El seductor arte de iluminar con alambre
Deco & Diseño
Entrevista a Livia Fontana, quien desde hace cuatro años se dedica a la iluminación en alambre
Las lámparas de alambre de Livia Fontana son verdaderas obras de arte, sin lugar a dudas. Muchas casas de techos altos, casas de campo y jardines de amigos, tienen la suerte de contar con sus creaciones. Casada con un argentino y madre de Camila, de seis meses, desde hace cinco años vive en nuestro país vecino. “Mi papa es italiano y mi mamá argentina. Si bien con mi familia siempre vivimos en Roma, nos la pasábamos yendo y viniendo a Argentina, ya que toda la familia de mi mamá está radicada en ese país. A mi marido lo conocí en unas de mis venidas…”
Siempre le gustó el dibujo y el diseño, de hecho estudió Diseño Industrial y de Interiores en Roma. “Después de recibirme trabajé en un estudio de arquitectos y también en una fábrica de muebles, hasta que decidí radicarme en Buenos Aires, Argentina. Fue una muy buena experiencia, estaba en contacto con los obreros y tenía que estar en todo.”, cuenta.
La idea de dedicarse al diseño en Argentina la tentaba mucho. Quería hacer algo nuevo y que tuviera que ver con la iluminación, un aspecto de la decoración que le resulta muy interesante. Fiel seguidora de las creaciones del diseñador suizo Ingo Maurer y la artista francesa Marie Christophe, esa admiración la llevó a tomarlos como referencia a la hora de empezar con su nuevo emprendimiento: Made in Livia. En su departamento porteño, refugiada en un pequeño y cálido taller que armó en un cuarto, desde hace cuatro años Livia imagina y concibe cada una de las lámparas de alambre.
“¡El primer intento fue horrible! Pero no me desanimé y continué… El segundo intento fue un poco mejor. Hasta el día de hoy tengo colgada en mi departamento de techos altos esa araña grande, toda torcida (risas).”
Livia define sus obras como una versión irónica de algo clásico como son las arañas. “Es una versión divertida y creativa de las clásicas arañas de techo.”, agrega.
Alambres de fardo negro, alambres de latón dorado, alambres plateados; chapas y caireles, en lo posible de Mercados de Pulgas, son los materiales que utiliza para sus obras. “Los caireles y todo lo que es vidrio me gusta mucho; me parece un material muy copado para usar en las arañas. Algo que no usé hasta ahora, pero que sería bueno, son los caireles hechos en cerámica.”
Pocos días o hasta un mes es lo que le lleva la “construcción” de cada lámpara. “Lo mínimo son tres o cuatro días y lo máximo un mes. Cuando hago una lámpara que nunca hice antes tengo que experimentar, probar, por eso demoro más. La lámpara Mayo tardé un mes en hacerla… Y ese modelo no lo hice más. ¡Fue un laburo! Está en una casa en Av. De Mayo, con techos de cinco metros de altura. Una vez tuve que hacer una lámpara para una casa de playa, un pedido especial, y me llevó más de un mes; aunque me dio mucho trabajo lo terminé disfrutando mucho, porque era todo nuevo.”, cuenta.
¨Lo único que tercerizo es la electrificación; todo lo demás depende exclusivamente de mi.” Al ser un trabajo totalmente artesanal y sin ayuda, comenzó a no dar abasto con la cantidad de pedidos, lo cual la llevó a cambiar la estrategia de venta: una vez terminada cada una de sus creaciones proyecta publicarlas en Facebook…Una propuesta más que tentadora, algo así como una especie de remate.
Los nombres de las arañas y lámparas son de lo más variados: Mayo; Medusa; Venezia; Calabaza; Gota; Tondo; China; Isabel; Piccolo y Pomodoro. Los precios van desde 300 dólares en adelante. “La más pedida hasta ahora fue la lámpara Gota. Es simple y tiene pocos caireles.”
En un futuro no muy lejano se ve dedicándose no sólo a hacer arañas y lámparas, sino también a la “escultoría” en iluminación. “Me divierte la idea de experimentar algo más con lo moderno…Uno siempre tiene tiempo de volver atrás.”
Contacto:
Livia Fontana
www.madeinlivia.com
¿Qué opinás?
Acerca del autor
Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!
Ver todas las entradas de lacitadina.