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“Fue comulgar que me vino una angustia impresionante, no podía parar de llorar”

Cuerpo & Alma
“Fue comulgar que me vino una angustia impresionante, no podía parar de llorar”

María Christophersen nos cuenta su experiencia en Salta, adonde miles de peregrinos llegan para vivir de cerca el encuentro con la Virgen

julio 21, 2014

“¡Hola! Mi nombre es María Christophersen. Estuve viendo las publicaciones en La Citadina y veo que muchas buscan la tan deseada paz interior. Veo notas relacionadas con la búsqueda de la paz. Por eso me animé a escribirte. En lo personal pasé por muchas de estas cosas hasta que encontré la verdadera paz. Toda esta búsqueda terminó en Salta, en una peregrinación a un Cerro donde se aparece la Virgen María…”

Este mensaje que recibí en el Facebook, de una tal María Christophersen, me dejó pensando. Crecí bajo la religión católica y quizás, justamente por eso, soy más cuidadosa a la hora de abordar temas propios a mi educación. Quizás por temor a no ser lo suficientemente objetiva. O temor a ser prejuzgada desde una visión cerrada y dogmática, lejos del espíritu de La Citadina. El hecho es que nunca había considerado hacer una nota acerca de la supuesta aparición de la Virgen en Salta. El tema me genera cierto rechazo. Noto un fanatismo desmedido entre algunas personas. Una devoción que por momentos percibo como imposición e insistencia.  Me cuestioné este rechazo y pensé que contradecía mi mirada de la vida desde una perspectiva global. Si personalmente “nada de lo humano me es indiferente”, entonces… ¿Por qué no darle a María Christophersen la oportunidad de contar en La Citadina su historia de fe y su encuentro con su paz interior en un monte de Salta?

Dolores: ¿Cómo se te ocurrió escribir a La Citadina?

María Christophersen: Yo había visto algunos artículos de La Citadina y muchos eran de la búsqueda de espiritualidad. Entonces, ¿por qué no poner lo católico? Estoy por cumplir 30 años, fui educada en una familia católica, y durante ocho años no pisé la iglesia. Hasta que un amigo fotógrafo, ateo, fue a Salta a sacar fotos y no solo no sacó ni una, sino que se convirtió en el Cerro. Un día me insistió tanto para que fuera a la peregrinación, que le dije: “Soy psicopedagoga y no voy a dejar a mis pacientes por la ida a Salta”. Esa noche me pasó de acostarme enojada, pensando que no iba a ir, y menos sola. Pasé de esa actitud a: “Suspendo todo, me voy, no me importa nada el resto.” Todo eso fue en la noche de un domingo a un lunes. Esa misma semana me subí al ómnibus rumbo a Salta. Me fui sola, eso que yo era un rebaño de ovejas con mis amigas, sin ellas no iba a ningún lado.

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“Uno vuelve de Salta con ese fervor, es como que descubriste la pólvora”

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D: ¿Qué pensabas durante el viaje? 

MC: Mi cabeza era un cuestionamiento solo. De repente me entregaban un rosario y yo pensaba: “¿Y esto?”. No me di cuenta en qué me estaba metiendo. Fue como un llamado impresionante. Me habían dicho que la Virgen se aparecía en la provincia de Salta, al norte de Argentina, donde se recibían un montón de gracias extraordinarias y que en la cima del Cerro se sentía una gran paz.

D: Tu primera experiencia espiritual en Salta…

MC: Esa noche había una misa y me llamó la atención que estaba lleno de jóvenes. Muchos varones arrodillados, rezando a la Virgen. Me sentí un piojo ahí. Me di cuenta todo lo que me había perdido. Y me vinieron muchas ganas de comulgar, hacía mil años que no lo hacía. Para adentro me pacté: “Comulgo pero después me confieso.” Pero fue comulgar que me vino una angustia impresionante, empecé a llorar y no podía parar. Cuando me quise confesar, no podía hablar y el sacerdote se dio cuenta, me hacía preguntas y yo le movía la cabeza; como penitencia me mandó a meditar sobre el amor de Dios y yo, imaginate, no tenía idea cómo se hacía.

D: Contame qué pasó cuando subiste al Cerro.

MC: A la mañana siguiente de la llegada, subimos. A las 12 del mediodía subió la vidente María Livia Galliano, a quien se le apareció la Virgen por primera vez en 1990. Rezamos el rosario y en ese momento bajó la Virgen en cuerpo y alma glorioso. María Livia la ve como te veo yo a ti.

D: ¿Y cómo se aparece la Virgen?

MC: Se presenta como la Virgen niña, de 14 años más o menos. Con pelo cobrizo y ojos de un azul profundo. En actitud de oración, rezando de rodillas, con el Sagrado Corazón. La advocación se llama “Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.”

D: ¿Qué es la advocación?

MC: Es como se le llama, el nombre. En cada lugar que se aparece tiene un nombre distinto.

D: ¿En qué idioma le habla la Virgen a María Livia?

MC: En español.

D: ¿Y tu creés que María Livia la ve de verdad?

MC: Sin duda.

D: ¿Por qué creés que la eligió a ella?

