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Viandas escolares, ¿obras de ingeniería?

LC en Portones
Viandas escolares, ¿obras de ingeniería?

Los papás y la mala relación con las viandas escolares. ¿Por qué nos llevamos tan mal con algo que tenemos que lidiar diariamente? Agustina Barriola, nutricionista, saca sus conclusiones y nos da soluciones

febrero 17, 2017

 

 

Por Dolores de Arteaga. Fotos Olivia Pérez

“Qué placer que vengan las vacaciones así no preparo más los packs”, es una frase que la nutricionista Agustina Barriola llegó a escuchar en boca de varias madres. Y con la mano en el corazón, a mí también me pasó. Querer que empiecen las vacaciones para no tener que pensar más en las famosos packs, viandas, luncheras, conservadoras o como quieran denominarlos. Que hayan tantos términos para denominar un mismo elemento, ¿ya nos dará una pauta de que es algo complicado?

Creo que como padres, el agobio va más allá de que les tratemos de mandar una dieta equilibrada, con todos los nutrientes. Porque no todos somos obsesivos con ese asunto. Lo que percibo es que el estrés “viandístico” es multicausal. El tiempo, el cansancio y la economía del hogar, en términos generales, nos juegan una mala pasada. Y considero que la falta de tiempo es una de las causas que más incide. La gente anda a mil y no le queda resto energético para cocinar. Y menos para pensar en un menú balanceado. Cada vez hay menos ayuda doméstica. Lo económico no es un asunto menor en muchos casos, aunque en otros pareciera que no pesara tanto, porque muchos se surten de congelados para las famosas viandas, y estos nos sacan de un apuro pero de asequibles no tienen nada. En fin, todo un tema.

Me pareció que ante este inminente comienzo de clases sería interesante tener el punto de vista de Agustina Barriola, con su vasta experiencia en nutrición infantil.

Dolores: Viandas escolares. ¿Por qué asustan tanto?

Agustina Barriola: Como madres somos como ingenieras químicas nucleares. Para organizar un pack, cada madre es como que hubiera tenido que estudiar toda una obra de ingeniería (risas). Todo empieza con la elección del pack, lonchera, vianda, etcétera. Si es higiénica, si es lavable -ya que ahí estamos transportando alimentos y es importante saber que estos últimos en mal estado pueden causar enfermedades-.

Después, el recipiente que lleva adentro el pack (llamado comúnmente “tupper”), hay que saber si es adecuado o no para calentar al microondas, si es de vidrio pero que no se rompa, etcétera. También hay que tener en cuenta la época del año en que estamos, para saber qué preparamos, si es verano algo más ligero, fresco, y si es invierno  algo más calentito, pero siempre con los nutrientes necesarios. ¿Cómo se va a preparar la comida? Que cuando el niño lo abra esté en condiciones, cuidar los olores que pueda largar el recipiente al abrirlo, porque la unión de todos los olores distintos no es algo agradable. También el tiempo que me lleva hacer ese pack y el dinero que dispongo para comprar el alimento.

Realmente, creo que somos ingenieras. Le doy la razón a las mamás. Es una tarea difícil armar la vianda.

D: A mí me gustaría que en los colegios estuviese incluido el almuerzo, y que no hubiese opción de optar. ¡Todos a comer en el colegio! Comida rica, balanceada e incluida en la cuota mensual (y con un precio económico). Así como está incluido en todas las escuelas públicas de nuestro país de tiempo completo y en algunas de cuatro horas. 

AB: Si vamos a que el colegio considera la alimentación como una instancia educativa, es una propuesta interesante que a nivel escolar esté incluido el almuerzo.

D: ¿Por qué te parece que los colegios no terminan de darle al asunto  “alimentación” la importancia que amerita?

AB: Yo creo que estamos encaminándonos hacia ese lugar. Cada vez hay más consciencia de la importancia del tema. Hoy se ven más profesionales vinculados a los comedores.

Sabemos que un niño que aprenda a comer de modo saludable, permitirá desarrollarse plenamente, contribuirá a conservar su salud y vitalidad, y a mantener un óptimo rendimiento intelectual. Nos cuesta creer la influencia que genera la alimentación.

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  “Cuando veo a los niños que son sonrientes, les digo jorobando: ‘Se nota que tu comés mucha fruta y verdura’”

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D: Claro, no es algo que se ve.

AB: Es difícil darnos cuenta, pero con el tiempo vas viviendo la buena alimentación, y vas percibiendo los cambios que pueden generarse.

Cuando ves a un niño que en el deporte rinde, que no hace berrinches, que es tranquilo, que es simpático, la alimentación colabora a que sea así. Como cuando veo a los niños que son sonrientes y les digo jorobando: “Se nota que tu comés mucha fruta y verdura”.

D: Hay que alimentar todo nuestro ser. 

