“El aprendizaje es el motor que mueve a los seres humanos”
Lo gourmet
Detrás de Inti Zen se encuentra Guillermo Casarotti, un agradecido de la vida y un incansable emprendedor comprometido en cuerpo y alma
Por Dolores de Arteaga
A Guillermo Casarotti lo acababan de despedir de una multinacional. Un momento de aburrimiento lo encontró con una revista entre sus manos, donde se enteró de la existencia de una tea blender: Inés Bertón. Aunque nunca había escuchado acerca de ello, la idea no le pasó desapercibida. Tanto es así, que hoy Inti Zen, su marca de té gourmet, está cumpliendo doce años en el mercado argentino y en veinte países del mundo.
Guillermo (55), el alma detrás de Inti Zen, es uruguayo y vive en Argentina. Cuando en 1988 terminó la carrera de Ingeniería Informática, se fue de mochilero a Europa por un año. En Grecia conoció a Anne Sophie, francesa y madre de sus cuatro hijos: Diego (26), Theo (24), Marco (20) y Emma (11). Compañeros de asiento en un ómnibus de una de las islas griegas, Anne Sophie miró a los ojos a Guillermo y le preguntó: “¿De qué signo sos?”, y cuando él le respondió “Escorpio», ella le dijo que se iban a llevar muy bien. A partir de ahí no se separaron más. Hace más de 30 años que están casados: “ Sigo tan enamorado como cuando me casé y más”, agrega Guillermo.
Aunque no le gustan las etiquetas, se autodefine como “emprendedor de la vida.” Escucho su historia de vida y sí, a las pruebas me remito. Disléxico, supo rebuscarse en la vida. A los 17 años y sin saber una palabra en inglés, se fue siete meses de intercambio a Estados Unidos, donde años después hizo un MBA (Master in Business Administration). Charlar con Guillermo contagia. Contagian sus ganas de ser y de hacer. Y, como dice él, “todos tenemos dones, hay que descubrirlos y dejar que las cosas sucedan”.
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“La India es un lugar muy raro. Primer día caos, segundo día un horror, y en algún momento todo cambia… Te sacás los anteojos occidentales y encontrás la armonía en ese caos, y todo empieza a brillar”
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Dolores: El despido de la multinacional fue un punto de inflexión en tu vida…
Guillermo Casarotti: Fue como un cachetazo, pero de esa experiencia aprendí mucho, por eso no sé si tomarlo como un fracaso. No se lo deseo a nadie, me pasó, lo viví y me ayudó para poder elegir otras cosas. Yo creo que la vida está hecha de experiencias y uno nunca sabe lo que le va a pasar. Eso es lo lindo. No sé si me gustaría saber todo lo que me va a pasar hasta el momento de mi muerte.
D: Y gracias a esa “cachetada” nació Inti Zen…
GC: Sí, ya hace 12 años que surgió Inti Zen. Cada dos años surgen nuevos blends, que los hace Inés Bertón. Al tiempo surgió la marca Chamana, que son tisanas. En Inti Zen soy socio con mi mujer y en Chamana soy socio con Inés. Con la línea de tés somos los líderes en Argentina, pero además es el té en saquito que más se exporta. Te nombro algunos de los países donde estamos: Chile, Brasil, Perú, Colombia, México, Francia, España, Portugal…
D: Una vez que comenzaste con el emprendimiento del té sentiste la necesidad de ir a la India. ¿Por qué?
GC: Quería entender la filosofía del té y ver sus cosechas. Allí las mujeres trabajan en las plantaciones y los hombres en las fábricas. Para mí era una concepción machista, pero cuando fui a las plantaciones entendí esa división, la forma en que ellas cortaban las hojas tratando de no dañar las plantas, nada tenía que ver con la brutalidad con que lo haría un hombre. Había una devoción en su trabajo. Me di cuenta que ese trabajo era digno para ellas, y que les gustaba mucho hacerlo. Todo fluía, ¿por qué querer modernizarlos y terminar con las tradiciones ancestrales?
