Cuerpo a cuerpo con Alinda Núñez
Por amor al arte
La artista plástica nos cuenta sobre su última muestra, la cual tuvo como eje al cuerpo, un lugar según sus palabras, “que te estructura y te da la posibilidad de autoconocimiento”
Hace unos años me puse a averiguar quién daba clases de meditación, en esos ataques de poca paz que, en algún punto, nos pasa a todos los seres humanos de esta tierra.
Ahí fue cuando llamé a un instituto y me recomendaron a Alinda Núñez, la cual me dijo que para el año siguiente se iba a formar un grupo; finalmente no se dio. Este año, mirando un programa de arte en la tele, mostraron trabajos de una artista plástica: Alinda Núñez. Ahí empecé con la matraca: “¿Por qué me suena tanto? ¿De dónde la conozco? ¡Cómo dibuja! ¡Uy, encima carbonillas, con lo que me gustan! “ ¡Y al rato uní cabos! Tenía que ser la misma que meditaba; era raro que hubiera dos Alinda Núñez. Ahí me dije “¡La tengo que entrevistar!” Y así fue…
La Citadina: ¿Empezaste a pintar en los ’80, con 16 años , ¿no?
Alinda Núñez: Si, me crié en Piriápolis en un ambiente bohemio y creativo. Después cuando vinimos a Montevideo mi mamá, que era poetiza, veía que yo dibujaba todo el tiempo, entonces me buscó un taller para ir y empecé con Gustavo Fernández. Después pasé por: el taller del catalán Jaime Escala; el Círculo de Bellas Artes, donde estaba Jorge Damiani en ese momento; Bellas Artes (85-92) y finalmente Clever Lara.
LC: Este año hiciste una muestra en el MTOP, que se tituló “Cuerpo a cuerpo”. ¿Por qué el CUERPO como eje?
AN: Porque para mí el cuerpo es como un anclaje de varias cosas que hago. Yo soy profesora de yoga y entonces el cuerpo para mí no es sólo algo estético o plástico, sino que es como un lugar al que siempre vuelvo de alguna manera y como que me sostiene en el día a día de la vida.
LC: ¿Cómo definirías ese “Cuerpo a cuerpo”?
AN: Es el encuentro, es la idea de un encuentro, pero un encuentro directo.
LC: ¿Cuerpo a cuerpo directo entre dos personas o cuerpo a cuerpo con uno mismo?
AN: Y ese es el doble juego. Por un lado: es el encuentro mío como plástica con la obra (porque como viste la hago en un panel), entonces mi cuerpo está frente al cuerpo que estoy haciendo y de esa manera hay como una conexión directa entre la obra y mi propio cuerpo.
Por otro lado, en una segunda instancia, el que va a ver la muestra también está cuerpo a cuerpo con la obra, y logra también esa relación directa de encontrarse cuerpo a cuerpo.
Primero plasmé la obra y después me vino la idea de qué bueno sería lograr esa sensación de vínculo, de un encuentro entre la obra y la persona.
LC: Por lo que vi en la muestra los cuerpos aparecen incompletos, dando la impresión como que se desvanecen. ¿Eso implica algo?
AN: Es eso de seguir el impulso puro, sin tratar de terminar. Cuando siento que dije lo que estaba queriendo decir desde el impulso, ahí paro, no quiero seguir. Por eso creo que está como sin terminar, es como si sacaras una instantánea del movimiento, de lo que está pasando. Esa es la idea. Creo que tiene mucho más efecto, más realidad, que si terminara el cuerpo, lo embelleciera y le pusiera las uñitas. Es lo que quiero decir sin palabras; si lo embellezco, lo adorno, le pongo un poco de más, no estoy diciendo lo que realmente es importante.
El trabajo en vertical y en tamaño grande da para un impulso, para un gesto. Tengo otras acuarelas que son más íntimas, más chiquititas, y esto no, en estos dibujos está el gesto grandilocuente. La libertad que siento con la hoja grande y en vertical no la siento con la hoja chica. Ojo, en chico lo hago igual, me gusta, lo disfruto, pero no hay una libertad de gesto.
LC: Otra característica que me llamó la atención es que esos cuerpos son pelados…
AN: Hay algo en el colectivo de lo pelado (gente con tratamientos en los que se les cae el pelo, los monjes budistas que se pelan), pero yo no lo hago por gusto, lo hago porque me sale y no quiero reprimir lo que me sale. Hay que asumir que los cuadros son cosas que salen, no sólo de mi psiquis sino de la psiquis colectiva.
LC: ¿Cuánto tiempo estuviste con cada dibujo de esa muestra?
