“La idea es educar los paladares”
Lo gourmet
Entrevista a Miguel Lampel, quien lleva adelante el emprendimiento cafetero 7 monos, totalmente novedoso en Uruguay
En la tardecita de la selva colombiana los monos tienen la costumbre de bajar de los árboles a comer las frutas caídas. Eso mismo sucedió aquel día, uno de los tantos en que Miguel Lampel trabajó (y disfrutó), en una finca de caficultores colombianos. Parece ser que varios monitos bajaron, liana en liana, hasta encontrarse con las cerezas caídas. Y cuando vieron a Miguel, los monitos no dudaron en lanzárselas. A Miguel le hizo tanta gracia la escena, que se le dio por contarlos: “Uno, dos, tres… siete.” Sí, eran siete monos. Lo que todavía no sabía Miguel era que esos siete monos quedarían estampados para siempre en la marca de su café.
Y sí, no podía ser otro nombre: 7 monos, así le llamó Miguel a su nuevo emprendimiento. Su devoción por el café nació en Nueva York, esos 12 años en los que estuvo trabajando allí. El olor a café que salía de los negocios lo retrotraía a su infancia y adolescencia. Cuando se tomaba el café con leche de un trago después de la escuela, o cuando trabajaba de sol a sol en un kibutz de Israel, en pleno desierto, y se tomaba dos litros de café. Esos recuerdos que nos marcan para siempre y dejan huella. Recuerdos que lo llevaron a probar todas las variedades de café de la ciudad neoyorquina, convirtiéndose en un aficionado del tema.
Dolores: Contame cómo surge tu idea del negocio del café…
Miguel Lampel: En el 2001 me fui a vivir a Nueva York. Me habían fallado un par de proyectos en Uruguay y quería un cambio de escenario. Un familiar con una empresa de escaleras para la construcción me ofreció un trabajo allí. Lo que más me costó fue dejar a mi hijo, que en ese entonces tenía 20 años.
A mi siempre me gustó el tema del café, y lo tomo desde que tengo conciencia. Viviendo en Nueva York terminé probando toda la variedad de café de la ciudad. Se ve que era como una manera de sentir algo familiar cerca. Durante un tiempo estuve yendo a Dunkin’ Donuts, que es barato y famoso porque aparece en todas las películas. Después quise probar algo distinto y empecé a ir a Starbucks, ahí ya noté una cambio, porque uno educa el paladar. Finalmente descubrí los pequeños negocios donde ellos mismos tuestan y venden el café, como Blue Bottle, Counter Culture, Intelligentsia, Think, Cup o’ Joe y Stumptown. Tienen un concepto basado en la ética, en el fair trade. Son empresas que se involucran totalmente, se preocupan por generar relaciones duraderas con todas las personas que se encuentran en la cadena productiva del café. Así fue que me empecé a involucrar cada vez más, haciendo cursos de barista en Counter Culture, entre otros. Hoy en día, en Estados Unidos a los baristas los llaman los chef del café. Y luego de hacer varios cursos relacionados con el café, me volví a Uruguay a fines de 2013. Me vine con la idea de hacer algo así en nuestro país.
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“Veo que en nuestro país existe la necesidad de producir y valorar un buen café”
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D: El concepto de esos pequeños negocios fue tu inspiración.
ML: Sí, todos ellos fueron mi inspiración de alguna manera para producir el café 7 monos, y comparto el mismo concepto.
D: ¿Cómo fue el proceso entre la inspiración y el concretar el emprendimiento?
ML: Luego de catar café con varios empresarios cafeteros colombianos, finalmente me asocié con Hans Díaz, mi proveedor y socio estratégico en Colombia. Con Hans estuvimos una semana en una finca, en la cual me involucré totalmente con el proceso del café. Para mi, el tema de la calidad es fundamental.
El negocio lo armé una vez llegado al Uruguay, aunque mis contactos ya los tenía hechos desde los Estados Unidos. Aquí contraté a un ingeniero químico que me ayudó mucho.
D: ¿De dónde creés que proviene el mejor café del mundo?
ML: Hoy en día hay excelentes productores de café. Vietnam, Indonesia, Kenia y Etiopía producen café excepcionales y están al mismo nivel de Colombia en la producción de café. El café colombiano tiene fama a nivel mundial y es mejor que el café brasilero por contar con mejores condiciones y altura. En Brasil se produce un café que se llama robusta, con mucho mas cafeína y acidez. El café que usamos para 7 monos es café colombiano Premium, de mejor calidad y más delicado, mucho menos ácido. La tradición del Rio de la Plata es un café que no sabemos qué es, puede ser robusta o no, glaseado, es decir quemado con una especie de azúcar. Y con eso nos criamos. Recién ahora está apareciendo el café tostado o torrado y de hecho hay gente que lo prueba y no le gusta, porque no tiene el paladar educado. En Estados Unidos tuve la oportunidad de probar café de diferentes variedades y distintos orígenes, por ejemplo: café que crece debajo de los arboles de cocoa o cerca de cañas de azúcar, y eso influye en el sabor.
D: ¿Y 7 monos también va a tener diferentes variedades?
ML: Sí, el próximo embarque va a venir de otra finca, con otro perfil, con otro tueste y diferente empaque. La idea es que haya variedad, que haya otro grano, con otras notas de sabor. Una finca distinta, con un tueste distinto y con una altura distinta, hace un grano diferente y la idea es probar con el público…
D: Además de la presentación en bolsas, también venden el café ya pronto para tomar, en botellitas…
ML: Sí, se puede tomar frío, ponerlo en una copa con una gotita de crema, y también lo podés calentar si querés. Las botellitas son de vidrio oscuro, porque si no el café se descompone al sol, y la idea es que se mantenga bien fresco. En Nueva York me lo compraba bien frío en el supermercado.
D: ¿Dónde se puede comprar el café 7 monos?
ML: En Monet y OHlala! y algunos restoranes de Punta del Este. También se pueden contactar conmigo vía mail.
D: ¿Cuánto sale la bolsa de café?
ML: La bolsa de 250 gramos cuesta 480 pesos.
D: Proyectos…
ML: Entre mis planes está traer gente de Colombia, quiero hacer unos workshops en la gastronomía y generar el oficio de barista en Uruguay. Veo que en nuestro país existe la necesidad de producir y valorar un buen café.
D: ¿Qué mensaje le dejarías a los lectores de La Citadina?
ML: Que prueben el café y que lo disfruten, vale la pena porque es una experiencia nueva. Es delicioso. Es un producto divino, ético, producido con mucho cuidado y cariño. Lo disfruto mucho. La idea, además de vender el producto, es educar los paladares. El tema del café es un tema cultural.
Contacto:
7 monos
Miguel Lampel
Cel.: 091 005 243
Mail: 7monoscafe@gmail.com
Dónde encontrar café 7 monos:
Monet:
Dir.: Maggiolo 499
Tel.: 2711 9603
OHlala!:
Dir.: F. García Cortinas 2460
Tel.: 2712 5597
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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