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“Sin trabajo en equipo no hubiéramos logrado sacar adelante esta obra”

Por amor al arte
“Sin trabajo en equipo no hubiéramos logrado sacar adelante esta obra”

Juan Martínez interpretó el papel de Eric en la obra El Fantasma de la Opera durante seis funciones en el British Schools

septiembre 22, 2014

 

La actuación de Juan Martínez caló en lo más profundo de mi alma. Y en el alma de los seis mil espectadores que tuvieron la bendición de verlo en escena. Su drama para encarnar a Eric, el personaje principal de El Fantasma de la Opera, fue desgarrador. Y no es una cuestión solo de querer, sino de poder. Es que Juan tiene una sensibilidad artística nada común en adolescentes de su edad. Agustín Maggi, director general del musical, me comentó: “Juan nació con el drama adentro, lo lleva en la sangre.” Su voz, su expresión corporal, su manejo en el escenario y su manera tan propia de interpretar a un personaje tan paradojal como es el papel del fantasma, dejará una huella imborrable en la historia de las obras musicales del British Schools.

El Fantasma de la Opera fue la obra elegida para el 2014 por el British, colegio que ya tiene 16 años de experiencia en montar espectáculos musicales de gran envergadura. Vi esta obra en Nueva York hace 20 años, y la representación artística que logró el director Agustín Maggi y todo su equipo no tiene nada que envidiar a la de Broadway. Un orgullo que una obra de tal prestigio y magnitud pueda disfrutarse en nuestro país, aunque me hubiera gustado que más uruguayos pudieran acceder a ella. ¡Chapeau al British Schools!

Entrevisté a Juan Martínez en su casa. Cuando lo ví con la corbata de colegio caí en la cuenta que es un liceal de 16 años, cursando tercer año de secundaria. Ni más ni menos. No solo no es un actor consagrado, sino ni siquiera un actor. Cada vez me convenzo más de que Juan, que parece un adolescente como tantos otros, nació con un don. El don de la interpretación y el canto…

 

 

Dolores: ¿Cómo se dio todo?

Juan Martínez: El año pasado, en octubre, se empezó a comentar en el colegio que en 2014 se iba a hacer una de las obras más grandes hasta ahora: El Fantasma de la Opera. No me la quería perder. Ahí fue que empecé a practicar las canciones en casa sin saber cuándo audicionaban. A los que queríamos presentarnos en la audición nos entrenaron con unas clases de coaching, eramos unos 120 varones aproximadamente. Fui a cuatro clases particulares de canto y me presenté. Quedamos 30 preseleccionados. En la segunda etapa tuvimos que cantar más canciones y algunas a dúo con alguna mujer: quedamos 15. La etapa final fue salado, porque teníamos que cantar casi todas las canciones enteras y ya te iban probando con el personaje que podías llegar a interpretar. Finalmente quedamos 13 varones en el elenco, entre los cuales yo había quedado para representar a uno de los fantasmas de los dos elencos.

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“Ahí estaba el desafío: no copiar a nadie y crear tu propio personaje desde lo que vos pensás e interpretás”

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D: ¿Qué sentiste cuando te enteraste de que ibas a interpretar al personaje principal? 

JM: No lo podía creer, fue una felicidad y un orgullo impresionante. Empecé a llamar a todo el mundo, y a su vez todo el mundo me empezó a llamar a mi (risas). Fue en los primeros días de diciembre.

D: ¿Sabías que ibas a quedar?

JM: Sabía que de algún personaje iba a quedar. Me tenía fe cantando, pero mi miedo era cómo iba a hacer para cantar y actuar al mismo tiempo, coordinar todo. Durante la primaria estuve en el coro, siempre me gustó cantar; después me fui porque quedaron solo mujeres (risas).

D: Pero finalmente pudiste hacer todo…¡y cómo! 

JM: La actuación te va saliendo a medida que va pasando el tiempo. En el canto logramos tanta conexión con Nicola (Consi, su compañera de elenco), que se nos hacía fácil. Mirando videos del Phantom te parecía imposible actuar así.

D: Tuviste gran apoyo familiar.

JM: Sí, de toda mi familia. Mi padre en cuanto se enteró fue el primero en llamarme para que empezara a tomar clase de canto, y lo veías re copado.

D: Contame sobre los ensayos.

JM: Tuvimos ensayos todo el año, los lunes y los miércoles. Como había dos elencos, uno de ellos hacía una escena, te la marcaban, y cuando le tocaba el turno al otro ya le resultaba más fácil. Hasta un mes antes del estreno ensayamos en el auditorio, que es la mitad de chico que el gimnasio, porque primero teníamos que lograrlo en el auditorio para finalmente llevarlo al gimnasio que es más grande.

