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“El turismo va a Buenos Aires a ver el tango, y no aquí”

Por amor al arte
“El turismo va a Buenos Aires a ver el tango, y no aquí”

Una charla con Diego Bado, productor de Milongas al Mediodía, emprendimiento que está cumpliendo tres años en el Teatro Solís

septiembre 02, 2014

 

Mujeres con vestidos y medias de red. Otras con jeans y championes. Adolescentes con babuchas y tacos. Hombres preparados para bailar la milonga de su vida, como si de su look dependiera la buena ejecución de sus pasos. Algunas mujeres parecen salidas de una foto antigua. Gente que fue especialmente y otra que se sumó al pasar. Todo vale en las Milongas al Mediodía en el Teatro Solís. Lo que no puede faltar es alegría y ganas de bailar una buena milonga.

Diego Bado tiene 29 años y es la persona que está detrás de las Milongas al Mediodía, un emprendimiento cultural que está cumpliendo su tercer año y cada vez se afianza con más fuerza. Todo se armó en 2012, cuando Gerardo Grieco, en ese entonces director del Solís (hoy director del SODRE -Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica-) convocó a Diego para armar exhibiciones de tango, que finalmente resultó en lo que es hoy: “Una milonga, un espacio para gente que se junta a bailar, vos caés con zapatos de tango, championes o chancletas y bailás. En las Milongas al Mediodía se arma una milonga tradicional uruguaya y de muy buen nivel”.

Dolores: ¿Cuándo empezó tu amor por el tango?

Diego Bado: Soy tanguero, milonguero. Me empezó a gustar cuando tenía 21 años. Arranqué bailando tango y después empecé a meterme en el mundo de la milonga. Sin darme cuenta empecé con la gestión y la producción cultural, estudié Tecnicatura en Gestión Cultural en el Claeh. Y de un día para otro, sin darme cuenta, estaba trabajando en producción de tango. Siempre orienté todo para el lado del tango, porque es el ambiente del cual vengo en relación con lo artístico.

D: ¿Qué te llamó la atención?

DB: No lo sé. Siempre fui un chico extraño que buscaba cosas fuera de lo común. Cuando estaba cursando Arquitectura, que solo me queda la tesis, un día vino una compañera que iba a clase de tango y me dijo que faltaban varones. Y allí fui y me enganché. Creo que el tango no es algo que uno sale a buscar, sino que te lo encontrás de golpe, sin buscarlo. Todo el mundo dice que quiere empezar a bailar tango, pero la mayoría se queda en el intento.

D: Es curioso que te haya atrapado siendo tan joven, porque el tango siempre estuvo asociado a gente más grande…

DB: Por supuesto, pero ya no es tan así. Hoy es mucho más la gente joven que baila que la gente mayor, porque incluso hoy el tango tiene mayores exigencias de destreza, por lo menos el tango que está de moda.

D: ¿Y cuál es el que está de moda?

DB: Agarrá esto con pinzas, pero la corriente mundial de tango es mas de salón, un tango porteño que se baila en los campeonatos, sobre todo el que bailan en el Mundial de Tango de Buenos Aires, que es como la Meca, cada uno impone su estilo. Y es uno de los miles que hay…

D: ¿Y qué diferencia tiene el tango de salón con el tango clásico de siempre? 

DB: El tango es un baile popular de principios del siglo XX. Nace con los inmigrantes europeos y se aprendió de boca a boca, en la calle, y sin una técnica. Es una amalgama de distintas danzas y músicas, es un baile popular y callejero. Y en sus inicios te diría que hasta grotesco. A finales del siglo XX, poco a poco, se inventó una técnica de salón porteño, porque fueron ellos los que más en serio se lo tomaron. Así se llegó al tango de salón, con un baile más estilizado, que es más de los jóvenes que de los mayores.

DB: A ti te gusta el tango de salón…

DB: Sí, ese es el que me gusta, con el abrazo cerrado, unido al piso, que no tiene esos giros y revoleos, esa mujer que se levanta y las caras de tango exagerado. Para mí eso es una porquería y una mentira, el bailarín con cara de tragedia y la bailarina con los labios pintados de rojo y los hombres con sombrero.

D: ¿Un buen lugar para aprender tango?

DB: ¡Qué compromiso! Te puedo pasar mis datos porque doy clases (risas). Hay buenos profesores particulares y hay buenos bailarines. Pero un buen tango es relativo porque hay muchos estilos, no es como el ballet que tiene una doctrina súper estricta, con sus reglas. En el tango todo depende de lo que busques. Hay corrientes que están vinculadas a la versión temporaria y son más elásticas, más libres. Hay otras corrientes que impulsan un tango más tradicional, más amistoso, más torpe, más “cachengueado”.