AN: Hay una cantidad que los tiré, como cinco o seis que no eran… Cuando una obra me conflictúa mucho o me lleva mucho tiempo, a veces ya no tiene solución. Hay algunas que las hago en el día, otras en tres y a veces en una semana.
María Yuguero, la curadora, fue la que hizo la selección de los diez dibujos que fueron a la muestra; ella quería que fueran fuertes, que fueran como atrevidos a nivel de trazos.
LC: ¿Cuál fue la técnica que usaste para los cuerpos?
AN: Papel craft, carbón, una pintura acrílica blanca (con la que siento que aumento lo dramático y que va jugando con la línea), algunos toques de tiza de color, como algunos rojos que le dan como tensión, como que podes dirigir la mirada a lugares más tensos. También me gusta mucho meterle unos dorados. La tiza y la carbonilla permiten el deslizamiento rápido. Lo que quiero siempre es no desligarme de lo que estoy sintiendo, no quiero que sea una cosa sólo visual.
LC: ¿Crees que el desnudo fue perdiendo presencia en el arte contemporáneo?
AN: Sí, creo que sí, el desnudo principalmente pero también todo lo que es plástico, la pintura, justamente por la posibilidad de hoy de fotografiar o de mirar imágenes en internet.
LC: Internet ya es un punto a tener en cuenta…
AN: A mí me da risa cuando la gente me dice “subime más cuadros a Facebook porque los quiero ver”, y yo no quiero subir a facebook, ¡quiero que los vean in situ! Es otra cosa ver el original, hay algo que sucede que no es sólo visual pese a que estamos en la cultura de lo visual. Por ejemplo, cuando fui al museo de Van Gogh, en Amsterdam, de repente cerraba los ojos y sentía al tipo ahí, ¡no lo podía creer!
LC: Tengo entendido que estuviste un tiempo considerable sin hacer muestras…
AN: Sí, desde el 98 hasta este año. En esos años empecé yoga (hoy en día vivo de esta práctica), estaba buscando otro tipo de sensibilización, pero nunca dejé de pintar. Hice una búsqueda a través del cuerpo, no sólo con el yoga sino con terapias corporales. El cuerpo siempre fue mi tabla de salvación, sobre todo cuando estuve muy loca….
LC: Después de no exponer durante 15 años, ¿por qué volver con una muestra de cuerpos humanos?
AN: Yo nunca sentí que estuve en una pausa, yo dejé de mostrar porque estaba buscando algo, y con el cuerpo es como que encontré un lugar en el que yo me siento cómoda. El cuerpo desde un lugar en el que yo me sostengo a través de los años, que te estructura y te da la posibilidad de autoconocimiento, como un umbral de percepción también.
Utilicé la técnica dibujo porque fue como volver a algo conocido, volver al dibujo como una forma de expresión, y yo me siento mucho más segura dibujando que pintando. Soy muy de pensar y de ir para adelante y para atrás, pero como que dibujando no tengo muchas vueltas, es una cosa muy directa, es lo que digo y punto.
Creo que fue la necesidad de dejar algo desnudo, quizá al mecanismo de la creatividad. Esto lo digo desde un lugar primario. No sólo está el cuerpo desnudo sino que el mecanismo creativo está desnudo: es una pincelada, una línea, y quedó.
LC: ¿Cómo te sentiste al volver a mostrar?
AN: Hay como una ambigüedad en eso de mostrar y no mostrar, porque es muy íntimo. A mí me cuesta mostrar; hago como un mecanismo de negación, cuando veo la obra terminada me parece que no la hice yo. Pero no hay más remedio porque la obra es como un hijo que creció y lo tenés que dejar seguir su camino; llega un momento en que no es tuya la obra, es del mundo. Había un programa de la BBC en el canal 5 que se llamaba La historia secreta de las obras de arte y era un poco eso: estaba el artista, estaba la obra, pero después la obra tenía su viaje.
LC: Saliendo de los desnudos ¿por qué otras etapas pasó tu arte?
AN: Está toda esa parte de una búsqueda más simbólica, un poco mística, pero no la considero una etapa, porque yo sigo en esa búsqueda del simbolismo; lo que pasa es que lleva más elaboración y tiene otra historia.
LC: Algo más que quieras agregar…
AN: Es una época muy particular en la que de alguna manera tenemos muchas herramientas, entonces a veces está bueno afirmarse en las raíces que tenemos o en lo que uno es y no seguir buscando. Creo que las cosas ya están, más bien es encontrar quién uno es…
Contacto:
Alinda887@gmail.com
094 330 672
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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