Cabezal

redes sociales

728 X 90

“Mis personajes crean, alimentan más el alma y no tanto el bolsillo”

Por amor al arte
“Mis personajes crean, alimentan más el alma y no tanto el bolsillo”

Pintar murales es la vitamina que me da la vida, nos dice Zësar Bahamonte, un artista sevillano que dejó su impronta en barrios montevideanos

agosto 22, 2014

 

Narices rosa intenso, a veces rojas. Ojos rodeados por círculos. No son payasos. Son los personajes protagonistas de los murales o “pintadas”, como le llaman en Sevilla, que Zësar Bahamonte dejó retratados en varios barrios montevideanos. Verdaderas obras de arte. Los narigones de ojos grandes interactúan con nosotros. Nos hablan. Los colores nos atrapan. Nuestra imaginación vuela.

Zësar es andaluz. Hace 27 años nació en Dos Hermanas, un pueblo de la provincia de Sevilla. Es hijo de padre peruano y madre andaluza de pura cepa: “Es gritona, exagerada y tierna.” Su padre trabaja en una empresa de seguros y su madre es funcionaria del Estado. Hugo, su único hermano, es fotógrafo y fue director del video de presentación de La Citadina. Sus padres siempre los apoyaron para que hicieran lo que realmente los hacía felices. “Cuando le dije a mi padre que me iba a dedicar a pintar graffiti se lo tomó muy bien. Mis padres me dieron apoyo moral, pero también económico”, comenta Zësar con la autenticidad que lo caracteriza. En este momento se encuentra toda la familia reunida en la Madre Patria. Un encuentro necesario después de mucho tiempo sin verse.

o

“Te pones a ver, y Diego Rivera no hacía algo muy distinto a lo que hacemos nosotros”

o

Dolores: Contame cómo surge el arte urbano en tu vida. 

Zësar Bahamonte: Desde chico dibujo comics. Siempre me llamaron mucho la atención los “grafiteros” de Dos Hermanas, mi pueblo. A los 16 años me inicié medio de broma y de a poco me lo fui tomando en serio, me gustaba mucho hacerlo. Primero me empecé a dedicar al graffiti o arte urbano, pintaba en la calle. Luego la necesidad me llevó a buscar otros soportes, como los lienzos; en España no es tan fácil que te autoricen a pintar los muros de la calle.

D: ¿Cuánto tiempo estuviste viviendo en Montevideo?

ZB: Tres años y medio. Es una ciudad tranquila, hay mucha libertad social. La gente toca tambores en la calle, en mi caso pude pintar libremente. Si bien siempre trabajé pidiendo permiso, la libertad está. Siempre caí en lugares de mucha actividad cultural y es donde me sentí cómodo.

D: ¿Volverás a Montevideo?

ZB: La idea es volver, tengo cosas pendientes en Uruguay. Quiero participar en la organización de la segunda edición del Encuentro de Arte Iberoamericano que será en el 2015. Además, estoy casado con una uruguaya que está ahora conmigo aquí en Sevilla. Por el momento sin hijos. Igualmente soy un nómade; si bien me gusta mucho llamarme “andaluz”, porque comparto muchos valores de Sevilla, yo soy de donde estoy.

D: Muros de Montevideo en donde hayas dejado tu impronta…

ZB: En la Ciudad Vieja. Y también en las calles Rivera y 18 de Julio, Uruguay y Tristán Narvaja, etcétera.

D: ¿Qué es lo que te deja pintar murales? Porque no es un oficio remunerado…

ZB: Pintar murales es la vitamina que me da la vida y me gusta mucho. Al pintar en la calle entro en ese proceso que la gente te ve, observa el proceso, y se da cuenta que es algo que se puede hacer. Te ven la cara, no sos anónimo, como pasa muchas veces cuando uno pinta para una galería de arte. Hoy en día la gente está atontada por los medios de comunicación, se limita a recibir información, publicidad, órdenes. La gente pasa a ser espectadora y no protagonista en la ciudad. Pocas veces las personas ofrecen cosas, y es lo más bonito poder brindar algo. Yo te ofrezco mi pintura y también tú lo puedes hacer…

D: Tenés un estilo muy marcado. 

ZB: Sí, y a veces me castigo porque eso me limita un poco. Siempre dibujo un muñequito que fue evolucionando con el tiempo. Ahora que estoy en mi casa de Sevilla y veo los bocetos, no tiene nada que ver cómo empecé con lo que estoy haciendo ahora. En mi estilo hay mucho mío, pero no puedo obviar que he tenido profesores bárbaros de arte, tanto en la carrera de Diseño Gráfico como en la formación académica de Dibujo Técnico.

D: Encuentro a tus personajes parecidos a ti. ¿Alguna vez te lo dijeron?

ZB: ¡Mucho! Incluso dicen que las mujeres disfrazadas se parecen a mí también (risas). Un profesor siempre me decía que todos los artistas tendemos a dibujarnos a nosotros mismos por un tema psicológico.

