El gorrión de Montevideo
Por amor al arte
La cantante uruguaya María Noel Taranto interpreta a la célebre cantante Edith Piaf
Por Dolores de Arteaga
“¿No ha pensado nunca en cantar Edith Piaf?” Esa pregunta, formulada por un periodista brasileño en el backstage de un festival de jazz en Brasilia, marcó un antes y un después en la carrera musical de María Noel Taranto (52), quien se define profesionalmente como cantante y docente de gramática y fonética inglesa: “Soy docente y cantante, amo ambas profesiones. En las clases soy bastante actriz y disfruto de ese personaje.”
Locuaz, María Noel agrega que para ella “a veces el universo se aburre y crea cosas nuevas.” Eso justifica lo que le sucedió aquél día, cuando un periodista se le acercó para hacerle una nota luego del concierto y le dijo que tenía una voz hermosa. Ella le comentó que nunca había hecho el repertorio de Piaf, pero que sí cantaba La Vie en Rose. Y le pidió que le cantara un poquito… A capela y sin conciencia de si lo podía hacer o no, resultó ser una experiencia sobrecogedora. María Noel recuerda que no había público, pero las personas que estaban desarmando el festival quedaron como detenidas en el tiempo. Fueron dejando sus trabajos. La gente se fue acercando. Todos se emocionaron mucho. “Estas cosas te marcan, yo sentí algo más que el elogio del periodista, algo así como: ‘Esto es lo próximo que tengo que hacer.’ Sabía que tenía que ir hacia ese lugar.”
Así es María Noel, una persona realizada con su vida y orgullosa de sus dos hijos: Andrés (25) y Martín (17): “Son divinos, no te puedo decir otra cosa. Son mis compañeros y referentes, chiquilines muy receptivos. No les encuentro ningún defecto (risas). A ambos les gusta mucho la música.” Divorciada del papá de sus dos varones, con quien estuvo casada durante mucho tiempo, desde hace más de un año está feliz con su nueva pareja: “Hay mucha pasión y mucha alegría, se crea una relación de complicidad y compañerismo. Además de enamorarse que es muy lindo, tenemos muchos gustos en común. Le encanta verme cantar, dice que disfruta de ser público, eso de escuchar música y aplaudir (risas).” Esta artista es pasión absoluta, como ella misma lo rectifica: “Todo lo que hago pasa por mis tripas. Soy una persona 99.99 por ciento afectiva. Todo lo que me apasiona me llega con una potencia enorme.”
Dolores: ¿Y cómo prosiguió el camino hacia “ese lugar”?
María Noel Taranto: A finales del año del acontecimiento con el periodista, me fui a París a visitar a mi hermana que vive allí, y decidí ir al cementerio Père-Lachaise, donde está enterrada Edith Piaf. Allí se glorifica a muchas personas, además de ser un lugar realmente hermoso. Fui sola a ese paseo, ya que quería reflexionar. Ni bien llegás a las cercanías de su tumba, empezás a ver ómnibus de turistas estacionados, mucha gente va especialmente a ver la tumba de Piaf. Y hay un ritual mundial, la gente va allí a cantarle; yo le canté un pedacito porque quería de alguna manera dejar mi homenaje a ella. Es un lugar que te inspira alegría, es como si ella te recibiera. Sentí que el lugar era un maravilloso homenaje a ella. A partir de ahí sentí que Piaf me había dado permiso para cantar su repertorio.
D: Antes del acontecimiento del periodista, ¿quién era para vos Edith Piaf?
MNT: No tenía ninguna referencia en particular, solo sabía lo que el común de la gente, que era una cantante francesa que me gustaba como cantaba. Yo vivía más en el jazz, no me ocupaba de aprender otras músicas. Tengo una formación clásica: toco el piano, la guitarra, y luego me dediqué a cantar jazz. Mi tecnicismo es el jazz y la música góspel. Ahora, cuando canto Piaf es más crudo, desde lo más profundo de mí surge la alegría, la tristeza, la felicidad.
D: A partir de que todo confluyera para empezar a cantar el repertorio de Piaf, me imagino que te habrás imbuido sobre su vida…
MNT: Sí, en todos los sentidos. Leí su biografía El Baile de la Suerte (Global Rhythm Press) y vi La Vie en Rose (Oliver Dahan, 2007), la película sobre su vida. Piaf sostenía que aunque no entendieras francés, su música te podía llegar y que era universal, es decir cantar en francés podía ser incomprensible pero ella lograba que le llegase a todos y que se divirtieran.
