para los padres; se reclutan muchas fibras musculares a la vez, se eleva el pulso cardíaco, se liberan endorfinas y el gasto calórico es importante.
Hay un viejo proverbio que los profesores de Educación Física conocemos, que dice algo bien simple y muy cierto: ‘Lo que escuché lo olvidé, lo que vi lo recuerdo, lo que hice lo sé’. En definitiva, todo se aprende y se aprehende, con la práctica y practicando.”
Contacto:
Ana Choca
Prof. Lic. Educación Física
Certificación en Entrenamiento Funcional
Cel. 099 254 160
Mail anachoca@gmail.com
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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