“Venimos de una cultura muy desconectada, disociada, por eso las grandes enfermedades que tenemos”
Cuerpo & Alma
Entrevista a Ruth Odini, psicóloga jungiana formada en el método Sandplay o Caja de Arena, muy poco conocido en el Uruguay
Pasó mucha agua bajo el puente antes que Ruth Odini decidiera estudiar Psicología. De adolescente se la pasaba leyendo libros de filosofía bajo el sol. Ya bachiller quiso ser presidenta del Uruguay. Probó con Economía y Comunicaciones, pero no era eso lo que estaba buscando. Trabajó en un quiosco y fue dueña de una papelería.
Su momento llegó a los 26 años, con el nacimiento de su primer y único hijo. Fue ahí cuando empezó y terminó “como pelotazo”, según sus palabras, la carrera de Psicología en la Universidad Católica. Enseguida hizo una Maestría en Jung.
Su nombre es Ruth Odini, psicóloga jungiana, terapeuta en Sandplay en formación avanzada, profesora de Antropología Filosófica, pintora y profesora de yoga.
Dolores: ¿Qué es el Método Sandplay o Caja de Arena?
Ruth Odini: Es una forma de psicoterapia que se utiliza con niños y con adultos con el objetivo de hallar la curación a través de su conexión con el inconsciente.
Los materiales que se utilizan son un sandplay o caja de arena de determinadas medidas y de color celeste por dentro, y un set de figuras temáticas, preferentemente de plástico: humanas, animales, objetos, y más.
Este método surgió en Suiza con la Dra. Dora Kalff, que era una terapeuta jungiana. Jung solía salir de su casa en el lago Zurich, Suiza, y cuando jugaba con la arena conectaba con su mundo interior. Uno tiene que pensar que la arena tiene milenios en la tierra: fue de las rocas que salió la arena, y al parecer cuando tocamos la arena nos conectamos con algo muy interno y muy rico. Las imágenes lo que hacen es conectarnos con cosas que las palabras no nos conectan.
D: ¿Cómo es la reacción del paciente y del terapeuta ante el sandplay?
RO: Cuando el paciente se sienta frente al sandplay, elige arena húmeda o arena seca y entra en contacto con todo su cuerpo, la relación es muy inconsciente, y cuando empieza a moverse con la arena vos lo seguís y te das cuenta lo que está pasando.Yo por lo general me siento allí y trato de no hablar ni interrumpir nada. El paciente empieza a conectar con su aspecto más inconsciente. Las manos, al igual que todo nuestro cuerpo, tienen registro de todo lo que hemos vivido, un registro que no es de nuestro intelecto sino más inconsciente, como que el cuerpo habla. El mundo del inconsciente es realmente fascinante.
Cuando el paciente termina de hacer el sandplay circunvalamos la caja, la vemos por los cuatro lugares diferentes y luego le sacamos fotos. La primera foto es desde el lugar donde la hizo, después le sacamos fotos desde diferentes ángulos. Eso lo guardamos en una carpeta del paciente. Ahí hay proceso, se puede ver cuando comenzó y cómo se ve en el momento actual.
D: ¿Trabajás sólo con adultos, no?
RO: Sí, sólo con adultos. Pero hay colegas que trabajan esta técnica con niños.
D: ¿A tus pacientes, por el hecho de ser adultos, les cuesta soltarse con el Sandplay?
RO: En realidad cuando el paciente va a la arena, ya está. A los adultos les puede costar más que a los niños y a los adolescentes, pero cuando vienen es porque ya saben lo que están buscando. Yo uso figuras de lo más variadas: vírgenes, budas, imágenes que dan la pauta que no vienen a algo rígido, y eso los ayuda. Mis pacientes siempre me traen figuras de los viajes.
D: ¿Con todos tus pacientes usás este método?
RO: No. Hay pacientes con los que no lo uso, pacientes con los que a veces lo uso y otras no, y pacientes con los que lo uso siempre. Aunque confío en la técnica del Sandplay o Caja de Arena y le tengo una fe bárbara, no es la única técnica de la terapia. Los sueños, los símbolos (que no siempre se manifiestan con la caja de arena), son parte de la terapia. Por lo general es el paciente el que dice que quiere usar el sandplay.
D: ¿Pros y contras del Sandplay?
RO: Entre los pros, que conecta con un lugar muy profundo de tu alma. Después, que la caja de arena le habla al terapeuta, por ejemplo: “Viene por acá, esto está complicado”. Contras no tiene; lo que sí tenés que tener ciertas capacidades para ir a la caja de arena. Me ha pasado que cuando la persona no está preparada, no quiere ir a su inconsciente, entonces ahí hay que tener mucho cuidado; a veces salen imágenes que el paciente no está preparado para ver porque son sombrías, oscuras.
D: ¿Hay gente que te llama especialmente por este método?
RO: Por lo general los que me llaman porque uso el Sandplay son gente que estudia Psicología.
D: ¿En Uruguay hay formación en Sandplay?
RO: No. La especialización se puede hacer en Brasil o en Suiza. En nuestro país sólo hay 11 especializados en total, de los cuales sólo cinco trabajan con niños, y los otros seis trabajan con adultos.
Nosotros somos los primeros y los que prepararemos a la gente en Uruguay. Para formarnos traíamos profesores de Brasil: nos reuníamos una vez por semana, estudiábamos, y todos los meses venían los profesores. Venimos de tres años y medio de formación; terminamos lo que son todos los seminarios, todas las formaciones, y ahora estamos camino al Symbol Paper. Ahí recién nos estaríamos recibiendo de terapeutas en Sandplay.
D: ¿Tenés noción cuántos especializados en Sandplay hay en el mundo?
RO: No lo sé, creo que en Brasil es donde hay más. En Uruguay hay una maestría en Psicología Analítica, pero la especialización en Sandplay requiere una formación aparte, es un proceso y además es cara porque hay que traer gente del exterior.
D: Finalizando la entrevista, ¿ qué me dirías?
RO: ¡Decirte que es tan necesario que conectemos con nuestra alma! El mundo nos está pidiendo que tengamos este cambio. Ya lo dijo Einstein: “Somos todo energía”; entonces si tu estás bien, va a estar bien todo tu entorno.
Venimos de una cultura muy desconectada, disociada, por eso las grandes enfermedades que tenemos. Vemos cosas en nuestra sociedad que son patéticas. Las patologías también cambiaron, antes estaba la histeria, la fobia, el conflicto; hoy las patologías son totalmente psicóticas, la gente es narcisista, no mira al otro…Lo psicopático convive con nosotros. Dejamos de ser una comunidad, hoy somos individuos cada uno en su vida. Necesitamos unos de otros, los seres humanos somos de las especies más dependientes. Conocernos, saber cuáles son nuestras fortalezas y nuestros lados flacos, es un compromiso.
Y…Los pacientes conectan mucho con esta terapia, les gusta venir, se mueven, y si un día tienen ganas de bailar, bailan. Esto es libre, pero siempre teniendo claro hacia dónde vamos, dónde estamos. Amo lo que hago y me gusta que la gente que viene se sienta bien y me esmero para eso…
Contacto:
Ruth Odini
094 369 296
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Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
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