Piaf tuvo una vida que si tú la medís en longitud fue breve, pero si la mirás en amplitud, en complejidad y observás todo lo que vivió, ella amó a morir y la amaron a morir. Fue admirada, querida, cuidada y protegida por un montón de gente. Sus gustos eran simples pero también se hizo adicta a la morfina porque fue lo que le daban por su dolor de espalda; ella tenía todos los huesos rotos por tres accidentes de auto, además de tener artritis. Era lo único que mitigaba su dolor físico y el del alma.
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“Para mí, a veces, el universo se aburre y crea cosas nuevas”
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Vivió en tiempos de guerra, vivió la Primera y la Segunda Guerra Mundial, así como la posguerra. Es difícil colocarse en ese momento, por eso las alegrías se valoraban inmensamente, tener un plato de comida y una botella de vino para compartir era una gran alegría. En ese contexto se desarrollaba la vida de Piaf, la cual fue difícil. Tuvo muchas pérdidas, un comienzo poco auspicioso con una familia que no la quiso, iba a lugares poco apropiados para una niña, y sin embargo se construyó una vida que le permitió expresar y dejar una marca en el mundo, ella decía que amaba la vida a pesar de todo y que realmente había que vivir el momento. Y lo podía decir con autoridad, porque creía fervientemente en el recomienzo hasta que Dios dispusiera lo contrario.
D: ¿Qué significa para vos interpretar las canciones de Piaf?
MNT: Vale decir que recrear un personaje como el de Piaf, cantar sus canciones, a mí me inspira un gran respeto y me inspira pensar que cualquier cosa que me pasa a mí en lo cotidiano, que pueden ser cosas estúpidas o serias, tienen solución. Cuando yo me enfrento a esas dificultades, hago la referencia mentalmente y pienso: “Piaf habría podido con esto” o “Piaf se habría reído con esto.”
D: ¿Qué destacás de Piaf en tus conciertos en su honor?
MNT: Esa alegría de vivir, su desparpajo, su intensidad, su pasión y su capacidad de amar. No enfocarme en su capacidad de dolor, que sí existió, pero el amor siempre surgió por sobre todas las cosas.
D: ¿La imitás sobre el escenario?
MNT: Buena pregunta. Yo en el espectáculo evoco a Piaf, pero no tenemos nada que ver físicamente (risas). No hay ningún intento de imitación. Simplemente tenemos en común la gestualidad, hay gente que me ha dicho que mi forma de mirar o de expresar alguna parte de las canciones es como si Piaf estuviera allí, pero es sin darme cuenta, porque mi intención no es imitarla. Me gusta acercar la parte real de ella, sus amores, su picardía. Todos los músicos se enamoraban de ella perdidamente y dejaban su vida sensata para irse tras ella. Su humor era muy contagioso, todos lo que se casaron con ella realmente la amaron y también fueron seducidos por su necesidad de protección y su amor a la vida.
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“Cuando me enfrento a dificultades, pienso: ‘Piaf habría podido con esto”
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En el concierto uso ropa actual con un aire de esos tiempos, es como vestir a un personaje que soy yo y que homenajea a Piaf, canta y habla de las canciones y de su creadora. Ella vivió una época en que las mujeres no podían ser autores de sus canciones, como tampoco le tenían permitido un montón de cosas; Piaf al principio tenía que registrar sus temas a nombres de otros, y así mucho del dinero que le tenía que haber llegado no le llegó nunca.
D: En el espectáculo en su homenaje, ¿introducís a Piaf?
MNT: Claro, es un espectáculo musical pero con un hilo conductor que es teatral. Las canciones tienen vida propia. En el teatro vas a escuchar cartas, algunas traducidas y otras en francés, cómo se inspira en las canciones y cómo las crea. En su vida hubo mucho amor poético o apasionado, Piaf tuvo amores ilícitos de pocos meses. Cuando salís del espectáculo te da la sensación de haber visitado a Piaf y haber compartido un rato con ella, no solamente de haber escuchado sus canciones. Me gusta que ocurra esa magia, que escuches el acordeón, que veas el vestido, y que tú te creas que estabas en ese momento, en esa época.
D: ¿Tenés canciones propias?
MNT: Sí, pero son de un género híbrido que no te sabría describir. Lo llamo “lqms”, que significa “lo que me salió”, ese es mi género musical habitualmente (risas). Pero hay una canción que compuse especialmente para este espectáculo de Piaf, es un tema musical que compuso Raúl Medina y está especialmente dedicado a ella. Es un rock and roll, esto se debe a que muchas veces conversando con amigas llegamos a la conclusión de que Piaf era una rockera, si bien ella no lo sabía.
Contacto:
María Noel Taranto
Mail lataranto@gmail.com
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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