Películas de ayer y de hoy / Cine Arte del Sodre
Por amor al arte
María José Borges nos alienta a no perdernos este ciclo de musicales de todos los tiempos, que está teniendo lugar en el Sodre, todos los lunes de este año
Cantando bajo la lluvia
Por Ma. José Borges
Desafío a los lectores a ver este fragmento de película y no quedar tarareando la melodía de “Cantando bajo la lluvia” por un buen rato. Ese gancho que tenían algunas películas con sus canciones parece haber quedado atrás, pero sobre todo Hollywood parece haber perdido el manual para hacer buenos musicales. Lo tuvo, creó ese manual y lo llevó a la práctica maravillosamente entre las décadas del ´30 y el ´50 (la era dorada de este género) y luego parece haberlo dejado olvidado en un cajón.
Mezcla de actuación, canto, baile y grandes producciones, el musical es un género que demanda que el público ingrese a su universo particular y acepte su lógica interna (lo que los directores llaman “verosimilitud”), por lo que su guión debe estar muy bien elaborado. De eso depende que cuando los protagonistas de una película están en pleno diálogo y uno de ellos comienza a cantar y bailar, el público lo acepte como posible y no lo vea como algo extraño. En ese sentido, conviene repasar estos musicales antiguos, que eran obras maestras para el público y manuales de cine a la vez. Ejemplos modernos como “Evita”, “Moulin Rouge” o “Los Miserables” dan prueba de la pérdida de esa magia. Quizás sea “Chicago” el musical mejor logrado de estas últimas décadas.
Películas como “El Mago de Oz”, “Desfile de Candilejas”, “Un día en Nueva York” (con actuación del mismo Frank Sinatra), “Sinfonía de París” o “Cantando bajo la lluvia” están disponibles en Internet y en buenos videoclubes, pero este año hay un ciclo que permite volver a verlas en cine. Se trata de Cinearte del Sodre, el ciclo que todos los lunes tiene una propuesta distinta, por una entrada de $ 60. Este año el tema central son los musicales, algunos lunes incluso con doble función, a las 18 y a las 20 horas, en el Auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio y Convención). De abril a julio se exhibirán películas producidas entre 1930 y 1950, mientras que de agosto a octubre se proyectarán filmes de los años 60 hasta la actualidad. Y en noviembre y diciembre las elegidas serán producciones que hayan usado la música como eje central.
Este ciclo es una gran idea, que permite viajar en el tiempo con poco esfuerzo y revivir el romanticismo de la época, volviéndose una buena excusa para repasar clásicos de este género cuyas canciones marcaron la memoria de los amantes del cine.
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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