MC: No lo sé y creo que nadie lo sabe, ni María Livia debe saber por qué. Ella es una persona como vos y como yo. Cuenta que en el momento de la aparición, ella estaba rezando en su dormitorio y sintió una voz muy suave que le hablaba al corazón. Eso se llama locución interna. La voz se presentaba como la Virgen María. María Livia dice que nunca dudó que era la Virgen. A partir de ahí, la Virgen le hizo un montón de preguntas para ver si ella aceptaba todo ese plan que Dios tenía para ella. Durante cinco años, María Livia estuvo en silencio, no le contó a nadie sobre la aparición, excepto a su director espiritual y a su familia más cercana. La Virgen le decía a María Livia que la estaba instruyendo para todo lo que vendría, ya que desde ese lugar iba a salir una gran evangelización al mundo. Le mostró dónde quería que se distribuyeran los mensajes. Ahí María Livia se acercó a un convento de monjas de clausura, la recibieron y le creyeron.

D: ¿A María Livia le hicieron estudios psicológicos? Porque puede haber sido un delirio…

MC: Sí, le hicieron de todo.

D: ¿María Livia transmite paz?

MC: Impresionante. Ella siempre cuenta que cuando la Virgen comenzó a aparecérsele, las amigas le preguntaban si se había hecha algo en la cara, un lifting. La notaban distinta. Ella cuenta que las caras de las personas cambian cuando están con Dios, y cuando no están con Dios también cambian, sobre todo la mirada.

D: El Vaticano, ¿cómo responde a las apariciones?

MC: El Vaticano no puede decir que es una aparición hasta que termine. Justo hace poco me enteré que la Medalla Milagrosa, que es una devoción súper conocida, no está aprobada por el Vaticano. En Salta, la Virgen se sigue apareciendo todos los sábados.

D: ¿Cuál es el momento más importante que se vive en el Cerro?

MC: La oración de la Intercesión, donde la gente se pone en filas y tú ves a María Livia pasando de persona a persona, tocando las cabezas. Se pasa horas con el brazo levantado, no sabés cómo aguanta. Ella dice que es la Virgen la que se arrodilla en frente tuyo, y reza para que Jesús baje y te abrace el corazón. Muchas veces la respuesta del cuerpo es caerse para atrás, de hecho yo me caí un montón de veces. Si no querés caerte no te caés. Hay tantas reacciones como personas que hay en el Cerro: algunas se ríen a carcajadas y otras lloran a mares.

D: Cuando volviste a Montevideo, ¿fue duro el “aterrizaje”?

MC: Sentía como que no encajaba en mi grupo de amigas en ese momento, y me alejé un poco para entenderme. Llegó el verano y mis amigas empezaron a organizar para ir a Punta del Diablo; yo no quería ir porque sabía que iban a salir todas las noches y yo estaba en otra. Finalmente fui cuatro días, me convenció un sacerdote que me estaba haciendo de guía espiritual, el cual me dijo que tenía que ir porque era mi grupo de amigas de toda la vida. Fue increíble, porque ahí conocí a mi marido.

D: Tu conversión, ¿qué generó en tu familia?

MC: Mis padres no daban crédito, mi padre lloraba. A los meses ellos fueron a Salta y hasta el día de hoy dicen que a su matrimonio lo salvó la Virgen, porque estaban en crisis. Este año cumplieron 40 años de casados.

D: ¿Y en tus amigas?

MC: Tengo un grupo de amigas que muchas son ateas. Me acuerdo que una me dijo:  “María, yo te doy una semana. Bueno, en realidad voy a ser generosa y te doy un mes, y se te pasa todo.” Hasta el día de hoy ella se acuerda de la fecha en que me lo dijo, y no da crédito (risas).

D: ¿Por qué creés que la ida a Salta genera tanto fanatismo?

MC: (Risas) Uno vuelve con ese fervor, es como que descubriste la pólvora. Cuando llegué de Salta la primera vez, le hablaba a todo el mundo de mi experiencia. No querés que la gente se lo pierda. A medida que va pasando el tiempo uno aprende a respetar el tiempo de las personas, y uno cuenta su historia de otra manera.

D: Me imagino que tu conversión la habrás contado muchas veces, como una manera de misionar…

MC: Siempre cuento lo mismo en cuanto a lo que me pasó a mi, pero no siempre lo cuento de la misma forma. Me doy cuenta que el Espíritu Santo te inspira, Jesús habla a través tuyo, y como que contás lo que la otra persona necesita escuchar.

D: ¿Qué mensaje te gustaría dejarle a la gente que nunca fue?

MC: Que vayan en peregrinación, no se van a arrepentir. La Virgen se está apareciendo hoy, no sabemos qué pasará mañana. Estas apariciones están a 24 horas en ómnibus desde Montevideo. Iría ya, esto pasa todos los sábados, cambia la perspectiva de como uno ve las cosas. Lo volvería a vivir 1.000 veces.

 

María Livia Galliano nació el 25 de diciembre de 1948. Está casada con Carlos Obeid, es madre de tres hijos adultos que ya le han dado nietos. Desde pequeña pertenece a una familia católica ferviente. A principios del año 1990 empieza a tener las primeras manifestaciones sobrenaturales, y es ella misma la sorprendida. La Virgen se le aparece por primera vez en la intimidad de su hogar y esto resulta una experiencia transformadora para ella; todo cambiaría en su vida hasta entonces sencilla y ordinaria. La Virgen pidió que se le diera a conocer y que se le construyera una capilla sobre un Cerro cercano a la ciudad de Salta, como parte de una importante misión que tenía pensada para María Livia. Desde ese momento, cada sábado ella se convierte en instrumento al servicio de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.

Fuente: ¿Se aparece la Virgen en Salta?, del teólogo francés René Laurentin; Bonum, 2010

 

Contacto:
María Christophersen
Mail:Machristophersen@gmail.com

www.peregrinacionsalta.com.uy

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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