AB: Es que somos lo que comemos. Debemos instaurar hábitos alimentarios saludables desde pequeños. Así como nos bañamos y lavamos los dientes sin cuestionarnos, lo mismo debería ocurrir con las frutas y las verduras: ¡¡no dar tanta vuelta!!

D: ¿Cómo sería un comedor escolar ideal, pero no imposible de lograr?

AB: En los comedores escolares considero importante el ambiente generado a la hora de comer, que haya diálogo, armonía, que sea distendido, no de locura ni gritos. Lavarme las manos, usar mantel o individual, cubiertos, servilleta, un vaso con agua, una buena postura frente al plato. Agarro mis cubiertos correctamente, como con la boca cerrada, luego respiro, tomo agua, me limpio la boca y continúo.

Es un proceso alimentario pero digestivo, después de alimentarme ya empieza a actuar el mecanismo físico y químico del cuerpo, donde lo emocional tiene cabida y donde los nutrientes se empiezan a transformar.

Todo tiene que ver con todo. Si como rápido me ingresa más aire a mi tubo digestivo, por lo tanto voy a estar más molesto, si estoy molesto estoy malhumorado, si estoy malhumorado no atiendo en clase. Es todo como un caminito, que empieza con una buena postura.

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  “Un nutricionista cuidando un comedor escolar podría identificar de manera temprana posibles trastornos alimentarios y/o enfermedades vinculadas a la alimentación”

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D: Tengo entendido que los mismos docentes son los que cuidan los comedores. ¿Qué te parece?

AB: En algunos casos es así. Son las maestras las que supervisan esta instancia, pero ellas también vienen de dar clases, pueden estar cansadas. Entiendo que es un rol del nutricionista.

Además el nutricionista podría identificar de manera temprana posibles trastornos alimentarios y/o enfermedades vinculadas a la alimentación.

D: En general, ¿los tiempos para almorzar en los comedores son correctos?

AB: Entiendo que los tiempos previstos son correctos. Considero importante la buena utilización de ese tiempo. Por ejemplo: hay colegios que tienen una hora libre, en la cual están los 30 minutos para el almuerzo, pero lo que he visto es que no está estipulado el tiempo de comida. Hay casos que, si comés en dos minutos te dejan ir. Yo no te digo que estén media hora comiendo, pero sí que estén por lo menos 15 minutos obligatorios, donde el niño tiene que esperar a que el otro termine. Ahí estamos educando la paciencia de ese niño que fue muy veloz y que ya tiene una connotación golosa. También le enseñás a comer más despacio.

Para mí sería interesante hasta involucrar al niño en la limpieza “post comida”, limpieza de los elementos que utilizó para comer (tupper, cubiertos, mesa, etcétera). Costumbres que también ayudan a respetar y valorar las funciones de la institución y sus funcionarios. También hacer hincapié en el cepillado de dientes.

Me comentaban que los propios jugadores de la selección de rugby de Nueva Zelanda (All Blacks) son quienes limpian el vestuario y lo dejan en las mismas condiciones que lo reciben. A través de ejemplos como estos, pienso que ayudamos a desarrollar personas comprometidas con su cuerpo y su entorno.

D: Decís, entonces, que se transmiten buenos valores a través de los buenos hábitos de alimentación.

AB: Sí, claro. Te enseña el respeto hacia el otro, la tolerancia, la higiene. Hay modos de transmitir esto en forma dinámica y sencilla, por ejemplo, eligiendo un cabeza de mesa, dándole la responsabilidad a los de 5º o 6º de primaria.

D: ¿Cuál sería el recipiente y el pack adecuado?

AB: Hay una gran oferta en el mercado. Nosotros tenemos que elegir el pack en base a nuestros tiempos, porque es fundamental higienizarlos, lavarlos con hipoclorito. Los que me gustan a mí, son las conservadoras de plástico que puedo sumergir con hipoclorito al llegar a casa. Los de tela podrían ser más cómodos, pero no son tan higiénicos como los otros (habría que lavarlos todos los días y no creo que den los tiempos actuales).

Con respecto a los recipientes (tuppers), me gustan más los de vidrio. Si hablamos de lo ideal, hay colegios que les proporcionan los platos.

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  “Hay un refrán que dice: ‘Una manzana al día mantiene al doctor alejado’, y sabemos que es así pero seguimos dándole un alfajor para la merienda”

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D: Los países nórdicos son un ejemplo en estos temas. ¿Cómo encontrás al Uruguay en cuanto a la alimentación?

AB: Pienso que somos una sociedad que se está dando cuenta de los beneficios que genera una alimentación saludable, pero nos cuesta el cambio. Hay un refrán que dice: “An apple a day keeps the doctor away” (Una manzana al día mantiene al doctor alejado), y sabemos que es así pero seguimos dándole un alfajor para la merienda.

