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“En Uruguay me decían que la gente era muy pudorosa y que no iba a funcionar”

Por amor al arte
“En Uruguay me decían que la gente era muy pudorosa y que no iba a funcionar”

Entrevista a Fernando Rubio, autor y director argentino de la intervención urbana Todo lo que está a mi lado

marzo 18, 2014

Viernes y sábados de tardecita, hasta fines de marzo, todo el que transite por la explanada del Teatro Solís se va a encontrar con seis camas blancas con gente “descansando” en ellas. Se trata de la obra Todo lo que está a mi lado, del director argentino Fernando Rubio, quien tiene una larga trayectoria en este tipo de intervenciones urbanas no sólo en Latinoamérica, sino también en Europa.

Dolores: Todo lo que está a mi lado

Fernando Rubio: Todo lo que está a mi lado tiene una fuerza teatral pero también visual, donde el pensamiento estético lo ubico en el marco del diálogo con algunas formas de las artes visuales y la intervención urbana. Es un acontecimiento donde se encuentran dos personas a través de un relato, a través del teatro, a través del arte, dando lugar a la emoción. Yo siento que una obra mía está completa cuando tiene mucha relación con el pensamiento del espectador y Todo lo que está a mi lado se describe dentro de ese lenguaje, a la vez que da un paso más en la reflexión del vínculo con el espectador, porque la cercanía es extrema.

Es un espacio donde el espectador decide ingresar y todo se da con una gran sutileza y calma, algo que me interesa mucho, es por donde va mi búsqueda y por lo que mucha gente conoce mi trabajo. Si miráramos esa escena desde afuera sin saber nada, ves una cama, el cuerpo de una mujer y otra persona que llega, se saca los zapatos, se acuesta…Una escena cotidiana y a la vez descontextualizada del lugar.

D: ¿Qué es lo que buscás generar con esta obra?

FR: Aquí mi búsqueda es que el espectador entre al espacio de la obra y se confunda con la actriz, que sienta que está dentro del espacio de la escena; el espectador es también el constructor de esa situación. El relato es un relato hondo si se quiere…

D: Dentro de las puestas en escena no convencionales que te caracterizan, la intervención de la ciudad es algo que se repite en tus obras…

FR: En general mis obras tienen carácter de instalación o son directamente instalaciones; ya desde antes de empezar a estudiar teatro, de escribir y dirigir fue algo que me interesaba. En mis creaciones los lugares donde construyo la escena nunca son convencionales, y en esa escena incluyo al espectador; siempre hay una implicancia de ese espectador dentro de todas mis obras.

En realidad la intervención de la ciudad es algo que me interesó mucho siempre, porque permite un dialogo con los transeúntes, de pronto algo irrumpe… Y de esta manera se  puede establecer un diálogo que no sería igual en un centro de arte, una sala, o un centro cultural. A mí me atrae mucho la ciudad como ciudad. Con Montevideo, por ejemplo,  tengo por un lado una sensación familiar y por otro ese vínculo de cercanía… Creo que tenemos suerte que Argentina y Uruguay estén tan cerca.

Puedo trabajar en una espacio de la ciudad en que la gente transita habitualmente y generar un efecto de curiosidad, un efecto poético, un efecto singular, que lleve a ese transeúnte a transformarse en un espectador que lo lleve a decir:“¿Qué hace una cama acá; ¿Qué está pasando?; ¿Me acerco o no me acerco?”

D: La sospecha parece ser  uno de los pilares en tus obras…

FR: Sí. La gente que entra empieza a construirse una idea de la sospecha. A mí en general no me interesa lo que está muy definido, lo que se cuenta de principio a fin,  no me interesa ese tipo de historias. Para mí la historia empieza desde que la persona empieza a acercarse. Si yo miro un poco más de afuera también eso es una escena maravillosa: alguien que viene caminando, se aproxima e intenta saber “qué es eso”, siente curiosidad, se interesa por lo que es y lo lleva a decidir si participar o no.

D: ¿Por qué sólo trabajan actrices?

FR: No fue una elección, hay muchas cosas de mis obras que no tienen que ver con estrategias ni con decisiones puramente formales. Yo terminé escribiendo el texto y sentí que era la voz de una mujer, me muevo por percepciones. Esta obra nació después de un sueño y apareció entera.

D: ¿Las actrices manejan diferentes textos?

FR: No, todas tiene el mismo texto porque es la forma con la cual vengo trabajando hace tiempo, que es un principio de Borges de pensar que si toda la humanidad pudiera resumir cada una de las historias en una historia, la Historia de la Humanidad, ésta finalmente sería un sujeto; y me gusta pensar eso, que finalmente hay una voz que se replica en muchos cuerpos. En ese sentido la obra atraviesa un sentido universal, una construcción de ese breve relato que es un recorrido universal por la inocencia, el crecimiento, la pérdida, y el alivio después de la pérdida.

El texto está construido en segunda persona, todo el tiempo refiere al otro, al que tiene enfrente. Comienza diciendo: “Hubo un momento en que te quedaste solo/a…”. Empieza con una historia de infancia que todo el tiempo invita a que el espectador construya su propia historia. Por la forma en que están articulados los silencios habilita un espacio para que el espectador sea el espejo de la actriz, que es otra cosa que me interesa mucho investigar: el comportamiento del espectador en todo sentido, cómo su silencio y su mirada pueden ser tan importantes para determinar ese espacio en el cual se encuentran, que es la obra.

