La divulgadora de secretos
LC en Portones
O la detectora de “oportunidades ventana”. Varios títulos podrían haberle sentado a María Noel Maisonnave, creadora del libro Casas de Campo del Uruguay, un regalo imperdible que Portones propone para los padres
Por Martina Pérez
Converso con María Noel y siento una mezcla de entusiasmo y cierta impotencia. Pienso: ¿Por qué no habrá más gente así en nuestro país? ¿Por qué no habrá más “Maria Noeles” en puestos decisivos? ¿Por qué nuestros ministerios y embajadas no tienen más personas que, como ella, quieran mostrar lo mejor de lo nuestro? Personas a quienes les desvele divulgar nuestra mejor cara como país. Funcionarios que quieran correr el telón y develar micromundos apenas conocidos, apreciados muchas veces más por los extranjeros que por los propios uruguayos.
Ese desvelo fue justamente el bichito que picó a María Noel y fue también su motor para materializar ideas como un libro de enduro, Uruguay Endurance (2012), y Casas de Campo del Uruguay, este último, recién salido del horno, y disponible por estos días en Portones Shopping para los portadores de tarjeta Benefits Itaú que pasen por Atención al Cliente y canjeen el suyo.
Nunca nadie tocó el hombro de María Noel y le dijo: “Ey, ¿te interesaría hacer un libro sobre enduro?”. Ella misma generó esas oportunidades. Podría haberse quedado tomando mate tranquila, esas frías madrugadas en las que acompañaba a su marido en su afición por el mundo del enduro. Podría haber optado por ahogar en el agua caliente del termo, las penas al comprobar que la prensa uruguaya titulaba que habíamos salido últimos en las pruebas de salto, pero nada decía del primer y segundo puesto en enduro de Uruguay en Emiratos Árabes. No lo hizo. Lejos de perder el tiempo en lamentos, esta inquieta técnica en Marketing Internacional y Comercio Exterior, a quien ya le había tocado trabajar “diez horas bajo el tubo lux”, decidió tomar el toro por las guampas y buscar la forma de contarlo ella. “Si nadie iba a cubrir estas noticias y mostrar este mundo, entonces yo haría un libro”.
Con grandes dosis de olfato, tacto, tesón y sentido común, esta autodidacta se lanzó a la pileta. “No creo en imposibles, pero también soy realista”, aclara cuando le pregunto si considera que hacer libros en Uruguay es un trabajo rentable.
MP: Casas de Campo del Uruguay… ¿Con qué nos vamos a encontrar?
MNM: Con casas enclavadas en un medio rural pero aggiornadas, aunque sean casas viejas, están actualizadas. Algunas tienen tradición y otras, la mayoría, son nuevas, no más de 10 años. Algunas son productivas y otras no. Algunas son de 6 hectáreas y otras de 6 mil. En resumen, van a encontrarse con de todo.
MP: Imagino que mucho trabajo pero también muy disfrutable…
MNM: Totalmente. La parte que más disfruto es el trabajo de campo. Hago los kilómetros que sean necesarios, las veces que sean necesarias, solo porque el sol no me gustó. En este libro en particular, empecé a contactar arquitectos. No podía creer que estas casas estuvieran en Uruguay. Y la relación con distintos públicos la disfruto muchísimo también: el arquitecto, el dueño, el cliente… Conocés gente, pensás en cómo transmitírselo al lector cuidando siempre respetarlo, contarle la realidad. Es divertidísimo y fascinante.
MP: Venías del marketing internacional, del comercio exterior; trabajaste en el rubro de la madera, en el de la lana, y en una importante agencia de viajes… ¿Cómo llegaste al mundo de los libros?
