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“Yo veía la muerte desde un lugar que no me hacía bien”

Cuerpo & Alma
“Yo veía la muerte desde un lugar que no me hacía bien”

Cristina Bernadá, tanatóloga, nos cuenta cómo ayuda a transitar los últimos días de una persona

marzo 19, 2015
Cristina Bernadá

Cristina Bernadá

 

Por Dolores de Arteaga

Hace poco tiempo que Cristina Bernadá es tanatóloga. En palabras de ella, “la tanatóloga es la persona que acompaña al enfermo y a la familia en el proceso de morir o de la enfermedad.” Cristina estudió Tanatología en el Centro Gestáltico de Montevideo (CGM), con los terapeutas y tanatólogos Gustavo Schinca y Natascha Spangenberg: “Hace menos de diez años se empezaron a dar cursos sobre Tanatología en Uruguay. La trajo la esposa de un diplomático mejicano; ella impartió varios cursos en el CGM y formó a varios terapeutas que son los que hoy continúan impartiendo el curso. Yo lo tomé entre 2013 y 2014”. Este año Cristina, a raíz de la enfermedad del papá de una amiga, empezó a trabajar con su primer paciente y su familia: “Fue mi primera experiencia, estoy empezando un proceso.”

Me cuenta Cristina que está creando un centro: Partir Mejor, cuyo objetivo es que todos los tanatólogos puedan trabajar juntos. Son experiencias fuertes donde se necesita del apoyo de los demás compañeros formados en la temática. Compartir. Apoyar y sentirse apoyados. De esta manera, poder acompañar a las personas que se están yendo de este mundo de la mejor manera posible.

 

 

Dolores: ¿Cómo definirías la Tanatología?

Cristina Bernadá: Logia es “el estudio de…” y “Tanato” significa “muerte”. Es el estudio relacionado con la muerte. La impulsora de la Tanatología fue Elizabeth Kübler-Ross (1926-2004), psiquiatra y escritora suiza, quien empezó a interesarse en los enfermos moribundos en el hospital donde ella trabajaba. Su sentimiento fue humanizar la muerte.

D: ¿Qué te llevó a estudiar Tanatología?

CB: Varias cosas. Primero, que desde chica tengo una conexión con la tercera edad. Y segundo, sabía que quería dar una parte de mi tiempo para ayudar. Cuando era adolescente iba mucho a ver a una tía a un hogar de ancianos en el Prado, yo adolescente me tomaba un ómnibus para ir a ver a mi tía y pasaba un rato en la tarde con ella, después volvía a mi casa y me sentía súper bien. Más adelante, ya adulta, a un vecino mayor lo tuvieron que poner en una casa de salud y empecé a visitarlo, de paso escuchaba a otros “abuelos” y tuve charlas profundas de la nada… Me hacía muy bien. Cuando a un vecino cercano le diagnosticaron cáncer de colon me puse muy mal cuando supe que no había vuelta. Ahí, una de mis hermanas que es psicóloga y también tanatóloga, me aconsejó leer La Rueda de la Vida (Elizabeth Kübler-Ross), porque decía que yo veía la muerte desde un lugar que no me hacía bien. Recomiendo ese material de lectura, para mi fue un antes y un después. Tanto es así, que mi vecino falleció en su casa y fue acompañado por un montón de vecinos de nuestra chacra comunitaria, entre cantos y mucho amor.

D: ¿Qué aporta un tanatólogo?

CB: Poder liberar todos los miedos, de qué manera te podés ir más liviano. Sentirse más acompañado y querido, ver una esperanza.

D: Contame cómo fue tu primera experiencia como tanatóloga…

CB: Se llamaba José. Siento que lo ayudé. Fue un proceso bastante rápido, él había tenido muchos infartos cerebrales y estaba muy entumecido. Cuando lo conocí ya no hablaba, solo lloraba o hacía sonidos. Había días en que prácticamente no hacía nada, tal vez abría una rendija del ojo para comprobar que era yo quien estaba con él y enseguida los cerraba. En vez de hablarle, yo le cantaba. Un día, de la nada, yo me estaba por ir y él hizo un ruido bastante fuerte como diciendo “Estoy acá y te estoy escuchando, quedate un ratito mas”; para mí fue muy emocionante, le agradecí y le dije todo lo que me hacía sentir y el esfuerzo que había hecho él para demostrarlo. Puedo decir que fue una experiencia muy positiva.”

D: ¿Los tanatólogos se manejan con horarios, o es cuando el paciente puede?

CB: Yo lo que hacía era ir una vez por semana, y si no estaba con José estaba en contacto con su familia.

D: ¿Cobrás o es un trabajo honorario?

CB: Este primer trabajo lo hice como pasantía, pero siento que los próximos trabajos los voy a cobrar. Lo que le doy va a ser muy bueno para la otra persona y también para mí.

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“Yo creo en el amor y quiero acompañar a las personas cuando pasan a ese umbral desconocido”

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D: ¿Y cómo hacés con las personas religiosas?

CB: El enfoque religioso depende del paciente y de la familia, tú podes acompañar desde tus creencias respetando las creencias del paciente. Yo creo en el amor y quiero acompañar a las personas cuando pasan a ese umbral desconocido.

D: ¿Qué es para vos morir?

CB: Es un momento espiritual. Dejar el cuerpo, dejar esta forma de vida. Para mí hay vida después de la muerte, el alma es pura y en esencia vamos a seguir siendo el alma.

D: ¿Trabajarías con niños?

CB: Lo pensaría más, a mi me gusta más la persona en la tercera edad, adulto, o adulto mayor. Para trabajar con niños se necesita más formación, es más delicado.

D: Como tanatóloga, ¿cuál es el paso a seguir?

CB: Mi idea es seguir formándome. Tengo la intención de viajar a México y ver si puedo hacer un posgrado en Tanatología.

D: ¿Te sentís fuerte para esta tarea?

CB: Sí, me siento fuerte en este rol. El acompañar el proceso de duelo o de pérdida te hace trabajar con la vida de las personas. Muchas son las reacciones de la gente cuando les explicás tu labor, pero muchas te agradecen con el corazón. En la sociedad en la que vivimos hablar de la muerte aún es un tabú, pero si hablamos de la vida hablamos de la muerte. Así como cualquier semilla que germina y crece, un día vuelve al origen .

Para terminar me gustaría citar un párrafo del libro Conversando con el Gran Espíritu (Alejandro Spangenberg): «La Muerte no es el opuesto a la Vida. La Muerte es el opuesto al nacimiento. La vida no es el espacio entre el nacimiento y la muerte. La vida es el espacio donde el nacimiento y la muerte aparecen, donde ambos ocurren. La vida es el continuum de conciencia, el escenario eterno donde el nacimiento y la muerte suceden.»

 

Contacto:
Cristina Bernadá
Cel. 099 869 787
Mail crichiem@hotmail.com

 

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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