D: ¿Luego de la obra tenés un feedback con las actrices?

FR: Siempre, porque si no tuviera ese espacio me quedaría como alejado.

D: ¿Y qué te cuentan? 

FR: Infinidad de cosas, pero lo primero que me dicen es que para ellas es una experiencia inolvidable e intransferible con cada uno de los espectadores.

D: ¿Hacés feedback con los espectadores?

FR: Sí, pero sobre todo dejo que ellos me vengan a hablar, me parece lo mejor. Soy bastante prudente, porque me parece que es interesante que la persona continúe trabajando interior y personalmente, hay un lugar que tiene que continuar en soledad.

D: Durante la obra el espectador no interviene, sólo escucha…

FR: Sólo escucha. Recibe instrucciones antes de entrar y de alguna manera lo pone en algún lugar de acción singular…Pero hay gente que igualmente habla (risas), y por lo que entiendo yo es para tapar un poco su incomodidad, sus temores, ocupar un espacio con menos libertad. Estar en silencio es ocupar ese espacio con la mayor libertad. Si el espectador habla interfiere sobre lo que la obra va a desarrollar; está bueno que pase, pero tampoco es bueno que sea una constante.

Esta obra te permite investigar todo el tiempo. Para mi la investigación es un espacio fundamental que lamentablemente el teatro desarrolla poco. El teatro va hacia fórmulas, hacia la búsqueda de eficacia que yo creo no tienen nada que ver con la búsqueda artística.

D: ¿Edades de los espectadores?

FR: En general va gente adulta, pero también adolescentes y han entrado algunos niños…Pero ya es un poco más complejo por el texto y además hay cosas que en la vida de un niño no se entienden. A mí me hubiera encantado a los 10 años haber visto una obra así, seguramente hubiera crecido con otra mirada. La obra no tiene ninguna forma de choque, sino que es acercamiento y afectividad, digamos que no hay por qué temer.

D: Al día de hoy, ¿en qué países estuvo la obra?

FR: De hecho esta obra se estrenó en Chile y después estuvo en Holanda, España, Cuba y Uruguay. En abril de este año se hace primero en Argentina y después en Brasil, así que ya vamos por el séptimo montaje.

D: De un país a otro, ¿observás diferencias culturales en cuanto a la aceptación de esta obra no convencional?

FR: No, de hecho en Uruguay me decían que la gente era muy pudorosa y que no iba a funcionar, pero la obra le ganó a esa situación. Por supuesto que hay gente que dice: “Yo a una cama no me meto”… Pero tampoco fue tanto.

D: Alguna anécdota…

FR: Hay muchas. Hubo una que pasó en Holanda y me encantó: la obra se hacía dentro de un lago, con camas flotantes. Había un señor muy alto, yo creo que medía más de dos metros y tendría unos 50 años; todo él era muy rígido, se veía como un armazón en su forma de ser, de pararse, su seriedad y todo el tiempo hacía preguntas. Se lo notaba muy decidido a ver la obra pero muy incómodo. Yo observaba todo desde la orilla. Se notaba que le pasaba algo. Entonces cuando se acostó parecía una torre con ese tamaño, se lo veía rígido, parecía una tabla; de a poco se fue aflojando y lo primero que hizo fue girar la cabeza, después el cuerpo y finalmente terminó como un ovillo. Cuando terminó la función no se iba…Y cuando se fue era otro cuerpo: liviano, lloraba, la cara le había cambiado y su tensión había desaparecido. Ver la transformación de alguien que viene predispuesto a la obra me interesa mucho, son cosas muy significativas para mí.

D: ¿Para terminar la entrevista que te gustaría decir?

FR: La verdad es que me encanta poder estar haciendo esta obra con todo el equipo de Uruguay, es un placer trabajar con estas actrices uruguayas.

Siento que Uruguay es un lugar que tiene un potencial en desarrollo en relación a la cultura general, que siempre me generó una gran atracción. En Buenos Aires no lo veo de la misma manera o lo añoro. Acá creo ver una relación más natural y que está menos contaminada en la forma de pensar y hacer, y me gustaría que no se pierda. Necesitamos que la construcción del arte mantenga su fuerza en los espacios más esenciales, porque cuando los espacios se pierden las obras ya no tienen la capacidad de irradiar algunas formas potentes, es un problema de la época, lo veo en mi país, en la gente, y siento que Uruguay tiene algo de eso que es virgen y sería genial encontrar una forma para que no lo pierda. Uruguay tiene un valor cultural muy grande que creo que está ausente en muchos lugares.

Contacto:
Todo lo que está a mi lado
(intervención urbana de Fernando Rubio)
Teatro Solís/Reconquista s/n Esq. Bartolomé Mitre (Montevideo-Uruguay)
Tels. (05982) 1950.3323-1950.3325
Servicio de Atención Automática Telefónica: 1950.1856

Fechas y horarios:
Viernes 21 y 28 de marzo: 19:00, 19:15, 19:30, 19:45 y 20:00 hs.
Sábados 22 y 29 de marzo : 19:00, 19:15, 19:30, 19:45 y 20:00 hs.
Valor de las localidades (6 por intervención): $ 100.

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Autor y Director Fernando Rubio

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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