D: Tus muñequitos, como llamás a los personajes de tus murales, siempre están en acción…

ZB: Sí. La mayoría crea cosas creativas, cosas circenses. Siempre están tocando instrumentos, navegando, que son frustraciones mías. Me proyecto en ellos. Siempre sonríen. Nunca tienen una pistola o están en una situación medio fea. Realizan actividades muy sanas y representan lo que cada uno tiene que tener, sus propias actividades: el crear, el alimentar más el alma y no tanto el bolsillo… Aunque no sea tan sencillo.

D: ¿Tus colores preferidos?

ZB: El rosa niño.

D: ¿Usás algún tipo de criterio para seleccionar muros?

ZB: Tiene que ser un lugar visible para que la gente lo vea y tenga un público. Uno quiere transmitir algo: felicidad, alegría, color. Quiero transmitir color en este mundo. Si el muro está abandonado es buenísimo porque tengo carta libre, y si veo algún muro de una casa que me interesa mucho pintarlo, toco “ding dong”, y le muestro al dueño de casa el cuaderno con el dibujo que quiero hacer para que me ceda el muro.

D: ¿Cuánto tiempo te lleva pintar un mural?

ZB: Depende del tamaño y del lugar, pero soy de los obsesionaditos que les gusta terminarlos en un día (risas). Prefiero levantarme temprano y hacerlo en un día. Siempre voy con la “mochi” llena de pintura o el carrito. Hay trabajos que te puedes permitir hacerlos en más de un día porque son lugares cerrados y dejas las cosas sin que pase nada.

D: ¿Firmás tus murales? Me pareció que algunos no estaban firmados…

ZB: Tuve una época en que mucho no firmaba, ya que en el mundo gráfico hay mucho ego y yo estaba en contra de todo eso. Hoy sí lo hago porque me inventé una firma muy bonita y queda bien. Además, está bueno que la gente conozca tu estilo y diga: “Ostia, este es el mismo que pintó aquél otro mural.” Me enteré de gente que imaginariamente le pone nombre a mis obras.

D: ¿Dónde se valora más tu arte urbano?

ZB: No es que se valore más en un lugar que en otro. Lo que pasa es que la cultura del arte urbano en Uruguay es mucho más corta, más nueva. En Uruguay, por ejemplo, al haber menos artistas y más libertad se me hizo más fácil que la gente me coloque en un lugar determinado. Mientras que en Uruguay somos diez los que pintamos, en Sevilla somos ochocientos. Ahora he llegado a Sevilla y por la crisis en España y por las leyes anti graffiti está muriéndose el arte urbano, es increíble. Ya no hay tanto mural como se veía antes.

D: ¿Alguna vez pintaste un muro a pedido? Para particulares…

ZB: Casas particulares he pintado varias en Sevilla, pero en Montevideo no.

D: Cuando te enfrentás a un muro para pintarlo…

ZB: Me gusta intervenir los muros logrando una armonía con la zona. Mandar mensajes positivos a través del graffiti. Hay veces que uno ve el muro y dice: “¡Qué “murazo”! Aquí pintaría tal cosa…” Claro, no vas a pintar una calavera que echa fuego frente a un colegio.

D: ¿En qué lugar del mundo soñarías con pintar graffiti?

ZB: Donde tú me digas yo voy, si me pagas el pasaje (risas). Me metí en un círculo con gente argentina que va a encuentros de arte urbano, y he ido a La Plata y a Rosario, Argentina. Este año me convocaron para ir a Mendoza y también para Curitiba y Asunción. Dentro de poco me voy a Mallorca. Está bueno que esté de moda el arte urbano. Siempre tuvo su público, pero hoy está más globalizado y más aceptado. Te pones a ver, y Diego Rivera no hacía algo muy distinto a lo que hacemos nosotros.

D: En Uruguay, algún muro que te haya quedado en el tintero…

ZB: Me he quedado con ganas de pintar una medianera. Hay un par de edificios llegando a la Plaza Independencia que me encantaría pintarlos. Tendría que usar una grúa.

D: Algo que te hayas quedado con ganas de decir…

ZB: Gracias por hacer difundir mi arte. Las entrevistas siempre abren puertas.

Contacto:
Zësar Bahamonte
Mail: zesarbahamonte@gmail.com

ZESAR-BAHAMONTE-1-debajo-de-todo-y-para-home

Zësar Bahamonte en Rivera y 18 de Julio

ZESAR-BAHAMONTE-2-debajo-de-todo

Zësar maquillando a su hermano Hugo como sus personajes

ZESAR-BAHAMONTE-3-debajo-de-todo

Uruguay y Tristán Narvaja

ZESAR-BAHAMONTE-4-debajo-de-todo

Ciudad Vieja

ZESAR-BAHAMONTE-5-debajo-de-todo-

Hipódromo de La Plata, Argentina

 

¿Qué opinás?

Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

Ver todas las entradas de lacitadina.

Banner observador 1 interna

Banner observador interna 2

Otra Noticias

banner observador interna 3

Not3