Como un club de amistad
Por amor al arte
Una charla, cortado de por medio, con Graciela Hughes y María Caldeyro, quienes llevan adelante el Taller Caldeyro, que cuenta con más de 40 años de vigencia
Es un taller de esos que ya no existen o quizás queden pocos en Uruguay. Maruja Mañé, “Buba”, con alma de matriarca, transmitió a su nuera Graciela Hughes y luego a su nieta María Caldeyro el arte de enseñar arte, valga la redundancia si se quiere. Hoy Buba ya no está pero dejó su legado más importante: su amor por el arte, la estética y la belleza en todos sus términos.
Luego de 42 años de abierto a sus “discípulas”, como llaman Graciela y María a sus alumnas, el Taller Caldeyro sigue con el mismo impulso del primer día. De lunes a jueves, a través de siete grupos distintos, se distribuyen las cincuenta y pico mujeres de 38 años en adelante, que más allá de aprender el oficio, quieren pasarla realmente bien.
Dolores: Un breve resumen de los comienzos del Taller…
María Caldeyro: Mi abuela Buba (Maruja Mañé) empezó con el Taller en el ‘71, en la casa de una amiga; yo por ese entonces tendría 6 años. El Taller pasó por varias mudanzas e instalaciones desde aquel arranque. Graciela Hughes, mi mamá, fue aprendiendo naturalmente el oficio con Buba, su suegra. Yo me incorporé en el ‘91, y además de trabajar en el Taller hago muchas decoraciones; siempre digo que tengo la ventaja de haber tenido la formación profesional en Arquitectura, que no todo el mundo la tiene en este rubro, y que te da apertura mental, otra visión…
D: ¿Cómo definirías el concepto del taller Caldeyro?
MC: Es un espacio donde una viene a relajarse y a hacer muchas cosas para si misma, pero también hay gente que viene a hacer OM, es su rato: toman café, charlan y se desentienden del mundo. Hay discípulas que vienen desde hace 30 años sin faltar, salvo por temas de salud.
La mayoría de las mujeres empieza de cero, lo que pasa es que el taller tiene dos facetas: aprender la técnica, por ejemplo metal, y después de un tiempo la persona la termina dominando; y también está la posibilidad de crear. Cada una elige.
D: ¿El taller Caldeyro tiene un estilo que lo caracterice?
MC: No, te diría que no tenemos un estilo porque soy muy abierta a diferentes propuestas de la gente; me puede gustar o no lo que me proponen, pero se hace igual. De esta manera, no sale todo encajonado, con un mismo gusto. Se respeta el gusto de cada una y sus posibilidades.
D: Dan clases en Punta del Este, ¿no?
MC: Sí, pero solamente los miércoles de verano. Es un grupo fijo que está formado hace 25 años; es gente argentina y uruguaya que pasa todo el verano allá y no quiere dejar de tomar clases.
D: ¿Cuáles son los materiales con los que trabajan?
MC: Te diría que con metales prácticamente todos y es la ventaja que tenemos por la experiencia acumulada: plata, cobre, bronce, alpaca, aluminio, plateado y dorado a la hoja, pintura sobre madera, esmalte, entre otros. Nos encanta buscar y crear, muchas son investigaciones nuestras.
D: Fuentes de inspiración…
MC: Los viajes, que te alimentan como ninguna otra experiencia. Nosotras, desde el año 2003, viajamos a dos o tres ferias al año, así participemos o no. Ahora nos vamos a Brasil, al Salón del Mueble Bento Gonçalves.
D: Bueno, llegó el momento de preguntarle a las “discípulas”… ¿Qué me pueden decir de este espacio en sus vidas?
Ximena Di Agosto: Es como que te trasladás a otro mundo, es un placer, te sentís en tu casa y charlás de todo; durante este rato lo que pasa afuera no existe, estás inmersa en ésto…
Pilar Herrera: Para mi el taller significa un todo: aprendés, pasás ratos sumamente agradables y realmente sirve como una terapia. En mi caso particular todo lo que hago acá se lo doy a mis hijos para que decoren sus casas, pero cuando tengo un casamiento mando de regalo algo hecho por mí…Entonces las clases se pagan solas, se aliviana el bolsillo ¡imaginate! (risas). Además son todas macanudas, salimos a comer de noche, tomamos grandes tés y… ¡Es como un club de amistad!
D: María, ¿te gustaría agregar algo?
MC: Tenemos un Whatsapp grupal que se llama Taller Las Pulgas, pero hay una hora en la que lo tenemos apagado… Sino, ¡no podés dormir! (risas).
Contacto:
María Caldeyro
096 449 044
mariacaldeyro@gmail.com
María Caldeyro y Graciela Hughes
María y Graciela con algunas de sus alumnas…
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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