D: Si viene una persona extranjera y te pide que le recomiendes un espectáculo de tango que no sea comercial…

DB: Hay pocos espectáculos de tango en Montevideo. Y en mi humilde opinión son solo para turistas que no conocen lo que es un tango y les va a gustar. Pero lugares no comerciales no hay en Montevideo. En Uruguay somos pocos y nos conocemos, los que se dedican al buen tango se van a Buenos Aires. Lo mejor es que vaya a alguna de las milongas de Montevideo, donde se llena de gente bailando y hay mejores y peores niveles.

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“Creo que el tango no es algo que uno sale a buscar, sino que te lo encontrás de golpe”

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D: ¿Cuánta gente va a las Milongas al Mediodía?

DB: Los viernes van alrededor de 100 personas y los sábados más de 300… ¡Y es mucho! La capacidad de la Sala de Conferencias y Eventos del Solís es para 150 personas, por eso es que a determinada hora bajamos y seguimos la milonga afuera (risas). Desde que empezamos aumentó mucho la cantidad de gente. La promoción fue muy poca, mucho de boca a boca. Hay muchos milongueros en Montevideo y siempre están buscando lugares y milongas nuevas, bailar es su terapia. Todos mis amigos están por ahí (risas).

D: ¿A qué lugares de Montevideo se puede ir a bailar milongas?

 DB: Hay un montón de lugares y están como escondidos. Los jueves tenés Milonga La 2×3. También hay otro lugar que se llama La Mordida Club de Tango, que es más under y que por lo general la música es en vivo. Lo de Margot es otro espacio.

D: ¿Por qué están escondidos?

DB: Porque somos pocos en Montevideo y no a todos les gusta el tango, no hay mercado. No hay estrategia a nivel de Estado para promocionar el tango, como sí la hay en Buenos Aires. En mi opinión, quedamos a mitad de camino, no nos hemos tomado en serio el tango. El turismo va a Buenos Aires a ver el tango, y no aquí.

D: ¿Por qué te parece que el Estado no apoya al tango como emprendimiento cultural?

DB: Deberías preguntárselo a ellos. En Buenos Aires deja mucho dinero el tango, está de moda en todas partes del mundo, y es una lástima que en Uruguay no esté tan de moda. En el resto del mundo hay una fiebre del tango, está repleto de festivales. Y acá siempre somos los mismos, cuando fue en el Río de la Plata donde nació el tango.

D: ¿Bailás mucho?

DB: Cuatro veces a la semana. Estoy en pareja y ella también baila. Uno se fanatiza y la vida social es ahí. Los viernes se ve más turistas, y los sábados es cuando se ve más gente local.

D: Buena bibliografía de tango… 

DB: Hay una colección que se llama La Historia del Tango, del argentino Juan Carlos Martini Real, Ediciones Corregidor, que es muy buena. También hay un libro titulado La Historia del Baile–de la Milonga a la Disco, del argentino Sergio Pujol, editorial Gourmet Musical. De autores uruguayos tenemos La Orilla Oriental del Tango-historia del tango uruguayo, de Juan Carlos Legido, Ediciones de la Plaza.

D: ¿Cuál fue la época de oro del tango?

DB: La década del ’40, cuando surgieron muchas orquestas y bailarines. El 90 por ciento de la música de tango que se escucha tanto en Uruguay como en el mundo te diría que en su gran mayoría pertenece a los artistas de la década del ’40, que fue la época de las grandes orquestas. Por lo general, a los que bailamos el tango, nos gustan las orquestas más viejas, son las más bailables.

D: Algo más que me quieras decir…

DB: Comunicar que hay mucha gente joven que baila la milonga. El promedio de edad es de 30 años y también tenemos de 16 que están fanatizados. Es muy lindo darse cuenta que el tango junta gente de todas las edades, de todas las orientaciones políticas y sociales, de todas las religiones. Es una mezcla de gente totalmente diferente, el tango no segrega a nadie. Es increíble…

 

FECHAS Milongas al Mediodía 2014:

Setiembre
Viernes 5 y sábado 6
Viernes 12 y sábado 13
Viernes 26 y sábado 27

Aclaración: Los viernes y sábados de 13 a 14 hs., en la Sala de Conferencias y Eventos del Teatro Solís. Los sábados, después de las 14 hs., la milonga continúa en la explanada del Teatro.

 

Contacto:
Diego Bado
Cel.: 099 317 389
Mail: diegobado.gu@gmail.com
www.acanohaytango.blogspot.com

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Productor Diego Bado

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Diego Bado bailando una milonga en la Sala de Conferencias y Eventos del Teatro Solís

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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