La India es un lugar muy raro. Todo lo que te cuentan es divino, pero cuando llegás es un horror. La armonía no sabés dónde está. Primer día caos, segundo día un horror, y en algún momento todo cambia…Y lo que cambia es la mirada, las cosas están intactas. Te sacás los anteojos occidentales y encontrás la armonía en ese caos de bocinas, animales, olores, y todo empieza a brillar. Cuando te conectás con la devoción de la gente todo cambia. Es muy intenso todo. En la India sentí como una unidad. Uno en la vida se conecta en algún momento con esa experiencia espiritual.
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“El maridaje es lo que te provoca en el paladar. La combinación de las rosas y el chocolate es algo muy sensual…”
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D: ¿Sos religioso?
GC: Soy espiritual, no soy religioso. Y también hay otra cosa que he aprendido a lo largo de los años, que siempre me comporto como soy, con mis cosas buenas y malas. Eso me pacifica conmigo.
D: ¿Hacés o hiciste terapia?
GC: Hice muy poco, uno o dos años, pero me ayudó mucho. Fue parte del recorrido y del descubrimiento propio. Yo era el chico raro nacido en una época diferente. Me compraba los All Star rojos y verdes y usaba uno de cada color. Yo miro para adelante y veo muchos caminos en mi vida, pero miro para atrás y veo una línea recta, si estoy acá es por todo lo que pasé.
D: Lo vivido suma y no resta…
GC: Sí. Uno tiene que evolucionar e integrar, no hay que borrar. Hay que poder ver lo divino de la experiencia. Y me considero un agradecido de poder aprender todos los días. El aprendizaje es el motor que mueve a los seres humanos.
D: Sos un emprendedor involucrado desde el comienzo hasta el final del producto.
GC: Formamos parte de la B Corporation (utilizan el poder de los negocios como una fuerza para hacer el bien social y medioambiental). Creo que el emprendedor tiene un montón de cosas aquí y ahora para hacer, con sus empleados, sus proveedores, en el área social y también lo medioambiental. Entender qué necesita la comunidad donde uno está inserto, para mejorar. Estar involucrado en toda la cadena de producción, por ejemplo: qué árboles usan para hacer las cajitas de los tés. Y es divertido porque te inspirás, te comunicás y hay cosas que salen cero peso. En mi empresa ayudé a bajar el consumo de luz, le dije a los empleados que si lográbamos bajarlo cada tres meses, distribuiríamos el dinero ahorrado. Los empleados encantados y comprometidos con la causa, porque son parte del programa.
Cuando puedo ayudo a otros emprendedores, lo hago de onda, soy muy de estómago. Me gusta escuchar sus historias y que puedan ejecutar sus sueños. Les digo que hagan las cosas y que la plata después viene sola. Hoy somos esclavos del billete, es como una esclavitud de los industriales. Estoy seguro que en 50 años va a volver el concepto del trueque o algo así.
D: Hoy día, ¿cuál es tu función en Inti Zen?
GC: Soy marketinero, me encanta. Me ocupo de la marca. Soy el que hago los diseños y las frases de las cajas. Cuento el cuento a los proveedores. Doy catas de té, me divierto, me gusta.
D: ¿Qué contás en las catas?
GC: Cuento historias de té de la India. Doy para probar unos blends de té verde, de té negro, de té blanco. Hablo de cuál es el sentido del maridaje, qué pasa con los paladares, que uno tiene que entrenar su paladar para tener más experiencias de sentidos, afinar la sensibilidad. También hablo de lo técnico. Prueban cuatro tés diferentes y alguna torta de chocolate, y les pregunto qué sienten. Intuyo y me conecto con la gente.
D: Por ejemplo, ¿cuál es el maridaje del té “Silencio Andino”?
GC: Yo te diría que está buenísimo. Dejalo enfriar y acompañalo con una ensalada verde. Tiene una nota cítrica y notas de manzanilla, todo eso se acompaña bien con una buena ensalada o un sándwich. Si no, podés combinarlo con una torta de naranja por el tema de las notas cítricas.
