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Mane y el papel calado

Por amor al arte
Mane y el papel calado

En esta charla la artista Mane Gurméndez, quien prefiere definirse como creadora, se muestra una buscadora en el lenguaje y una investigadora incansable en un mundo siempre mutando

enero 03, 2014

Hace unos años vi en Facebook unas fotos de unos cuadros que me gustaron mucho y me contacté con su creadora, Magdalena (Mane) Gurméndez, que además de dedicarse al arte es directora de Naranjo Comunicación, una agencia de diseño gráfico.

Mane me recibió una mañana en su departamento de Pocitos. Ahí fue cuando la conocí en persona. En la entrevista me centré en la técnica del papel calado, que capturó mi atención.

La Citadina: ¿Cómo fue que se dio la técnica del papel calado?

Mane Gurméndez: Por azar, que es lo más lindo que tiene el arte, descubrir cosas nuevas e inesperadas a partir de la experimentación. Siempre me gustó probar técnicas diferentes. La técnica del papel calado, a la que estoy dedicada desde hace unos cinco años, surgió de casualidad, haciendo stencils de palabras para plasmarlos en la pintura: diseñaba el texto en la computadora, lo imprimía en papel sulfito, lo superponía sobre una placa, después lo calaba todo y finalmente cuando sacaba el papel me quedaba el stencil tradicional. Y empecé a ver que era interesante y sutil lo que quedaba en ese papel, que en realidad era el residuo, y comencé a colgarlos en las ventanas, como si fueran cortinas. En el arte hay que estar atento y ver esa cosa casual que te puede llevar por caminos impensados.

LC: ¿Los  textos de dónde los sacás?

MG: Al principio los sacaba de poesías o de letras de canciones que me conmovían. ¡A mi me copa la música! Me acuerdo que hice uno enorme que era de un artista que se murió, Elliott Smith y la canción se llama “Miss Misery”, que tiene una letra espectacular. Algunas partes quedan legibles y otras se deforman todas, pero igual no me interesa mucho que se lea, me interesa como un tema expresivo y que a mí me conmueva, después si al otro lo conmueve bárbaro y sino que busque otra cosa. Es como aquello de lo que expresa el artista y lo que percibe el otro.

LC: ¿Tu faceta de diseñadora cómo se relaciona con la de artista?

MG: Se retroalimentan totalmente. El diseño es una parte de mi vida tan importante como el arte. Hay un lenguaje común a los dos que es la parte visual, pero son fines diferentes. Yo no creo que el diseño sea arte, para nada. El diseño tiene un objetivo, un fin concreto, que es comunicar sobre  los valores de un producto. El arte es expresión.

LC: Tu camino recorrido en el arte antes de esta técnica…

MG: ¡Hice de todo! Arranqué pintando remeras cuando era chica y según mis amigas del colegio mis agendas eran de antología porque estaban todas pintadas con drypen (risas). Pasé por Bellas Artes, Utu, Diseño Industrial y finalmente fui varios años con Gerardo Acuña, donde realmente aprendí la técnica de pintura; todo lo anterior fue sensibilización. Hace ocho años que estoy por la mía, aunque siempre está bueno ir a un taller porque tiene esa cosa de lo colectivo donde te vas nutriendo de lo que hacen los otros.

Pasé por  distintas técnicas: tinta, carbonilla, pastel, acrílico y ahora papel. Carbonilla mucho; me encanta mezclar carbonilla con tinta y mucho pastel… Mezclar, mezclar y mezclar. Ya te digo, tengo algunos cuadros  en proceso que cada tanto me da por pintar.

LC: ¿De dónde salió tu vocación de artista?

MG: Mi madre pintaba bárbaro pero nunca se dedicó; me acuerdo de chica verle pintar unas acuarelas divinas. Mi padre sacaba unas fotos espectaculares. Mi madre tiene una exposición permanente de mis cuadros en su casa (risas).

LC: Expusiste los calados en el Subte, en una sala del MEC, en el 2011…

MG: Sí. Se llamó Des-composición, ponele. Esa expo fue como cortinas de textos. A mí me gusta que en el arte uno tenga como dos instancias, que pueda percibir y que alguna cosa te conmueva; esa muestra era una cosa que la veías y daba una fragilidad, una delicadeza importante, podías caminar por entre las cortinas digamos. Súper etéreo, era un papel muy finito y te generaba esa cosa íntima; los textos eran sacados de chats, de conversaciones cotidianas de distintas personas. Había un momento en que se deformaba totalmente el texto, hacía como un efecto óptico de descomposición.

¡Escuchar el feedback de la gente es buenísimo! Después de la muestra de las cortinas en el Subte alguna gente me hizo comentarios impresionantes de cosas que ellos habían vivido, como: “Me hizo acordar a la puntillita que bordaba mi abuela”. Llevás a la gente a otro tiempo, eso es divino.

LC: Para terminar,  ¿qué me decís?

MG: Y… Que sigo buscando en el lenguaje. Mi búsqueda es por un lado conceptual y por otro lado expresiva. Todo está mutando, todo está cambiando y la mano mía viene por ahí, investigando. Ah…Y  presentame como creadora, no me siento una artista…

 

Contacto:

Magdalena Gurméndez

mail: mgurmendez@hotmail.com

www.magdalenagurmendez.com

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Mane, en su departamento, con algunos de sus cuadros.

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Suavemente ondulado: encuentro de Poesía Experimental, en Centro MEC.

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Work in progress.

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Instalación cortinas de papel calado: Des-composición, ponele; Subte Municipal, 2011.

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Nowhere Man.

 

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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