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Bodegón Miramar: reliquia gastronómica porteña

Lo gourmet
Bodegón Miramar: reliquia gastronómica porteña

Vermuts de antaño, manteles blanco inmaculado y el mozo de toda la vida… Un viaje a los ’80, cuando sonaban los Stones sin versiones Bossa, y en las cartas gastronómicas las ensaladas de la huerta no existían

diciembre 20, 2013

Fin de semana con mi marido en Buenos Aires. No quería ir a los típicos lugares. Una de mis amigas del alma, Florencia, me dijo: “¡Los voy a llevar a un lugar que te morís! ¡Tiene una onda! Es un bodegón de comida típica española.” Y así fue como caímos en el famoso Bodegón Miramar…

¡En cuanto entramos quedé fascinada! Todos los detalles me retrotraían a los bares de Montevideo de los años ’80. La barra, los vermuts de antaño, los vinos bien ordenados, la balanza antigua, los carteles oxidados  de Quilmes y de GrappaValleviejo, sus mesitas sencillas con sus manteles blancos que jamás veremos hoy en día en los restoranes gourmet…y la cabeza de Fernando Ramos, dueño del bodegón, que se asomaba detrás el mostrador.Toda la ambientación te invitaba a sentarte.

Nos atendió un mozo que desde hace años es fiel a su bodegón, como todos los demás  mozos que andaban por la vuelta. Como los de antes, que empezaban y terminaban sus vidas laborales  en el mismo restorán.

La carta del menú es de lo más pintoresca: un tablón de madera con los platos a elegir escritos  con marcador, como a las apuradas.

Comimos delicias: tortilla española, mejillones a la provenzal, berenjenas y cazuela de pulpo.

Conversando con el mozo (lo amenizamos tanto que en un momento se sentó en nuestra mesa), nos comentó que lo que más sale es el pulpo, las ranas a la provenzal, la tortilla española y la torta gallega. Pero la carta es más extensa: mondongo, sardinas asadas, rabo de toro estofado, caracoles, ostras frescas y fetas de salmón ahumado.

La historia del lugar físico que ocupa este restorán no empezó cuando el Bodegón Miramar abrió sus puertas en 1950, sino que trae un pasado consigo: la sastrería Della Corte ocupó el inmueble desde 1910 hasta 1950. Allí se confeccionaban los  trajes a  grandes intérpretes del tango como Gardel, entre otros.

Con un pie afuera le pregunté al mozo qué significaba este lugar para él y me dijo: “Este bodegón es como un viaje en el tiempo”.

Contacto:

Av. San Juan 1999/San Cristóbal (Buenos Aires)
+ 5411 4304-4261

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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