D: Concretamente, ¿qué recomendarías llevar en una vianda?

AB: La alimentación tiene que ser simple y variada. Que proporcione variedad de nutrientes. Debemos crear platos sencillos para que los padres los puedan llevar a cabo, logrando un aspecto agradable y que resulten de fácil digestión para el niño.

La preparación debería tener una porción proteica, ya que el niño está en plena edad de crecimiento, tiene que desarrollar su musculatura y tejidos. La proteína puede ser de origen animal o vegetal. Puedo elegir una hamburguesita casera de carne picada, que en el momento de hacerla le pueda poner o no cebollita y morrón, acompañada con un puré de zapallo. Si yo tengo tiempo de cocinar la variante, hago un pastel de carne divino. La semana que viene puedo hacerla con puré de boniato, la otra con puré de papa y más adelante con puré mixto.

 

 

D: ¿Otras opción de almuerzo?

AB: Pollo sin piel, hecho al horno, a la plancha o a la parrilla, pintado con mostaza. Dentro del pollo, la pechuga es lo más magro. Incluso aquellas madres que no tienen tiempo, pueden comprar un pollo entero al spiedo y armar la vianda de toda la semana. Y sólo le cambia la verdura que acompaña. Una variante de este plato es hacer un salpicón con el pollo, arroz integral (preferentemente), tomate y zanahoria rallada. Si no, al sartén en tiritas e incrustarle semillas de sésamo. Como siempre, variamos en base a los tiempos de cada familia.

Otro plato que tenga proteína animal, puede ser un huevo duro o cinco huevitos de codorniz (aunque salen más caros), con una ensalada de tomate, choclo y lechuga cortada en tiritas. Su variante sería el omelette, hecho con un huevo, una feta de queso dambo (o una cucharada de queso crema/ricotta), con una ensalada de vegetales crudos y/o cocidos; el omelette es un caballito de batalla espectacular y proteína de alta calidad. Ahora se está haciendo mucho en forma de muffin.

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  “Hay que ver, ¿se quedó con apetito o se quedó sin la sensación que explote? Estamos acostumbrando niños a quedar muy llenos. Los platos tienen que respetar la digestión, para que el niño quede alerta en clase y no con sensación de somnolencia”

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D: ¿Y si se quedan con hambre?

AB: Hay que ver, ¿se quedó con apetito o se quedó sin la sensación que explote? Estamos acostumbrando niños a quedar muy llenos. Los platos que les pasé están diseñados para que se respete la digestión, para que el niño quede alerta en clase y no con sensación de somnolencia. Para esos niños que requieran un poco más de calorías se les puede agregar una papa hervida, un poquito de arroz o recargarle con lentejas o quínoa.

D: Harinas casi no hay en el menú.

AB: El mercado nos acribilla con productos como las empanadas, la pasta, las milanesas, las croquetas, que son comidas prácticas y fáciles de transportar, pero no por eso tienen que estar diariamente en el pack. Sí, un día a la semana, por ejemplo, dos empanadas o un pedazo de pascualina, fideos, o milanesa de pollo, pescado o carne, o de vegetales. Siempre hablando de comida casera. La idea es la siguiente, de lo que se cocine para la noche, que quede algo para la vianda.

D: De postre, ¿qué le pondrías? 

AB: Frutas naturales o jugos de frutas naturales, pero prefiero que las coman en los recreos.

D: Para terminar…

AB: No sólo qué comer sino cómo comer hacen a la nutrición y al proceso digestivo. El momento de alimentarnos trasciende las calorías del plato. Nuestra nutrición va desde el momento en que elegimos nuestros alimentos, los preparamos y los acondicionamos, y nos disponemos a comer. Es importante disfrutar la comida, la cual puede estar cargada de emociones y vivencias.

Es lindo compartir el almuerzo con amigos, y lograr que esta instancia sea un momento sagrado debe ser una tarea de nosotros como padres junto con los educadores.

 

 

En Portones, ¡las luncheras dicen presente!

A partir del martes 21 de febrero hasta el 10 de marzo (o hasta agotar stock), presentando $ 1100 en boletas y abonando $ 260 o 570 Benefits en el stand de la promoción (ubicado en el segundo nivel, de 10 a 22 hs), se llevan una lunchera, y para quienes realicen sus compras con la tarjeta de crédito Benefits Itaú, ¡ la lunchera va de regalo, con tres modelos a elección! Están confeccionadas en neopreno, mantienen la temperatura de los alimentos, además de estar pensadas para que entre el tupper con alimentos y un jugo. Además, se lavan en el lavarropa y quedan como nuevas.

 

 

 

 

Agradecimiento: A la paciencia eterna de Karen y sus manos mágicas en la cocina.

 

 

Contacto:
Agustina Barriola
Cel. 094 571 344
Mail barriola.nutricion@gmail.com

 

 

 

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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