“Uruguay es un lugar donde la gente tiene una velocidad muy linda”
Lo gourmet
Un encuentro con la cocinera argentina Juliana López May. Su día a día, su familia, su cocina y su forma de honrar la vida hasta en el más mínimo detalle
Lo primero que le comenté a Juliana cuando fui a Tigre a entrevistarla fue “Tengo todos tus libros y no me gusta cocinar; amo la estética como están presentados y la forma como ponés la mesa.” Me encanta su forma de honrar la vida y la naturalidad con que la transmite.
De su abuela materna y de su mamá Leonor heredó la pasión por la cocina, la alemana en particular. Viene de una familia de cuatro hermanos y junto a Rami, su marido, tienen dos hijos: Benjamín (de casi 6 años) y Segundo (de 4). Viven en Santa Bárbara, un barrio privado por Tigre. La zona, según cuenta, está comenzando a armarse, con una personalidad muy particular que ella compara con la de nuestra Ciudad Vieja, porque allí se valora la historia, las fachadas antiguas y las personas están detrás de cada uno de sus pequeños emprendimientos.
En solo dos cuadras que recorro, me encuentro con Alto Pirulo, un local de ropa usada y vintage. A metros de allí está el Almacén de Flores, ideal para tomar un cafecito en un espacio diseñado para el disfrute; La Usina Cultural, donde hacen muestras de arte; Boulevard Sáenz Peña, que es un restorán en el que se venden muebles espectaculares y La Serine, con los almohadones más lindos de Buenos Aires.
Juliana me recibe en su Estudio de Cocina en el Boulevard Sáenz Peña, que es un espacio donde además de dar clases y de vender sus productos, sus conservas y sus libros, lleva adelante Gastronomía de Papel, un nuevo emprendimiento con su socia Vero Pasman, cuya idea idea es vender productos para armar una linda mesa: individuales de papel, posa vasos, blocks de notas y compras, entre otros. Allí conversamos sobre su día a día y sobre la gastronomía, dos cosas imposibles de separar para ella y cuya mezcla forma parte de su buen vivir.
La Citadina: ¿Qué tipo de infancia tuviste?
Juliana López May: Súper linda. A los 11 o 12 años fue dura, cuando murió mi papá. Antes de eso fuimos una familia muy unida, los domingos siempre íbamos a dar un paseo, a recorrer museos o a remontar un barrilete al río. Con mis padres cocinábamos un montón, papá comida árabe o turca, y mi mamá comida alemana. Mi casa era de esas en las que en Navidad todos los amigos venían, porque era muy grande y con pileta. Siempre había mucha gente, era muy divertido.
Mi mamá es una persona que tiene mucha garra, hija de alemanes, con una rigidez y una entereza enormes; nos sacó a todos adelante cuando falleció papá que se suicidó en mi casa, el día de la madre.
A los 17 años yo tuve leucemia, un trasplante de médula y un año de quimioterapia. Mi mamá me decía: “Ya va a pasar…”. Ella tuvo que salir a laburar para mantener a cuatro hijos chicos y una casa. Por eso para mí es un referente enorme. Es una familia que ha pasado por muchas cosas, pero siempre rescatamos el salir adelante.
LC: ¿Cómo te presentarías ante alguien que nunca te vio en la vida?
JLM: Primero como cocinera. Luego le contaría que estuve muchos años trabajando con Francis Mallman que fue mi mentor, jefe y maestro. Agregaría que con el tiempo dejé lo tradicional para tratar de encontrar mi estilo, y que hoy soy una cocinera algo mediática, también de nicho. Soy una interesada de que la gente vuelva a cocinar, que se retome la conexión entre lo que es la comida y comer todos juntos, mirarse a los ojos y hablar.
LC: ¿Trabajás muchas horas?
JLM:Trabajo un montón pero no todos los días las mismas horas. Me gusta tener cosas distintas, por eso no tengo más restorán ni un lugar a la calle, para zafar de un ritmo constante. Me sale mejor, sino me agoto.
LC: ¿Cómo es un día de descanso?
JLM: Me gusta mucho estar en mi casa, pero también me gusta salir, irme a San Telmo a jugar de turista. Me divierto cocinando para recibir gente, yendo al cine. Los días de trabajo, después de las 19 llego a casa y no miro un mail. No quiero estar enganchada todo el día, por eso en vacaciones también desconecto 100 por ciento, pero si surgen cosas interesantes las hago.
LC: ¿Tus amigos se mueren por ir a comer a tu casa?
JLM: Sí y a mí me encanta. Pongo la mesa, muchas de las fotos que subo son de mi casa.
LC: ¿Cómo es la cocina de tu casa?
JLM: Es parecida a mi cocina donde trabajo. Tengo platos sueltos, todos diferentes, vasos y tazas distintas, algunas modernas de Anthropology, y algunas antiguas. En los viajes voy mirando y voy comprando. En Uruguay me compré un montón de enlozados en SUE (Sociedad Uruguaya de Esmaltado), en 8 de octubre casi Pan de Azúcar.
LC: ¿Cómo es tu estilo de cocina?
