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“La vida de los niños cuanto más simple, mejor”

Cuerpo & Alma
“La vida de los niños cuanto más simple, mejor”

Entrevista a la periodista Adela Dubra, quien nos cuenta sobre Basta de tanto, su reciente libro que ya va por la tercera edición. El “sobrepaternalismo” (overparenting) o “niñismo” es el punto central de tan comentado libro

agosto 08, 2014
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Adela Dubra

Adela es una periodista con todas las letras. No solo por su trayectoria en los medios, sino porque le sale del alma. Se acuerda que en su casa se leía mucho diario y semanarios. “Cuando entré a trabajar en el semanario Búsqueda estaban todos mis ídolos, entre ellos Tomás Linn”, comenta Adelita, con el disfrute que solo conoce quien hace aquello que le apasiona. Reconoce que hoy día sigue inclinándose por el material periodístico propiamente dicho: “Veo que me está costando encontrar libros de ficción que me interesen. Me estoy poniendo más seria, cosa que no me da alegría.” Estudiar literatura y bailar se encuentran en su lista de los “debe”. Cuando está en su casa ordena roperos, saca a pasear al perro y se ocupa de sus dos hijos: Juan (12) y Adela (5). En estos días la podremos ver en la película uruguaya Mr. Kaplan, donde tiene una pequeña participación.

Viernes de mañana. El café donde nos íbamos a reunir estaba cerrado. A ver este otro… En cuanto nos sentamos, capuccinos mano a mano, fuimos al grano, como si no tuviéramos ni un minuto que perder. Era raro. Tenerla en frente y al mismo tiempo tener la sensación de estarla  escuchando en el programa radial Viva la tarde por Sarandí. Su vocabulario, su modo de expresarse, el tono de su voz. En todo momento emanaba de ella mucha seguridad, propia de la gente que lleva años desempeñándose en un mismo rubro. En sus primeras palabras dejó en claro su posición: “Basta de tanto es el resultado de una investigación periodística, no es sobre mi experiencia como madre.”

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“Hoy hasta miedo al frío tenemos, y el frío es el mismo que antes”

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Dolores: ¿Cómo llegaste a escribir Basta de tanto?

Adela Dubra: Leo mucho diarios ingleses y prensa extranjera, y un día me topé con una nota del inglés Tom Hodgkinson que hablaba de su libro The Idle Parent, que la traducción vendría a ser “un padre distendido.” También muchas notas hablaban del fenómeno del overparenting, como algo real. Leí el libro de Hodgkinson, lo entrevisté en Londres y ahí me pareció que había un tema con algo actual como para investigar y escribir un libro.

D: ¿Por qué tomaste como hilo conductor del libro al Dr. Fernando Mañé Garzón, médico pediatra?

AD: Pensé que un hombre con su peso tenía un montón de consejos para dar de una forma muy práctica y contundente. Es una persona muy respetada.

D: Tu libro es claramente una investigación periodística. Pero pocas veces se cuela Adela como madre…

AD: No quise meterme a mí porque me aburren las personas que hablan de sí mismas.

D: ¿Cuánto tiempo estuviste preparando el libro?

AD: Trabajé de manera desordenada. Estuve cuatro años en total. Pasé por diferentes etapas. Entrevisté al autor inglés en Londres y pasé un momento en que abandoné el asunto. Me junté muchas veces con Mañé y la mitad de las veces hablábamos de temas nada que ver. Pero siempre atenta a lo que se publicaba en el extranjero, porque el tema del sobrepaternalismo es un tema muy vigente.

D: Cuestionamientos que plantea el libro…

AD: Yo lo que hago son preguntas, tiro el tema arriba de la mesa para cuestionar, genero buenos debates. Es un libro que además de decirnos que no debemos consumir tanto, es pro pareja. Por otro lado, es una defensa a la mujer que trabaja fuera de su casa. Es un libro que interroga al lector, le hace preguntarse y replantearse cosas. Lo interesante es tirar un poco del ovillo y patear otro poco el tablero. Hoy está instalada la idea de que una debe ser una madre diez puntos todo el tiempo y hacer cantidad de cosas, desde cocinarle todo caserito al niño, a ir a todas las fiestas de disfraces. En Uruguay este fenómeno está recién empezando, yo te firmo que de acá a cinco años esto va a ser peor. En Washington hay padres que los fines de semana se van a Nueva York exclusivamente a llevar a las muñecas de sus hijas a una peluquería especial para ellas. Nosotros acá escuchamos eso y decimos: “¡Qué delirio!”. En Uruguay todavía no es tan así, pero los tiros están cada vez más cerca…

D: Así que el sobrepaternalismo se ve a nivel mundial…

AD: Sí. Lo que está pasando en Estados Unidos y Europa es que la madres o dejan de trabajar o dejan de tener hijos, y creo que ninguna de las dos opciones es buena. La que está pagando el pato es la mujer. Abramos los ojos y no idealicemos a la madre tan presente, está bueno que la madre también tenga trabajo fuera de su casa.

D: ¿Qué respuesta estás teniendo de la gente?

AD: Me ha escrito gente que no conozco y que me dice: “Adela, después de leer tu libro me voy a trabajar sin culpa.” Se que hay muchos hombres que lo están leyendo o que lo leen en conjunto con sus mujeres para cambiar ideas.