MNM: Había tenido a Inés (hoy 8 años) y en ese momento con mi marido criábamos caballos árabes para enduro. La actividad se fue volviendo cada vez más profesional. Y, de a poco, me fui metiendo en el mundo de las carreras. A mí, que no me gusta andar a caballo. Un día, a eso de las 5 de la mañana, pensé: “Yo me aburro acá esperando, muerta de frío…”. Y me pregunté: “¿Qué puedo hacer yo acá? Porque acompañar, tengo que acompañar”. Y entonces tomé la representación de unas monturas argentinas de enduro, de esas divinas que hasta dan lástima usar. Empecé a vender monturas sin saber nada. No me subía a los caballos, hacía subir a los clientes (risas). Me divertía con eso, chocha, viajaba, ponía un stand en las carreras, en la Expo Prado. Un día Uruguay sale campeón en competencia en Emiratos Árabes, que son los reyes del enduro: sacó medalla de oro, de plata, por equipos… Un montón de reconocimientos. Era como el “Maracanazo” del Enduro. Y me asombró muchísimo constatar que no hubiera difusión, nadie decía nada. Escribí a la prensa local y no me dieron bolilla. Peor todavía: un diario local publicó que Uruguay había salido último en pruebas de salto, y no hablaba de los logros en enduro. Hablaba de lo peor y no hablaba de lo mejor. Pensé: “Ok, no me dan bolilla, lo difundo yo misma”. Entonces decidí hacer el libro Uruguay Endurance. Y fue un éxito. Así empezó todo.
MP: ¿Y por qué no una web, un documental, un clip…? ¿Por qué un libro?
MNM: El libro queda para siempre. Es para nietos y bisnietos. Nadie te lo tira a la volqueta. Yo soy muy pro de lo nuevo, me encanta el avance de la tecnología, pero hoy está todo tan digitalizado, todo es copio y pego, saco de acá y pongo allá… Las redes sociales, todo se muestra con una liviandad y tan efímero o corto placista. Se va rumbo a eso, no lo podemos negar. Pero el libro es para siempre. Es original, único, no hay copias. Podrán hacer otro parecido, pero nunca igual. Y es tangible. Lo tocás, tiene el valor del papel. Queda. A mí me impresiona hoy en lo digital, que de repente lo ven miles de personas, y después chau. ¿Dónde queda todo eso? En cambio con el libro, la gente te dice: “Lo que disfruté de este libro”. Se apasiona y puede pasarse horas hojeándolo, aunque de repente ni siquiera tenga tanto texto. La gente se sienta a disfrutarlo. A ver arte, diseño, decoración, arquitectura…
MP: ¿Venís de una familia de tradición de libros?
MNM: No hasta donde yo sé. Mi padre contador, mamá profesora de inglés particular. Mis hermanos todos de los números, de administración de empresas. Nada que ver. Ahora, Federica (18), mi hija mayor es hiper letra, fanática de la literatura y de la filosofía. Se anotó en un taller literario. Una profesora de Fede me preguntó una vez de dónde había sacado mi hija esa veta artística, y yo le dije “Ni idea… Papá no, mamá no…”. Y entonces me pregunta: “¿Y vos qué hacés?, y yo le conté que estaba haciendo un libro. Se hizo un silencio y de repente me dice: “¡De vos lo sacó! No hay misterio”. Pero yo soy cero de lecturas profundas. Yo lo que quiero es que trascienda y se difunda Uruguay. Que el mundo vea el potencial que hay acá. Yo siempre quiero divulgar secretos.
MP: ¿Qué hay en tu biblioteca, qué libros preferís entre todos?
MNM: Los libros objeto. Ahora que estoy en el rubro, ya estoy con ojo clínico. Pero antes, me iba de viaje y siempre traía libros objeto: París en fotos, Nueva York desde lo alto… Libros grandes, muy visuales. Me produce placer. Miro las fotos. Y pienso en aplicarlo en nuestro país. Yo soy una enamorada del Uruguay. Me parece un paraíso que tiene muchas cosas que nadie las conoce, o por lo menos, las conoce poca gente. Me parece que vale la pena difundir lo que tenemos acá, del rubro que sea, comercial o no. Mis libros fueron muy bien recibidos en el exterior. Por eso están en inglés y también en portugués. Los libros llegaron hasta el Ministro de Exteriores ruso, a Emiratos Árabes… Extranjeros que iban a Punta del Este y me pedían por adelantado que les dejara veinte ejemplares en el hotel. En esto sabés dónde empezás, pero nunca sabés dónde vas a terminar. Eso es fascinante.
MP: Sos una suerte de embajadora…
MNM: Es la idea. Mostrar a Uruguay siempre por lo bueno. Parece que siempre fuera todo un bajón. Yo quiero señalar: “Mirá esto”. Tenemos bellezas y no las valoramos. Tanto al libro de enduro como el de las casas de campo, llegué por situaciones personales, que tenían que ver con lo que estaba viviendo ese momento, oportunidades a las que les dije que sí.
MP: ¿Cómo definirías tu tipo de libro?