D: ¿El coaching siempre fue grupal o trabajaba cada uno su personaje en forma independiente?

JM: Te iban diciendo todo a medida en que se iban dando las escenas. En los ensayos te ayudan en el movimiento y en el canto. Yo creo que si mi tía Kiki (que estudió actuación durante unos años) no me hubiera ayudado a trabajar el personaje, hubiera sido más difícil. Ella leyó mucho la historia del fantasma y me ayudó a interpretar el personaje, escena por escena íbamos analizando lo que trataba de transmitir.

D: Presentaron 12 funciones en total, seis cada elenco…

JM: Sí, día por medio. Entre una semana y otra habían dos días de descanso. Fue re cansador, tampoco podíamos hacer más porque no somos profesionales y quedás agotado.

D: Lograste sentirte en la piel del fantasma.

JM: Sí, me re conecté con el personaje.

D: ¿Lloraste de verdad en la escena final?

JM: Sí. No fue un esfuerzo llorar. La historia es triste y la música también ayudaba.

D: ¿Quedabas angustiado después?

JM: A veces sí. Me pasaba que al final de la obra venía mucha gente a hablarme pero cuando llegaba a mi cuarto era como que me venía bajón, era rarísimo.

D: ¿Cómo creés que hacen chicos entre 16 y 18 años para lograr actuar como profesionales?

JM: Todo va acompañado de la educación que nos da el colegio y el nivel de inglés. Maggi, el director general, se la re juega. El compromiso es fundamental.

D: Me contabas que querés estudiar Ingeniería. ¿También te ves con una carrera artística?

JM: La verdad es que después de todo lo que la gente te dice de la actuación me gustaría seguir en esto, pero no es fácil porque a mi me gustaría triunfar, no quedarme en el medio. No me veo actuando sin cantar, me gusta más cantar que actuar. Ahora, si ves la escena final del fantasma te das cuenta que si solo supieras cantar pero no actuar, no transmitirías lo mismo. Me veo más en personajes dramáticos, como que transmito más.

D: ¿Sos consciente de tu talento?

JM: Sí, pero igual nunca me imaginé lograr esto. Cuando quiero algo no me rindo, sino que llego a lo máximo para lograrlo. Soy impaciente y me juega en contra, porque esto lleva años. Ramin Karimloo (actor y cantante canadiense), su primer fantasma lo hizo a los 30 años; en su cumple número 29 dijo que si no llegaba a tener un papel en Londres antes de cumplir los 30, iba a ser policía. ¡Te das cuenta que yo a los 16 años ya tuve esa oportunidad! A veces pienso por qué la gente no puede trabajar en algo que realmente le guste…

D: ¿Cuál era tu mayor desafío al interpretar al personaje del fantasma?

JM: Tomé un consejo que me dio Ramin Karimloo, me dijo que me olvide de la letra de la canción, que cuente la historia de mi corazón y que no copie a nadie. Y me parece que ahí estaba el desafío: no copiar a nadie y crear tu propio personaje desde lo que vos pensás e interpretás. Está en uno querer seguir aprendiendo más o no. Yo no me quedaba solo con lo que aprendía en el ensayo, siempre trataba de ir por más.

D: ¿Qué te sensibiliza del arte?

JM: La música. Me guío por la música que me llega, y no la que escucha todo el mundo. Me gustan más las artistas mujeres como Whitney Houston, Celine Dion, sobre todo las canciones tristes. El rock me encanta, pero no me llega tanto.

D: ¿Qué hacés en tus ratos libres?

JM: Cuando no hay nadie en casa pongo un karaoke y canto. Soy barítono atenorado, una fonoaudióloga de Buenos Aires a la que estuve yendo me comentó que soy un registro en extinción. Millones de personas pueden cantar bien, pero para mi la diferencia está en el carisma de la persona, si logra transmitir algo.

D: ¿Qué te dejó el Fantasma?

JM: Fue el mejor momento de mi vida. Ver tanta gente que no conocés que te felicita te impulsa a seguir haciéndolo cada vez mejor. A partir del papel en el Fantasma empecé a estudiar canto. Ahora estoy tomando clases una vez por semana con un profesor que se llama Javier Soares. Aprendí a cantar de cero.

Además, yo era muy individualista y aprendí a trabajar en equipo. Me di cuenta que sin trabajo en equipo no hubiéramos logrado sacar adelante esta obra. Al principio me costó integrarme, yo era de los más chicos dentro de los elencos. Ahora me llevo re bien con todos y eso me deja mucho. Lo mejor de todo, el grupo humano que se formó.

Contacto:
Juan Martínez
Mail: juantati9@hotmail.com
Cel.: 095 328909

Juan Martínez Pott

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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