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“Estamos todos un poco distraídos o pensando que nada es tan grave”

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D: Algo que haya especialmente impactado…

AD: Fue muy polémico el comentario de Mañé cuando dijo que la niña no puede sentarse en la falda del padre. El otro día se me acercó un hombre y me dijo: “Eso que vos decís de la falda es muy real. Lo que no se dice es que el padre puede tener una erección por tener a la niña en su falda. Le pasó a mi señora con su padre.” Es bueno aclarar lo que dice Mañé, que por tener una niña en la falda no va a ser un padre abusador, sino que es simplemente poner límites.

Otro punto controvertido, con el comentario del autor inglés Tom Hodgkinson, “Mantén a tu hijo alejado de los deportes de equipo”. ¡Con lo bueno que es hacer deporte en equipo! Pensé que la gente me iba a criticar, pero fue todo lo contrario. Surgieron comentarios como: “Estoy harto de ir a ver a mi hijo”, o que el propio hijo les decía a los padres que no vayan más a verlo. Es que no fueron los colegios los que impusieron las idas a ver a sus hijos, sino los propios padres. También transcribí la frase de un niño que resultó muy fuerte: “Quisiera que mis padres tuvieran otro hobby que no fuera yo.”

D: ¿Por qué los padres de hoy sentimos tantas culpas?

AD: Según Mañé, estamos mal organizados y mal asesorados. La verdad es que no sé por qué tenemos culpa, culpa deberíamos tener si en nuestras casas hubiera violencia, golpes. La frase: “Pobrecito no le puedo comprar algo” atraviesa todas las clases sociales. Como dice Mañé: “La vida de los niños cuanto más simple, mejor.” Ya hay investigaciones, que nunca son muy concluyentes, que dicen que esta generación de niños criados en este estilo ya está mostrando signos de apatía más grandes que las generaciones anteriores. Y como dice el tío de un amigo mío: “Las cosas hay que desearlas mucho.”

D: Reivindicás el aburrimiento.

AD: Si uno piensa en su propia infancia, algunos de los momentos más placenteros y tranquilos que experimentamos fueron cuando estábamos aburridos. Del aburrimiento a veces nacen los mejores juegos, la imaginación, la creatividad. Surgen momentos de sosiego, de paz, de tranquilidad. Sin embargo, a nosotros nos pone muy nerviosos que nuestros hijos se aburran y les inventamos cosas para hacer.

D: También te referís a la sobreprotección y a las constantes directivas de parte de los padres.

AD: Cuando vamos a una placita con los niños estamos siempre encima de ellos, que no vayan a los areneros porque están sucios y los dirigimos constantemente: “Subite al tobogán”, “Bajate del árbol”. Estos son fenómenos se dan en todas las clases sociales y no me parece que lleven a nada bueno. Hoy tenemos mucho más miedo que antes, hasta miedo al frío tenemos, y el frío es el mismo que antes.

D: ¿Hoy la niña está más indefensa que el varón?

AD: En el caso de las niñas te digo que es más delicado el tema. Para mí las niñas la tienen más difícil que los niños. La venta de maquillaje y la depilación desde edades muy tempranas…Hay un componente con la cosificación del cuerpo de la mujer y los mensajes que se le dan a ella. Las niñas están más bombardeadas y sigue habiendo mucho machismo. En el libro comento que hace un tiempo vi a una niña de 4 años con una remera que decía: “I am a bitch” (“Soy una puta”). Eso no es inocuo. Estamos todos un poco distraídos o pensando que nada es tan grave.

D: “Casas de Papel” es el nombre del último capítulo en referencia a la importancia de la lectura… 

AD: Es tarea de los padres procurar que haya libros en la casa. Hay que elegir libros que sean atractivos en el dibujo y con una historia divertida. Es como un tirón de orejas a los padres, no veo que la gente alrededor nuestra les lea a sus hijos. En Uruguay tiene que haber mejores bibliotecas públicas; las pocas que hay están mal abastecidas. En el interior, por ejemplo, no hay librerías. Hay un estudio que dice que los hogares donde hay libros son más propensos a que el niño estudie. Yo pienso que es una realidad que el niño debe tener una buena cantidad de libros. Algo bueno a rescatar es que las tablets de la Ceibal tienen libros de ficción incorporados, así como también para adultos; entonces hay una esperanza de que cambie un poco la situación de la lectura.

D: ¿Qué opinión tenés de tu propio libro?

AD: Se dice que cuando escribís un libro después querés leerlo.  Cuando lo leí y lo leí y lo re corregí, me pareció que estaba interesante. Yo escribo cortos, es un estilo que traigo de los años que estuve en prensa.

D: ¿Tenés ganas de empezar a escribir otro libro?

AD: Me dan ganas, pero no creo que lo mío sea el tema de la educación, de la paternidad. De hecho me han invitado a mesas redondas para hablar del tema, así como a eventos para madres y he dicho que no. Soy periodista, trabajo en una radio, y no quiero quedar tan enganchada con este asunto.

Contacto:
Adela Dubra
https://www.facebook.com/adela.dubra?fref=ts

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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