MNM: Libros objeto. Me ofrecieron hacer más chicos, más económicos. Pero yo quiero diferenciarlos, quiero que sobresalgan, dar un plus. El plus es el tamaño y la calidad.
MP: Tenés como una relación muy íntima, muy estrecha con tus libros…
MNM: Sabés lo que pasa, es que yo siempre digo que el único patrimonio que tiene una persona es su nombre. Es lo único que te llevas a la tumba. Yo no puedo jugar con mi nombre. Si yo produzco algo, que sea lo mejor que yo puedo producir.
MP: Parecés de otra época: permanencia, calidad, el valor del nombre, el honor… Son cualidades que hoy brillan por su ausencia…
MNM: Es que yo soy arcaica (risas). Pero no sé… Me parece que el tema del nombre es atemporal, si vos tenés prestigio, cuidalo…
MP: Pero no sé si hoy tanta gente piensa en el valor de su nombre…
MNM: Lo piensan pero a veces no pueden llevarlo a cabo por distintos motivos, pero estoy convencida que en el fondo toda la gente quiere que se tenga un buen recuerdo de sí mismo. Yo ya pasé la etapa de diez horas laburando. Si tuviera que salir a pagar la luz, esto lo haría en mis ratos libres, cuando pudiera, y capaz que en vez de dos años por libro, me llevaría seis.
MP: Sí. Pero no todo el mundo piensa en su nombre a la hora de trabajar y se propone dar lo mejor de sí…
MNM: Es que además no sólo está el nombre propio sino el nombre de quienes trabajan con uno. También tenés una responsabilidad. Yo no puedo jugar con nombres de otros que se comprometieron. Las decisiones son mías, si bien es mi capital, hay que liderar las reuniones, hay que empujar.
MP: Es un trabajo en equipo y la idea es que se luzcan todos…
MNM: Es que mientras más se luzcan todos, más pasión le ponen. Es como un círculo virtuoso. El tema de las fotos por ejemplo es un laburo que disfrutás pero que al mismo tiempo te estresa. Aprovechar los veinte minutos de luz dorada, por ponerte un ejemplo. Con los fotógrafos corremos como locos. La idea es siempre potenciar. Y es un arte. Tenés que ser flexible, mover mucho la cintura. Yo soy productora, cadete, reparto libros casa por casa, contacto dueños, proveedores, sponsors, todo. Me reúno con cliente, proveedores. Me corre el timing. Hay mucho trabajo detrás de cada libro de estos.
MP: ¿Podés soñar con tu propia editorial? ¿Es rentable?
MNM: Económicamente no creo que sea viable. Esto es artesanal. Yo estoy a pie de máquina, mirando los pliegos a la madrugada. Yo no imprimo en China, aunque fuera más barato, porque no tengo control de calidad. Eso no lo negocio, porque lo hago según mi criterio. Me puedo equivocar, pero es un tema de gustos personales. Creo que acá sí juega la subjetividad. Y la editorial propia sí, pienso que es viable porque creo que nada es imposible. A mí me da ganancias y gracias a eso, sigo haciendo libros. Yo no me fijo sólo en lo económico pero soy realista también. Si pierdo plata, no voy a laburar. Evalúo bajar costos pero nunca calidad.
MP: ¿Cuál es tu diferencial
MNM: La pasión. No hay otra. Si yo no le metiera el cuerpo y alma a esto, no saldría. Tengo en mente mínimo cinco libros más. Yo voy yo al Ministerio de Industria y Energía al Departamento de Propiedad Intelectual con mi idea. Ya tengo registradas para futuro. Veo oportunidades ventana por todos lados.
MP: ¿Cómo es un día de trabajo tuyo cuando estás en medio de un libro?
MNM: Ningún día se parece a otro y depende mucho de la época del año. En invierno, como no puedo hacer fotos, investigo y genero contenido. En el caso de Casas de Campo, fue contactar estancias. Tenía tantas que no podían entrar. Me contactó mucha gente a partir de este libro. En este primer tomo, hay 15 casas, y ahora ya estoy pensando en contactar estancias para el segundo libro de casas de campo. Ya tengo muchas en mente. Y estoy todo el tiempo atenta, donde sea que esté, anotando ideas en una libreta. No las dejo pasar. Después veo cómo me manejo. Llegar, llego.
Contacto
María Noel Maisonnave
Mail mnoelmaisonnave@gmail.com
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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