D: ¿Y si lo combinás con algo de chocolate?
GC: El chocolate mata el té verde, así que te digo que el chocolate combinalo con un té más intenso, como el “Inca Rose”, que tiene esencia pura de bergamota perfumado con pétalos de rosa. Los pétalos de rosa y el chocolate son opuestos, entonces es interesante.
D: ¿Y qué resalta más ahí? ¿El chocolate o el té?
GC: Depende del sorbo que le des y de la cantidad de chocolate. El maridaje es lo que te provoca en el paladar, o sea pasan cosas en el paladar. La combinación de las rosas y el chocolate es algo muy sensual…
D: Y el “Chamana Matée” (yerba mate con bergamota), ¿con qué lo combinás?
GC: Con algo como los bizcochitos de la tarde. Entre el mate fuerte y los bizcochitos hay una buena combinación.
D: Y este que se llama “Abrazo” (infusión Rooibos, canela, limón y crocante) lo combinás…
GC: Con una torta con limón arriba y bien mojadita abajo quedaría bárbaro; otra opción sería con un lemmon crunch, algo que la nota alimonada del té lo pueda resaltar.
D: ¿Dónde estudiaste todo esto?
GC: Lo aprendí a través de Inés Bertón y de diferentes chefs. Y el maridaje es una cuestión de paladar de cada uno, yo te puedo dar algún tip pero después tu paladar es tuyo. Empezás a descubrir qué sucede con tu paladar. Los blends de té y los recuerdos están muy ligados, por eso los maridajes son tan divertidos. Decís que con tal té vas a comer la torta que te hacía la abuela, y ese es el mejor maridaje del mundo.
D: ¿Tomás té o “en casa de herrero…”?
GC: Sí, tomo té, y ahora tomo mucho infusiones y tisanas. Tomaré cuatro o cinco tisanas de Chamana y un té por día. Y mi familia tiene épocas, a veces toman más y otras menos.
D: ¿Cuándo recomendás tomar tisanas y cuándo té?
GC: Tisanas todo el día, a toda hora. El té a la mañana hasta las cinco de la tarde, no más. Las tisanas no tienen teína, que es como la cafeína pero más suave.
D: ¿Cómo es un día tuyo de trabajo?
GC: No tengo rutina. Busco siempre espacios y momentos, y tengo la posibilidad de crear cosas afuera de la oficina. Soy “el hombre del té”, y a las 5 de la tarde estoy siempre tomándolo con los chicos.
D: ¿Alguna novedad?
GC: Inés Berton, en la constante búsqueda de ofrecer nuevas sensaciones y experiencias, creó dos nuevos blends para Inti Zen y Chamana, inspirada en sus recuerdos y vivencias personales de la tierra. Para Inti Zen creó Pampa Dulce, en donde combinó una cosecha de té negro de altura, proveniente de la India, con manzanas rojas de la Pampa y ramas de canela, dándole a la taza un perfume dulce y sutilmente especiado. Ideal para acompañar un budín de peras o una carrot cake.
Para Chamana Inés creó Yogha. Se inspiró en su camino espiritual, combinando lemongrass, hojas de mora e hibiscus sobre una base de jengibre, que abre los sentidos. Frío o caliente, esta infusión de hierbas con un toque suavemente picante, es ideal al mediodía con una ensalada verde, o a la tarde con una tarta cítrica.
D: ¿Por qué te parece que vino esta onda del té?
GC: Yo creo que es parte del tema de los chefs, de la cocina gourmet. La gente se está sensibilizando, le gusta ir a un lindo restorán, charlar, degustar y pasar un buen momento. Y el té es parte de eso, es ese mimo. Es parte del concepto de disfrutar las experiencias, que está cada vez más presente. Es un lujo, pero es un lujo accesible.
Contacto:
Guillermo Casarotti
Inti Zen & Chamana
Mail: t@intizen.com.ar
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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