JLM: Nunca fui muy de la cocina francesa. Mi estilo siempre fue bastante liviano, muchas frutas, muchas verduras, mucho aceite de oliva, buenos productos, cocina como muy italiana. A los 30 años tuve una pequeña crisis y dije: “Yo no quiero seguir en la cocina de un restorán día y noche”. Empecé con terapias alternativas, yoga, psicólogo, fui a homeópatas, me conecté con unas Hermanas que hacían cocina saludable, y descubrí los productos orgánicos. Me enamoré de vuelta y entendí que se podía ser cocinera y también cuidar tu cuerpo, tener otro ritmo de vida, vivir de la gastronomía desde lo saludable que tiene que ver con lo espiritual.
LC: ¿Creés que hay gente que se guarda secretos de recetas?
JLM: A veces hay un cierto celo pero yo creo que no es así. Creo que cuanto más das, más te vuelve. Para mí es importante dar sin medir, tratar de enseñar todo para que todo salga bien. En ese tratar de enseñar yo también me equivoco y digo: “Tachen lo que les dije y háganlo de otra forma”. Dar clases es un ejercicio.
LC: ¿Quiénes se acercan a tus clases?
JLM: El denominador común es la buena onda. Quienes no tienen buena onda, vienen y no vuelven. Se acercan abuelas, hijas y nietas, o parejas; o la que está viviendo sola y no tiene ni idea, o la re gourmet que viaja a todos lados. De todo.
LC: Muchas personas estudian para chef y pocas sobresalen. ¿Qué te diferencia?
JLM: Nunca tuve como meta trabajar en pos de crear una marca. Siempre trabajé de forma intuitiva y con el corazón. A mí me apasiona mi trabajo, es mi descarga, mi conectarme con todos los demás, lo hago desde ese lugar. Creo que disfrutándolo yo misma y haciéndolo bien, con profesionalismo, logré que sea sólido y auténtico.
LC: Siempre repetís el concepto HONRAR: honrar las estaciones y sus productos, la mesa familiar, la vida en sí. ¿Es parte de tu filosofía de vida?
JLM: Cien por ciento. Disfrutar cada momento, todo, todos los momentos.
LC: Tengo entendido que cada tanto viajás sola para recorrer bazares y bodegones. ¿Qué me podes decir de esto?
JLM: Lo necesito para inspirarme, es una herramienta de trabajo, vuelvo renovada. Estuve en Brasil y di una clase divina, ahora estoy por irme a Perú y a la vuelta voy a hacer una clase de cocina peruana. De Uruguay volví re contenta con todos los enlozados que compré. Vuelvo siempre con una mirada diferente, con otra energía.
LC: Al día de hoy llevás adelante varios proyectos. ¿Cómo te encontrás con lo que lograste ser?
JLM: Muy bien, muy agradecida y pensando bien cada paso que doy. No quiero dejar de ser chiquita y convertirme en un mega empresario. Hoy todo lo que hago pasa por mí. Sí estoy pensando en Gastronomía de Papel en Brasil o en Uruguay llegado el caso. Lo que queremos hacer es dar licencias con nuestros diseños.
LC: ¿Cuidás tu imagen?
JLM: Me fijo en mi parte estética pero no soy una obsesiva para nada. Tengo un estilo informal, casual, nunca me vas a ver con tacos, no soy de producirme ni pintarme, me gusta ser natural en todo. Me cuido, como sano, hago yoga y salgo a caminar, lo que puedo.
LC: ¿Cómo es un menú diario en la casa de Juliana López May?
JLM: Siempre se comen un montón de verduras al horno, ensaladas, papas aplastadas, pollo orgánico todas las semanas, milanesas de pescado con semillitas y polenta, o milanesas de tallos de acelga. Trato de que todos comamos a la misma hora, que haya siempre un menú familiar, que haya variedad, que esté la comida recién hecha y no recalentada, como era en mi casa antes. Tengo una chica que cocina y le doy las recetas todo el tiempo.
LC: ¿Qué mensaje les querés dejar a las citadinas uruguayas?
JLM: Uruguay es un lugar donde la gente tiene una velocidad muy linda, porque no están ni apurados ni son muy lentos. Me gustaría que no lo pierdan. Lo veo tan verde, tan lindo, tan disfrutable; sigue siendo un lugar seguro, mirando siempre al horizonte, respiran otro aire, es chiquito, es manejable, es conocido. Me gustaría que se den cuenta de lo que tienen, lo conserven y lo disfruten.
En pocas palabras…
¿Qué hay en gran cantidad en tu heladera? Lácteos y conservas, desde miel hasta almíbar, mostaza.
¿Un sabor de tu infancia? Caramelos de azúcar quemada.
¿Al hombre se lo conquista por el estómago? No siempre.
¿Qué importarías a Buenos Aires? Extracto de vainilla natural.
¿Un restorán de Montevideo? Jacinto.
¿Qué no encontraremos nunca en un plato preparado por vos? Chorizo colorado o longaniza.
¿Tus flores? Todas, pero los pensamientos y las camelias son mis preferidas.
¿Un lugar para vivir? El que estoy.
¿Una feria? Todas las que no conozco.
¿Una pieza de vajilla favorita? Ahora estoy copada con las jarritas. En su momento fueron los bowls, los platos, las tazas.
¿Una web? www.latartinegourmande.com
¿Un o una chef? Jamie Oliver y Tessa Kiros.
¿Una película? La boda (la hindú), la vi cinco veces en el cine.
CONTACTO:
http://www.julianalopezmay.com
http://www.gastronomiadepapel.com
Sus libros:
- Recetas para compartir
- Mi primer libro de recetas
- Mis sabores preferidos
- Gaturriquísimo
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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